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Viernes, 17 Mayo 2024
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Los cristianos estamos acostumbrados a identificar a los doce apóstoles de Jesús, pues los Evangelios de Mateo, Marcos y Lucas así nos presentan a este pequeño grupo de varones (Mc 3,13-19; Mt 10,1-4 y Lc 6,12-16). La palabra griega “apostolos” significa “enviado”. Los judíos acostumbraban decir que el enviado de un hombre es como si fuera él mismo. Por eso el apóstol o enviado tiene especialmente la función de hacer presente a quien lo envía.

En estos tres Evangelios mencionados, reciben el nombre de apóstoles los discípulos más cercanos de Jesús, a quienes él envió como mensajeros de la Buena Noticia. Pero resulta que en el Evangelio de San Juan esta distinción no aparece, tampoco su elección y envío correspondiente. Más bien, cuando se habla de algunos de ellos y no de todos, a San Juan le interesa presentarlos como discípulos, palabra que significa “el que aprende”. De forma que esta denominación en Juan, aparece en singular 16 veces y en plural 63 veces. Hay una elevada presencia de discípulos, pero de los doce apóstoles se dice muy poco.

Ejemplos. En Jn 9,28 se presenta al discípulo de forma irónica, al hablar del ciego de nacimiento. En Jn 18,15-16 se menciona por tres veces, a un discípulo anónimo de Jesús. En Jn 19,36 se dice de José de Arimatea que es discípulo de Jesús.  Finalmente, en Jn 19,26-27; 20,3.4.8; 21,7.20.23-24 se dice por once veces, del enigmático y protagónico discípulo amado del Señor, al que hemos identificado, de manera insegura, con el apóstol San Juan.

En plural (discípulos), el término aparece mejor representado en San Juan. En Jn 1,35.37 aparecen dos discípulos de Juan el Bautista. En Jn 3,25 también. En Jn 9,28 se refiere a los judíos como seguidores de Moisés y en Jn 6, 60.61.66; 8,31 se refiere a los seguidores de Jesús en sentido amplio. Y finalmente, en 55 ocasiones, se refiere al grupo de los seguidores de Jesús, especialmente cuando se refiere a los Doce que aparecen en Juan cuatro veces solamente, tres de ellas en el llamado “discurso eucarístico” del Pan de vida y en una de las manifestaciones de Jesús resucitado:

 

  • Jn 6,67: Jesús preguntó entonces a los Doce: “¿También ustedes quieren irse?”.
  • Jn 6,70-71: “Jesús continuó: ¿No soy yo, acaso, el que los eligió a ustedes, los Doce? Sin embargo, uno de ustedes es un demonio”. Jesús hablaba de Judas, hijo de Simón Iscariote, que era uno de los Doce, el que lo iba a entregar.
  • Jn 20,24: Tomás, uno de los Doce, de sobrenombre el Mellizo, no estaba con ellos cuando llegó Jesús.

 

En Juan, por consiguiente, tiene más relevancia el término discípulos tiene más importancia cuando se trata del grupo de estos seguidores cercanos que son los doce apóstoles, equiparándose con ellos. Hemos de reconocer, sin embargo, que no está del todo claro en este Evangelio, si se trata de los Doce o de los discípulos en general o probablemente de discípulos ideales. La abundancia de textos que tratan de ellos, intenta explicar lo que significa ser discípulos de Jesús, así como el discípulo amado y lo que él representa como discípulo ideal.

De forma que en el evangelio de San Juan los discípulos se identifican prácticamente con los creyentes. La distinción que hacen los Sinópticos (Mateo, Marcos y Lucas), entre diversos grupos de seguidores de Jesús (los Doce, otros discípulos, la gente) no es tan clara en Juan. El grupo de los Doce sólo aparece en un pasaje a lo largo de todo el evangelio (Jn 6,70-71), y no es representativo de la visión joánica del discipulado. El discípulo ideal no es Pedro, sino el Discípulo Amado, que es presentado como modelo de fe en Jesús (Jn 20,3-9.20-21).

“Monseñor: hace algún tiempo que me ha surgido un cierto interés por las Almas del Purgatorio. ¿Nos puede hablar de ellas? Se lo agradezco mucho.”

 Katherine J.M. - Aurora de Heredia.

 

Estimada Katherine, entre 1545 y 1565 tuvo lugar un Concilio ecuménico muy importante, el de Trento (Italia), en que se trataron prácticamente todos los grandes temas de nuestra fe cristiana. En su sesión 25, entre el 3 y el 4 de diciembre 1563, se trató del Purgatorio, llegando a formular el siguiente texto: “La Iglesia Católica instruida por el Espíritu Santo, habiendo enseñado en los santos Concilios y recientemente en este sínodo ecuménico (Concilio), conforme a las Sagradas Escrituras y a la antigua tradición de los Padres, que existe un Purgatorio, y que las almas retenidas en él son ayudadas por los sufragios de los fieles, en especial por el sacrificio propiciatorio del altar( la S. Eucaristía). El Santo Concilio manda a los Obispos que procuren diligentemente que la sana doctrina sobre el Purgatorio, transmitida por los santos Padres y sagrados Concilios, sea creída por los fieles cristianos, mantenida, enseñada y predicada en todas partes”.

Se trata de dos propuestas expositivas: la primera, en torno a la historia de la Diócesis de Alajuela; la segunda, una muestra de arte sacro del escultor e imaginero alajuelense Manuel “Lico” Rodríguez Cruz. 

 

El 16 de febrero de 1921, con la creación de la Provincia Eclesiástica de Costa Rica, el Papa Benedicto XV erigió como tal a la Diócesis de Alajuela, la Arquidiócesis de San José y el Vicariato Apostólico de Limón.

Por eso, dentro del marco del Año Jubilar decretado por los obispos, estamos a las puertas de la gran celebración del Centenario de existencia de estas Iglesias particulares.

En el caso de la Diócesis de Alajuela, dichas celebraciones comenzarán con la apertura de dos exposiciones conmemorativas en el Museo Histórico Cultural Juan Santamaría (MHCJS), a partir del próximo 19 de enero y hasta el 14 de marzo.

La primera muestra ofrecerá una síntesis histórica de la Diócesis de Alajuela. Se mostrarán retratos de los siete obispos, entre 1921 y 2021; atuendos, reliquias y otros elementos de interés.  

La segunda exposición consiste en una minuciosa selección de obras de arte religioso, elaboradas por el escultor e imaginero alajuelense, Manuel “Lico” Rodríguez Cruz (1833-1901), que han sido prestadas por los distintos templos y parroquias de la diócesis que las custodian para la veneración de los fieles.

La iniciativa es apoyada por la Comisión de Cultura y Educación (CONACE) de la Conferencia Episcopal de Costa Rica.

En la madrugada, cuando aun no ha salido el sol, en el templo se escuchan las voces de Los Madrugadores, quienes le cantan a Nuestra Señora. Se trata de padres, esposos, solteros, trabajadores, hijos, estudiantes, quienes se reúnen cada 15 días temprano en la mañana para dar gracias, orar y pasar un tiempo fraterno.

Estos grupos nacieron en Chile hace 31 años. Se trata de una corriente de vida, con iniciativa Pastoral-Laical, que surge del Movimiento Schoenstatt, por iniciativa de laicos y que no excluye a ningún hombre.

En Costa Rica comenzaron hace 13 años, actualmente hay aproximadamente 700 integrantes, divididos en 25 comunidades, según informó, Carlos Alfaro, coordinador nacional de Madrugadores Costa Rica.

De acuerdo con Alfaro, el grupo representa “una gran oportunidad para los varones que se han alejado de la Iglesia”, al tiempo que es una oportunidad para “meditar, rezar, cantar y compartir con otros”.

Los encuentros se realizan usualmente cada 15 días, inician temprano en la mañana, entre las 5:00 a.m. y las 6:00 a.m., dependiendo de cada comunidad. Al ingresar, el templo permanece en silencio, no hay iluminación y al momento se expone el Santísimo Sacramento.

 

¿Quiere ser un madrugador?

Los interesados en formar parte de Los Madrugadores pueden contactar al grupo de su parroquia, escribir al Facebook: Madrugadores Costa Rica, o comunicarse con Carlos Alfaro al 8389-9021.

 

La prisión federal de Terre Haute, en Indiana, Estados Unidos, es el último lugar donde pasan sus días los condenados a morir en ese país. En realidad, mucho más que días, pueden pasar años en medio de la incertidumbre y la soledad.

Corredor de la muerte es el nombre que se le da a la celda de los condenados a muerte, a menudo es una sección de una prisión, donde se encuentran las celdas de los individuos que esperan la ejecución.

Luego de que un individuo es encontrado culpable de un crimen y sentenciado a muerte, permanecerá en el corredor de la muerte mientras continúa cualquier procedimiento de apelación, y luego el tiempo necesario para la ejecución.

La administración Trump reactivó con fuerza estas ejecuciones desde el 14 de julio anterior, luego de una pausa de 17 años y solo tres muertes desde 1964.

De hecho, del 10 de diciembre al 15 de enero, cinco días antes de la fecha prevista para la toma de posesión de Joe Biden, hay programadas otras cinco, incluida la de Lisa Montgomery, la primera mujer ejecutada desde 1953.

Uno de los últimos ejecutados fue William LeCroy, quien murió el pasado 22 de setiembre, en la sexta de las ocho ejecuciones llevadas a cabo desde verano por el Gobierno federal. LeCroy fue condenado por la violación y el asesinato de una mujer en 2001.

Ese día, al atardecer, funcionarios de la prisión federal amarraron al prisionero a una camilla y le inyectaron una dosis mortal del fármaco pentobarbital. Testigos informan que los párpados de LeCroy se cerraron y su abdomen se agitó sin control durante varios minutos antes de que sus labios se pusieran azules y se quedara quieto. LeCroy fue declarado muerto poco después de las 9 de la noche, hora local.

 

Presencia católica

 

A pesar de lo crudo y lo inhumano de su muerte, LeCroy no estuvo solo. Las Hermanas de la Providencia de Saint-Mary-in-the-Woods, a las que pertenece Battista, llevan años atendiendo a los internos católicos de la prisión federal de Terre Haute (Indiana), incluidos los del corredor de la muerte.

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