Tenía las pastillas para abortar en la mesa, pero decidió no tomarlas, eran muchas emociones juntas, optó por tomar un baño de agua fría, abrió la ducha, justo cuando acercaba su mano al chorro para aclimatarse sintió por primera vez en su vientre una leve patadita, su bebé se estaba moviendo, y entonces lloró.

Milagro dijo sí a la vida y hoy es madre de dos niñas. Su historia puede ser la de muchas mujeres jóvenes que enfrentan un embarazo inesperado en medio de una situación difícil.

Ella fue dada en adopción a una pareja de estadounidenses, poco después de cumplir los 18 años se independizó. En algunos aspectos era muy madura para su edad, pero reconoce que desconocía muchas cosas, por ejemplo, algo tan sencillo como tomar un autobús.

Todo iba bien, estudiaba en la universidad, tenía novio y buena situación económica. Sin embargo, días después de terminar con su pareja descubrió que estaba embarazada. Era una noticia inesperada.

Sin una familia cerca, sin una red de apoyo y sin pareja, sentía que traer un hijo al mundo en ese momento no era lo mejor. ¿Cómo iba a cuidar a su bebé si tenía que trabajar? ¿Qué podía saber ella de criar a una niña pequeña? ¿Quién iba a ayudarla si necesitara algo?

Buscó en internet. Encontró dos sitios donde ofrecían ayuda a mujeres que quisieran abortar. Programó una cita en ambos para el mismo día, buscaba la alternativa más rápida y efectiva.

Primero se vio con alguien que le dio una bolsa de pastillas. Luego, llegó a lo que parecía una clínica, pero en realidad se trataba del Instituto Femenino de Salud Integral IFEMSI, un lugar dedicado, entre otras cosas, a brindar apoyo a mujeres con un embarazo inesperado.

Una colaboradora le explicó cómo es el crecimiento de un bebé desde la concepción, el procedimiento para realizar un aborto, así como las consecuencias físicas y emocionales.

Llena de alegría y ganas de vivir, Mariana Cordero Rodríguez, de tan solo 20 años, da testimonio de las bondades del rezo del Santo Rosario y la devoción al Sagrado Corazón de Jesús.

Mariana es oriunda de Paraíso de Cartago, hija de don Marco Cordero y doña Marcela Rodríguez. Es la segunda hija de este matrimonio, que tiene cinco hijos más. Ella es una artista gráfica católica que recién obtuvo su Técnico en Diseño en el Instituto Tecnológico de Costa Rica (Fundatec). Sus dones para el dibujo los heredó de sus papás, de hecho, su mamá es una artista pintando.

Aplicando sus conocimientos, Mariana creó un proyecto web llamado “Totus tuus Art”, que se ha dado a conocer a través de las redes sociales, especialmente Instagram, donde expone sus diseños inspirados en santos, advocaciones marianas y todo tipo de arte religioso de acuerdo al calendario litúrgico.

El nombre “Totus tuus” está tomado de la obra “Tratado de la verdadera Devoción a la Santísima Virgen” de San Luis María Grignon de Monfort, quien expone la fórmula entera de consagración a María: “Totus Tuus ego sum et omnia mea Tua sunt”, “Soy todo Tuyo y todo lo mío es Tuyo”. 

Mariana, de hecho, se consagró a la Virgen y asegura que la ha ayudado a encontrar su verdadera vocación: “En muchos momentos he visto la mano de Dios en mi vida, pero recientemente he sentido su mano cariñosa que me guía. Es ese padre que concede los anhelos de su pequeña, la ha guiado hasta aquí y es que verdaderamente él quien actúa inesperada y perfectamente”.

Así, antes de ingresar a la universidad, Mariana, no sabía que estudiar y tenía miedo de elegir mal su vocación. “Le dije al Señor que me ayudara a ver qué quería de mí y desde que elevé esa oración todas las puertas se empezaron a abrir. Se abrió la puerta de poder estudiar un técnico en diseño gráfico gracias a la recomendación de mi familia y confié en que era una señal del Señor, porque ese técnico llegó, no lo busqué”, dijo.

Lorena Morales es una tica oriunda de Desamparados. Ella un día decidió darle el sí a Dios a través de la misión ad gentes. Se trata de un alma noble, ansiosa de anunciar el amor de Dios a todos, pero especialmente entre los pobres y las víctimas de la violencia.