Face
Insta
Youtube
Whats
Martes, 23 Abril 2024
Suscribase aquí

De Desamparados a Sri Lanka… para compartir el amor de Dios

By Noviembre 04, 2022

Lorena Morales es una tica oriunda de Desamparados. Ella un día decidió darle el sí a Dios a través de la misión ad gentes. Se trata de un alma noble, ansiosa de anunciar el amor de Dios a todos, pero especialmente entre los pobres y las víctimas de la violencia.

Su vocación misionera la encontró en la familia comboniana. Como tal ha servido en África, el continente amado por San Daniel Comboni, en Kenia y Sudán, pero también lo ha hecho en Israel y muy pronto en un destino impensado para ella: Sri Lanka, en Asia del Sur.

Lorena ubica los orígenes de su vida misionera en el cuidado con el que recibió el don de la fe a través de su familia. Luego, su cercanía con la Iglesia le permitió madurar aquella semilla, especialmente en la Pastoral Juvenil de su parroquia, San Rafael de Desamparados.

Eventos, momentos de oración y servicio fueron configurando el llamado. “Me di cuenta que Dios me hacía un llamado especial, no sabía exactamente que llamado era, si a una vida religiosa consagrada, o una vida laical comprometida en el matrimonio hasta que entré en contacto con los misioneros combonianos que tenían una comunidad en Sagrada Familia”, relata la misionera.

Del contacto y la amistad con las religiosas comenzó un discernimiento que no fue fácil, pues se sabía que de seguir como comboniana tendría que dejar el país y su familia en algún momento. Sin embargo, rasgos de la vida de Jesús la mantenían sujeta al ideal misionero ad gentes.

“Jesús es Dios presente en la humanidad para sanar, restaurar y devolver la dignidad a las personas. Él estaba siempre en movimiento, no se aferraba a un lugar o a un grupo de personas, estaba siempre en movimiento anunciando el reino de Dios, mostrando el rostro de Dios en medio de las comunidades que encontraba y algo muy particular es que no eran solo judíos de su pueblo, era gente de otras culturas, griegos, romanos, sirios, fenicios… entonces esa apertura me inquietaba”.

Siguiendo su corazón comenzó un proceso formativo en Ecuador donde profesó sus votos en 1990. Luego fue a España y de ahí a Inglaterra a aprender inglés. Su primera misión fue Sudán en 1996, entrando por Kenia, en medio de un escenario de guerra y violencia.

“África es otro mundo. Tiene una riqueza y unos valores increíbles, la situación en Sudán no era fácil porque estábamos en zona de guerra, teníamos que ir despacio y tener cuidado, muchas veces si teníamos un programa pastoral debíamos deshacerlo porque teníamos que huir con la gente al bosque y correr hasta campos de refugiados”, recuerda.

En este país estuvo por 22 años, compartiendo con dos tribus distintas. Hoy el territorio donde sirvió se llama Sudán del Sur, pues se independizó en el 2011.

Luego fue a México para ponerse al día con sus estudios y en el 2019 fue destinada a la provincia de Medio Oriente, un bloque de países que comprende Israel, Palestina, Jordania, Emiratos Árabes y Siri Lanka. Un tiempo que Lorena describe como “un poco de descanso para prepararme a la futura misión”.

Precisamente, recién recibió la notificación de que sería enviada a Sri Lanka. De Desamparados a Siri Lanka, ¿como explicar esto?”, se cuestiona Lorena. Para ella se trata de un proceso de preparación, “una vida de fe vivida y compartida con un pueblo africano que me mostró el rostro de Dios y de Jesús de una forma diferente y sencilla, en la sonrisa de los niños, en las mamás que cuidan la vida, en los jóvenes de comunidades que a pesar de ser perseguidas, debajo de un árbol rezan, toda esta experiencia ha sido una preparación hacia lo que ahora Dios me está ofreciendo a través de la congregación”, asegura.

Desde hace 12 años las misioneras combonianas están presentes en Sri Lanka, en la Provincia Central, donde las hermanas comparten con una comunidad cristiana muy pequeña, porque ahí la mayoría son budistas o hindúes, además de la presencia musulmana.

El servicio de las religiosas aquí es en el campo de la educación, en un pueblo con una historia muy dura, que fue por muchos años esclavo de la corona británica en los campos de té. Este pueblo se llama Talawakele y al día de hoy es uno de los más marginados y pobres de Sri Lanka”, explica.

Otro aspecto importante de esta misión es el diálogo interreligioso, la justicia y la paz, pues Sri Lanka vivió muchos años en guerra: “En este momento la situación del país es crítica, económicamente está mal, se teme que hayan enfrentamientos, nosotros esperamos poder dar una colaboración de parte nuestra  con diferentes grupos de mujeres, jóvenes, líderes de comunidades no solo cristianas sino de otras religiones,  para ir creando un ambiente donde puedan convivir  los pueblos y comunidades de diferentes cultura en paz y armonía”.

Así, Sri Lanka se convierte en todo un reto para Lorena, que ha estado aprendiendo el idioma local por los últimos tres años en Jerusalén, donde se encuentra en este momento. A esta ciudad llegan muchos migrantes tamil, con quienes la misionera interactúa “para ir entrenando el oído”.

“Me siento realizada, en paz, serena y feliz de lo que Dios me ha regalado en todo este tiempo de la vida compartida con los hermanos más pobres, todo eso me ha dado una alegría enorme que me llena como persona, mujer de fe y discípula de Jesús, me da fuerza. He tenido momentos difíciles en especial en lugares de guerra donde no sabes si vas a salir viva o qué va a pasar, pero el hecho de sentir la presencia de Dios en cada persona eso da fuerza y hace que no perdamos la esperanza, esa es la fuente de la alegría de ser una misionera”, concluyó.

Laura Ávila Chacón

Periodista, especializada en fotoperiodismo y comunicación de masas, trabaja en el Eco Católico desde el año 2007.

Síganos

Face
Insta
Youtube
Whats
puntosdeventa
Insta
Whats
Youtube
Dignitas Infinita
Image
Image
Image
puntos de venta
suscripciones
Catalogo editoria
publicidad
puntos de venta
suscripciones
Catalogo editoria
publicidad