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Viernes, 03 Mayo 2024
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Con el objetivo de identificar algunas de las principales tendencias en el pensamiento teológico católico en Centroamérica con el fin de propiciar un espacio de encuentro, diálogo y reflexión sobre la realidad contemporánea, la Universidad Católica de Costa Rica lanza la convocatoria al Primer Congreso Teológico Centroamericano, a realizarse del 22 al 24 de febrero del año 2024, en esa casa de estudios superiores con sede en Moravia.

Sus organizadores son el Departamento de Internacionales y la Escuela de Ciencias Teológicas de la U Católica, quienes parten de la importancia de un encuentro entre aquellos católicos que se dedican al estudio, enseñanza y publicaciones sobre temas teológicos en la región, así como la puesta en común sobre los temas teológicos sobre los que se vienen trabajando para recibir retroalimentación y contactos sobre personas que estén trabajando temas semejantes.

De igual forma, se pretende que este primer congreso genere varios aspectos importantes para la región, como, por ejemplo, la creación de un directorio de teólogos centroamericanos, la designación de una directiva que continúe con la organización de dichos congresos y otras actividades, la creación de alguna revista de publicaciones teológicas para Centroamérica.

Se contempla que el primer número de esta revista sea aquel conformado por las ponencias o disertaciones que se llevan a cabo en el congreso, contando con una fecha de envío de dicho material publicable y que sea revisado por un equipo editorial.

Como objetivos específicos se busca generar un espacio de diálogo y reconocimiento mutuo entre algunos de los principales representantes de la teología católica centroamericana, desarrollar una discusión crítica y constructiva entre las distintas perspectivas teológicas y sus respectivos representantes en un clima de encuentro, escucha y exploración de la realidad centroamericana. Y finalmente, proponer una perspectiva dinámica y unificada en la que se recapitulen los principales resultados del espacio de encuentro, diálogo y escucha propuesto por el Congreso.

Cada año, este templo se llena de fieles de todas partes del país, quienes sostienen una rosa entre sus manos y esperan el momento para colocarla a los pies de la imagen del Cristo Negro, cada flor simboliza una promesa, una petición, un agradecimiento.

El Santuario Nacional Santo Cristo de Esquipulas celebrará este 22 de octubre a partir de las 12:00 p.m. La Tradicional Misa de las Rosas.

La ley que penaliza el abandono de las personas adultas mayores entró en vigencia en 2020. Establece penas de cárcel en casos de abandono y negligencia en detrimento de personas adultas mayores, que van de un mes hasta 10 años de prisión.

Sin embargo, en el transcurso de dos años hubo 8.000 denuncias por abusos, maltratos, abandono y otras situaciones. De todos los procesos, apenas dos terminaron en condena, según denuncia el Conapam (Consejo Nacional de la Persona Adulta Mayor).

Esta afirmación se realiza con base en un estudio solicitado al Poder Judicial, el cual analizó los 8.186 casos de abandono de adultos mayores y casos de agravación, abandono de incapaces y explotación de personas adultas mayores, ocurridos entre enero de 2019 y diciembre de 2022. Como se mencionó, tan solo un par de ellos terminaron con una condena.

La Ley 9.857 buscaba saldar una deuda histórica con la población adulta mayor, que ha sido tan vulnerable, como reconoció el presidente en ese momento, Carlos Alvarado. No obstante, en la práctica parece que no se ha aplicado y que existe una completa impunidad.

Las penas son de 6 a 10 años de cárcel cuando el abandono lleve a la muerte de la persona adulta mayor; entre 3 y 6 años, cuando el abandono cause daños graves en su salud; y entre 6 meses y 3 años, cuando se ponga en peligro la salud física o psicológica.

A pesar de esto, el Conapam sigue recibiendo denuncias que, como ya se mencionó, de seguir la tendencia no llegarán a ningún tipo de condena.

Los adultos mayores representan un 10% de la población total de Costa Rica (son 526 135 ciudadanos). Prácticamente duplica el porcentaje que había en 2003 (5,6%), pero lo más llamativo quizá es que alcanzará el 17,6% en el año 2043.

Los 40 Días por la Vida, la vigilia pacífica de oración y ayuno por el fin del aborto vuelve este año a realizarse frente a seis hospitales del país. En concreto, se realiza desde el pasado 27 de setiembre y se extenderá hasta el 5 de noviembre próximo.

Según han comunicado sus organizadores, la vigilia se realiza frente a los siguientes centros médicos: Hospital San Rafael de Alajuela, Hospital San Francisco de Asís en Grecia, Hospital de Guápiles, Hospital San Vicente de Paúl en Heredia, Hospital San Juan de Dios en San José y Hospital Dr. Carlos Luis Valverde Vega, en San Ramón.

“Nos sentimos muy alegres que ha nacido una campaña en Guápiles, organizada por jóvenes interesados en llevar un mensaje positivo provida a su ciudad. Esta campaña es fruto del Día Nacional de la Juventud realizado en julio. También nos sentimos muy agradecidos con Dios por la perseverancia a través del tiempo de los voluntarios de las otras cinco campañas que año con año salen a las calles para dar testimonio del amor y la misericordia de nuestro Señor Dios de Vida”, explican en la comunicación.

Sufrieron dificultades económicas, padecieron la enfermedad, vivieron el duelo… Pero se mantuvieron unidos y, sobre todo, pusieron a Dios en el centro. Se trata del matrimonio de San Luis Martin y Santa Celia Guérin, un matrimonio como cualquier otro, con sus dificultades y pruebas, pero donde abundaba la fe.

Recientemente, ambos fueron declarados patronos de los laicos en Costa Rica. Precisamente, se escogió  como Día Nacional del Laico el 12 de julio, Festividad de San Luis Martin y Santa Celia Guérin.

Él, un relojero y joyero; ella, una costurera y emprendedora. Nacieron en Francia en el Siglo XIX. Son conocidos por ser los padres de Santa Teresa de Lisieux, quien decía: “Dios me ha dado un padre y una madre más dignos del cielo que de la tierra”.

En su juventud, ambos quisieron optar por la vida religiosa, pero Dios tenía otros planes para ellos. Cuando se conocieron fue, por así decirlo, “amor a primera vista”.

Celia vio a un joven guapo de finos modales y de inmediato una voz en su interior le dijo que ese era el hombre indicado. Tres meses después de aquel primer encuentro decidieron contraer matrimonio, la ceremonia ocurrió el 13 de julio de 1858.

A pesar de eso, se casaron a una edad muy madura para la época, él tenía 35 años y ella 27. Tuvieron nueve hijos, pero cuatro fallecieron y las otras cinco eligieron la vida religiosa.

Era una familia santa. Una de sus hijas, Marie dijo una vez: “con papá y mamá nos parecía estar en el cielo”. También era un matrimonio que podía tener sus discusiones y diferencias, como cualquier otro, pero nada los separaba.

Las dificultades fueron muchas y muy duras, eran tiempos de crisis económica en Francia. Aun en medio de sus limitaciones, compartían lo que tenían con los más necesitados.  “Su casa no fue una isla feliz en medio de la miseria, sino un espacio de acogida, comenzando por sus obreros”, señala su biografía.

Tuvieron que enfrentar la enfermedad, primero fue el tumor de Celia y luego el deterioro de la salud de Luis. El último gesto que vio santa Teresa del Niño Jesús de su padre, en la última visita que le pudo hacer, ya anciano y enfermo, fue su dedo que indicaba al cielo, como si quisiera recordar a sus hijas todo lo que su esposa y él les habían intentado inculcar desde niñas, según menciona un artículo de Alfa y Omega.

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