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Navidad en la Amazonía

Diciembre 25, 2022

Hace dos días salí en barco desde el Puerto de Manaus en Amazonas. Ese día fue particularmente intenso: preparar el desayuno para las misioneras que estaban regresando de una itinerancia por la Guyana, alistar el equipaje y disponerme a ser recibido nuevamente por las aguas del gran río.

Y es navidad. Para nosotros, los franciscanos, es un tiempo especial. San Francisco de Asís abrazó el misterio del Dios que se hizo cercano, puso su tienda en medio de nosotros e hizo de su vida, ternura compartida con los más débiles.

“Saludos. Deseo preguntarle sobre la Comunión Espiritual. Mi duda y hasta cierto punto mi postura, es observar que no está bien comprendida, en su uso y en su difusión. Si creemos que la Comunión Espiritual tiene los mismos efectos que la Comunión Sacramental, muchos al mal entenderla, y aun estando en pecado grave o mortal, practican este tipo de comunión, porque lo ven como salvoconducto, casi que se dijeran: si no puedo comulgar sacramentalmente por mis pecados, que por el momento no puedo resolver, la Iglesia me permite hacer Comunión Espiritual con los mismos efectos de una Comunión Sacramental. Esta práctica está muy difundida y los sacerdotes mismos no comprenden el uso, es decir, no explican quienes pueden y quienes no pueden hacer la Comunión Espiritual. Entiendo que debe y puede comulgar espiritualmente todo aquel cristiano que esté en gracia de Dios y que no tenga grave impedimento para comulgar, sino que no pueda comulgar sacramentalmente por circunstancias que no constituyen ningún pecado. Me pregunto Monseñor, si estoy en error y si la Comunión Espiritual es para aquellos que viven en pecado mortal que no se confiesan”.

Leyla Ortiz Leiva - San José

 

Estimada Leyla, usted no se encuentra en ningún error, sino que tiene una idea clara de lo que es la Comunión Espiritual y acerca de quienes pueden realizarla real y sinceramente.

San Alfonso María de Ligorio, quien alabó e impulsó insistentemente la práctica de la Comunión Espiritual, la entendía como la estamos entendiendo nosotros, es decir, para personas que estén en gracia de Dios y que, por alguna razón en ese momento, no puedan acercarse a recibir a Jesús sacramentalmente. Un ejemplo: pensemos en fieles que se encuentren en una visita al Santísimo o en una Hora de Adoración, y deseen durante en ese acto de culto eucarístico, unirse profunda y personalmente con Jesús.

En tal caso pueden inclusive utilizar la fórmula tan conocida como la redactó San Alfonso María de Ligorio. La recordamos: “Creo Jesús mío que estás en el Santísimo Sacramento, te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi alma; ya que ahora no puedo hacerlo sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón…y ahora como si ya te hubiese recibido, te abrazo, me uno a ti. No permitas Señor que jamás me separe de ti”.

Los fieles que, con ocasión de una celebración eucarística, hacen propia la fórmula que acabamos de recordar, bien entienden que el deseo de la comunión no equivale a la Comunión Sacramental y que, para los dos casos, es necesario el estado de gracia.

Cuando era adolescente, tuvo la oportunidad de ir a un campamento en Nicaragua, era el año 1999 y ese país había sufrido los estragos del Huracán Mitch. Allí vio personas que aun en medio de las circunstancias mantenían su alegría. Fue una experiencia que lo marcó y comenzó a sentir un llamado del Señor a servirle.

Fue ordenado sacerdote esta mañana el diácono vicentino Rogelio Díaz Cortés CM. La Santa Misa fue presidida en la parroquia San Buenaventura, en Turrialba, por Mons. Daniel Francisco Blanco Méndez, obispo auxiliar de San José.

Rogelio es hijo de Otoniel Díaz Flores y Paulina Cortés Solano. Para su ordenación eligió como lema la frase de Lc, 18: “El Señor me ha enviado a evangelizar a los pobres”.

Sus referentes en todo el proceso vocacional y misionero han sido sus padres y el sacerdote vicentino Ángel Plaza CM.

En conversación con el Eco Católico, Rogelio recordó como hace unos años no lo tenía tan claro como hoy. “Cuando entré al Seminario siempre escuchaba comentarios de mis compañeros con mucha claridad sobre sus referentes vocacionales, mencionaban algún sacerdote o bien algún agente pastoral, en mi caso en ese momento no encontraba referentes claros sobre algún sacerdote que me impulsara”, dijo.

Soy el Padre Leonardo Javier Leandro Araya, oriundo de Paraíso de Cartago, he trabajado como misionero en Mozambique en dos periodos: desde 1995 cuando llegué para hacer una experiencia antes de la ordenación sacerdotal hasta la mitad del 2005, donde asumí como primer párroco después de la guerra la Parroquia San Antonio de Barada, en la provincia de Sofala, lugar donde nació la Renano, el grupo armado que buscaba la democracia y cuyo líder era Alfonso Dhlakama (conocido como el padre de la democracia mozambicana).

Fueron los años del difícil proceso de reconciliación y reconstrucción del país y de las primeras elecciones “democráticas” después de 16 años de una guerra civil que dejó miles de muertos, huérfanos, una hermana comboniana (Teresa) asesinada en 1985 y un hermano comboniano (Alfredo Fiorini) en el 1992, ambos italianos. Durante estos años nunca hubo conflictos con la comunidad islámica y el ambiente era de armonía y tolerancia.

Mi segundo periodo ha sido del 2015 al 2022 donde trabajé como responsable de la formación de los futuros misioneros combonianos mozambicanos y donde he tenido la oportunidad de colaborar con muchas parroquias y en la formación de la vida consagrada mozambicana en la ciudad de Nampula, donde está nuestro Seminario (Noviciado San Francisco Javier).

Cuando estuve en esta ciudad la primera vez la presencia islámica en mezquitas y personas vestidas como miembros de esta religión eran pocos. En estos últimos años el número de mujeres de forma particular vestidas con ropas de la cultura islámica aumentó mucho y de forma particular aquellas que son más radicales -que cubren sus rostros (burka y niqab)– quizás fruto de la presencia de grupos islámicos de contextos más radicales venidos de Somalia, Uganda, Nigeria, que han comenzado a “conquistar” y islamizar Mozambique casando varias mujeres, cosa que es permitido en su tradición.

Cinco años atrás tuvimos la primera luz amarilla en una de nuestras parroquias, dado que una comunidad católica fue hostilizada por miembros de una mezquita que les impedía de transitar libremente por una calle que comunicaba las dos aldeas, siendo necesario convocar a las autoridades civiles y tradicionales para resolver el conflicto. De hecho esta zona estaba en la misma región donde asesinaron a nuestra hermana comboniana.

En estos tres años por causa del conflicto armado, que desde sus inicios el gobierno se refería a ellos simplemente como un grupo de insurgentes y que desde la provincia de Cabo Delgado ya se hablaba de un grupo extremista musulmán llamado Al-shabad, solo fue asumido como extremistas y terroristas después de casi dos años en los cuales anduvieron asesinando y decapitando personas sin gran oposición de parte del las fuerzas armadas del país.

El conflicto generó un éxodo humano que llegó a nuestra provincia, que dista unos 400 km. Las personas se fueron alojando en territorios de las parroquias donde habían escuelas, casas y centro de ayuda hasta que con la ayuda de varias organizaciones humanitarias y el gobierno destinaron un espacio a unos 60 km de la ciudad de Nampula, en el cantón de Meconta, pasando a ser el Centro de Refugiados de Guerra de Cabo Delgado, y donde hasta hace un mes atrás habían más de 600 familias (cada familia más o menos con 5 o 7 miembros). Digo hasta hace un mes porque muchas Organizaciones no Gubernamentales y el mismo gobierno ya no les dan apoyo alimentario y seguridad en donde están. Después del último ataque estas regiones que están cerca del litoral han vivido momentos de inestabilidad dado que llegó la noticia de que cerca de ahí aparecieron personas reclutando jóvenes para ese grupo extremista, esto está provocando otro éxodo de algunas familias que no quieren volver a vivir la misma experiencia.

Ahí con una grupo intercongregacional organizado por la conferencia de los religiosos nos dispusimos para dar nuestro aporte en conjunto con Caritas diocesana, que dio apoyo por varios meses en alimentos (aquí nos ayudaron mucho el grupo misionero de Paraíso y personas individuales para apoyar a Caritas) y la construcción de 300 casas (tradicionales), y también con el apoyo psicosocial (processo de desintoxicación del miedo y odio reprimido por tener que dejar sus seres queridos abandonados en la maleza sin ser sepultados -un proceso de liberación y cura interior-) acompañar las familias desde nuestra proximidad y escucha de sus historias desgarradoras después de ser testigos del asesinato y decapitación de sus parientes.

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