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Pbro. Germán Rodríguez: “Desde los 10 años nunca he faltado a Misa”

By Mayo 03, 2023
El Padre German es un amante de la Santa Eucaristía. El Padre German es un amante de la Santa Eucaristía.

Dice que desde los 10 años de edad nunca ha faltado una sola vez a Misa. Cuenta que en una ocasión le dispararon en la cabeza. También asegura que disfruta mucho presidir la Santa Eucaristía y ofrecer el Sacramento de la Reconciliación.

Se trata del padre German Rodríguez Smith, presbítero y canónigo de la Catedral Metropolitana. En el marco del Domingo del Buen Pastor, Eco Católico habló con él sobre el testimonio de su vida y ministerio.

Nació en el seno de una humilde familia de campesinos. Desde niño iba a coger café, actividad que realizó incluso después de ser instituido como acólito.

Los padres trabajaban duro para alimentar a los 14 hijos. El pequeño Germán cuenta que su papás los enviaban a misa, él iba y se sentaba en la primera banca, curiosamente. Sentado allí contemplaba el altar, el sagrario, los vasos sagrados, el sacerdote, las velas…

Miraba aquello con gran admiración y se sentía atraído. Con apenas cuatro o cinco años de edad su vocación comenzaba a arder en su corazón, como la llama de aquel cirio pascual que lo cautivaba en la Parroquia de San Pablo de Heredia…

A los nueve años de edad, un día, iba a entrar al templo cuando vio al párroco que barría los alrededores. Se acercó y se ofreció a ayudarle. Así comenzó su servicio en la Iglesia: como recolector de basura de los jardines.

Luego, comenzó a servir como monaguillo. “Me gustaba mucho limpiar el templo”, cuenta. Es entonces cuando recuerda que desde los 10 años nunca ha faltado a Misa un domingo. Asegura que incluso en todo este tiempo solo en una ocasión no celebró misa en el templo, ya que lo habían operado del tabique nasal y tenía que guardar reposo, pero hizo la celebración en su casa. “Debo tener un Récord Guinness”, bromea.

En esa época, Germán iba a todas las misas que había. Pedía permiso a su papá para ausentarse de sus tareas, algo que no agradaba a sus otros hermanos. “Creo que esa fue la cuota que puso mi papá para mi vocación, él no podía darme una peseta para un helado o para los pases, no porque no quisiera, sino porque no tenía, pero ese fue su apoyo”, reflexionó.

A los 17 años de edad, recién salido del colegio, tenía claro lo que tenía que hacer. No había hecho núcleos ni procesos de discernimiento vocacional, pero una religiosa intercedió por él para que fuera admitido en el Seminario Central. “El Señor me abrió las puertas”, afirma.

Recogía café y ahorraba todo lo que podía (100 colones) para pagar los pasajes del autobús hasta Paso Ancho. Los días que tenía libre iba a coger café temprano y luego a Misa. En ese tiempo también hubo personas que lo ayudaron con comida y otras necesidades.

Recuerda que, por entonces, prefería viajar porque quería mantenerse cerca de su familia, su parroquia, su párroco (el padre Castrillo, que ya estaba mayor), pero el Seminario lo cautivó. “Aun todavía me cautiva”, agrega.

Un balazo en la cabeza

Fue ordenado presbítero el 8 de diciembre de 1983, el año de la visita del Papa Juan Pablo II, es decir, hace 40 años. Inició su ministerio en la Parroquia Nuestra Señora del Carmen y luego pasó a Cinco Esquinas de Tibás.

En esta última, el 27 de junio de 1986, durante la madrugada, entraron unos ladrones a la Casa Cural. Estaba su hermana y una asistente. El padre Germán hizo una invocación, al momento se armó una especie de refriega, los asaltantes comenzaron a huir pero uno de ellos se volteó, apuntó a la cabeza del sacerdote y le disparó.

El hombre que hizo aquel disparo fue condenado a 25 años de cárcel por varios delitos. En el año 2000, el Padre Germán lo visitó en La Reforma e incluso intercedió para que le condonaran la pena. “Nunca le guardé rencor, mi papá me enseñó a perdonar. Eso ocurrió el viernes, el sábado guardé descanso y el domingo, con la mano entablillada, celebré la Eucaristía”, recordó.

El padre Germán se cubrió con una mano y pudo desviar la bala de tal manera que esta no perforó el cráneo, aunque sí le causó una importante herida. Perdió mucha sangre. Al principio los médicos pensaron que el proyectil había entrado, pero, gracias a Dios, no fue así.

El hombre que hizo aquel disparo fue condenado a 25 años de cárcel por varios delitos. En el año 2000, el Padre Germán lo visitó en La Reforma e incluso intercedió para que le condonaran la pena. “Nunca le guardé rencor, mi papá me enseñó a perdonar. Eso ocurrió el viernes, el sábado guardé descanso y el domingo, con la mano entablillada, celebré la Eucaristía”, recordó.

Nació el día de María Auxiliadora, fue ordenado el día de la Inmaculada Concepción de María y fue salvado de morir por un balazo en la cabeza el día de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. “La Virgen me ha cuidado toda la vida”, exclamó alegre.

“El que secó el agua de la Basílica”

Ha sido una labor pastoral incansable, pero este artículo quedaría incompleto si no se menciona la “pastoral del cemento” desarrollada por el padre Germán. Bajo su liderazgo se han construido templos, capillas y salones comunales.

A modo de ejemplo, cuando ocurrió el terremoto de Limón, el 22 de abril de 1991, él era párroco de Santo Cristo de Esquipulas, en Alajuelita, el templo quedó muy dañado. En tan solo un año, la comunidad, con su apoyo, logró reconstruirlo. Las torres laterales y los pórticos actuales fueron construidos en esa época.

Otro detalle curioso, pero que lo llenó de preocupación, ocurrió cuando sirvió como rector en la Basílica de los Ángeles. Él notó que algunas personas, sobre todo adultos mayores, tenían dificultades para ingresar a la Pilita de Agua Bendita.

Entonces, hizo una solicitud para construir rampas que facilitaran el acceso, consiguió los fondos y logró la aprobación del proyecto. Pero cuando iniciaron las obras pasó algo inesperado: dejó de salir agua. Alguien incluso le dijo: “Usted va a pasar a la historia como el sacerdote que secó la fuente de la Basílica”. “Nunca había rezado tanto”, reconoce el Padre.

Pero su preocupación desapareció tiempo después. Una vez que se hicieron los trabajos y se cerraron todas las grietas, comenzó a brotar agua de las nacientes de nuevo.

El padre ha servido también en otras parroquias de la Arquidiócesis. Desde el año 2002 y hasta la actualidad sirve como canónigo, de hecho es el deán del Honorable Cabildo Metropolitano. Ama celebrar Misa y ofrecer el Sacramento de la Reconciliación. “Si usted quiere ver a la gente comulgando, a gente que se convierte… hay que confesar”, aconsejó.

Hacia el final de la entrevista envió un mensaje a los jóvenes para que no tengan miedo de decir sí a Jesucristo. En general, pide a la gente no vivir sin Dios, “a algunos se les olvida Dios y se endiosan a sí mismos, no se puede vivir así. Nunca, nunca tengan una vida sin Dios”, concluyó.

Last modified on Jueves, 04 Mayo 2023 06:14
Danny Solano Gómez

Periodista, licenciado en Producción de Medios, especializado en temas de fe católica, trabaja en el Eco Católico desde el año 2009.

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