El Padre Víctor Hugo Munguía parafrasea la canción “Cuando Salí de Cuba” de Luis Aguilé y canta: “Nunca podré morirme, mi corazón no lo tengo aquí, allí me está esperando, me está aguardando que vuelva (…) cuando salí del Seminario dejé mi corazón enterrado”.
“Ser sacerdote es bonito”, es una de sus consignas. Como presbítero ha tenido experiencias de todo tipo: bellas, tristes, profundamente espirituales, y hasta se ha “jalado tortas”, como aquella vez cuando le preguntó a una señora cómo seguía la mamá, a lo que ella contestó: “¡Pero Padre si usted le hizo el funeral!”.
A propósito de la Jornada Mundial de los Pobres que se llevará a cabo el domingo 19 de noviembre, la Pastoral Social Arquidiocesana impulsa un año más la Semana del Buen Samaritano (12-18 de noviembre).
Se trata de una iniciativa que se celebra en esta Iglesia particular desde el año 2017, “para ser prójimos de los más necesitados, dando pasos para acercarnos y hacer comunidad con ellos”.
Para vivirla, sus responsables invitan a responder a la pregunta de ¿qué podemos hacer?, recordando que se trata de un tiempo para centrar nuestra mirada como comunidad cristiana, “convirtiéndonos en un signo concreto del amor de Cristo por los más necesitados”.
Además, se trata de una oportunidad excepcional para incentivar el compromiso social de los creyentes y de toda la comunidad, así como para integrar a los pobres en la experiencia comunitaria.
A partir de este sábado 4 de noviembre, la Arquidiócesis de San José se enriquece con la vocación de siete nuevos diáconos permanentes, ordenados en una solemne eucaristía a las 9 de la mañana, por el Arzobispo Metropolitano Monseñor José Rafael Quirós Quirós y su obispo auxiliar Monseñor Daniel Francisco Blanco Méndez.
“¡Que locura vivir esta lógica de Dios!”, dice entre risas el joven Andrés Constantino Azofeifa, quien celebra su Ordenación Diaconal este sábado 23 de setiembre, a las 10:00 a.m, en el templo parroquial San Francisco de Asís en Tabarcia de Mora, de donde es oriundo.
Su respuesta al llamado del Señor fue gradual. Desde pequeño experimentó el amor de Dios a través del testimonio de sus padres y hermanos. Con 15 años participó en un retiro kerigmático, que describe como un pozo de cual aun saca agua para refrescarse y reponer fuerzas.
Como es de conocimiento de muchos, la relatora de las Naciones Unidas, Tlaleng Mofokeng, que recientemente visitó nuestro país indicó: “Las libertades relacionadas con el derecho a la salud incluyen el derecho a controlar su cuerpo y la salud propia, incluyendo la libertad sexual y reproductiva...” Más adelante agregó que “Las restricciones penales y legales al aborto son de naturaleza discriminatoria, restringen la autonomía e interfieren con la relación médicopaciente, afectando el acceso a los servicios de salud y la información. Esta es una forma de discriminación basada en el género. La moralidad pública y las creencias religiosas no pueden servir de justificación para la promulgación o aplicación de leyes que den lugar a violaciones de derechos humanos.”
Respetuosamente, como pastores y ciudadanos costarricenses, nos permitimos hacer las siguientes reflexiones dirigidas a todas las personas de buena voluntad: