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Los sueños de Don Bosco se cumplen todavía

By Enero 31, 2022

Era la época del gobierno liberal y las leyes anticlericales en Costa Rica, las congregaciones religiosas habían sido expulsadas del país y estaban prohibidas. Los sacerdotes salesianos desembarcaron en Puntarenas el 20 de julio de 1907, después de una larga travesía, “sin hacer ruido y por caminos diversos para no suscitar comentarios”.

Llegaron vestidos como cualquier paisano para no llamar la atención, se dice que una de las condiciones que pidió el presidente, Cleto Gonzáles Víquez, para permitir su ingreso era que no portaran sotana o signos visibles.

Venían el Padre Antonio Russo, primer director; clérigo Francisco Martelli y los Hermanos coadjutores Esteban Tossini y Francisco Stanga. Los acompañaban algunos exalumnos del Colegio Salesiano Santa Cecilia de El Salvador, quienes fungirían como maestros de herrería, mecánica, sastrería y zapatería.

Se les pidió hacerse cargo del Hospicio de Huérfanos de Cartago. Los inicios fueron muy humildes, pequeños talleres y una rudimentaria escuela de agricultura, pero después de muchas dificultades y obstáculos, los salesianos habían llegado a Costa Rica.

Incluso, antes, en 1883, el obispo de San José, Monseñor Bernardo Augusto Thiel escribió una carta a Don Bosco pidiéndole algunos misioneros salesianos para confiarles las misiones de los indígenas en Talamanca.

Aun más, después que el presbítero don Joaquín Alvarado Ruiz y su hermana Joaquina tuvieron la iniciativa de construir un Hospicio de Huérfanos en Cartago y que ambos donaran los terrenos para este fin, se enviaron cartas para pedir el envío de religiosos para que se hicieran cargo.

No obstante, la falta de misioneros, compromisos en otros sitios o el liberalismo anticlerical presente en el país imposibilitaron su llegada con anterioridad.

Una obra que sigue creciendo

El Hospicio de Huérfanos abrió sus puertas en 1904, gracias en gran parte a la donación de la bienhechora Dolores Jiménez, quien siempre quiso que los salesianos estuvieran al frente. Como muestra, la Virgen de Don Bosco (María Auxiliadora) presidía todos los actos y, en 1905, se colocó una imagen traída de las Escuelas Salesianas en Barcelona.

En 1906 el señor Francisco Jiménez, diputado de la República, inició conversaciones por carta con el Padre Misieri, Provincial salesiano en Centroamérica, y le ofreció la dirección del Hospicio. Asimismo, hizo las gestiones para que el Supremo Gobierno concediera a los salesianos el permiso de ingreso al país

A pesar de las leyes anticlericales, el presidente Cleto González Víquez permitió el ingreso bajo ciertas condiciones. De esta forma, aunque el país necesitaba de su presencia, tuvieron que entrar casi de manera clandestina.

Por su parte, las Hijas de María Auxiliadora llegaron a Costa Rica en 1917, con la misión de atender y formar a las niñas huérfanas. Se instalaron en el llamado Barrio Don Bosco, en San José, donde la beata Sor María Romero impulsó la gran obra social que permanece hasta hoy en día y continúa creciendo.

La parroquia cartaginesa de María Auxiliadora es una especie de memorial de la obra que por muchos años llevaron a cabo los salesianos en la Vieja Metropoli. Asimismo, el Colegio Vocacional de Artes y Oficios de Cartago (COVAO) tiene sus orígenes en la labor salesiana. Por otro lado, el Centro Santo Domingo Savio desarrolla diversas actividades de promoción de los menores y de formación, como el Club House, dirigido especialmente a niños en situación de vulnerabilidad.

En San José también se construyó un templo y se abrió un oratorio. En la década de 1940 se construyó la Escuela de “Artes y Oficios” y en 1948 se fundó el Colegio Don Bosco. En 1950 se trasladó la escuela de Cartago a San José con los talleres de Mecánica, Ebanistería y Artes Gráficas. Surgió entonces la Escuela Técnica Salesiana de Artes y Oficios. En 1956 se transforma en Instituto Técnico.

Luego nació el Colegio Técnico Salesiano CEDES Don Bosco ubicado definitivamente en Alajuelita, de amplias y variadas instalaciones, con una población de más de 1300 muchachos y muchachas, funciona como un centro educativo privado de alta calidad, donde la gran mayoría de los estudiantes son becados.

Asimismo, cabe mencionar el Colegio Salesiano Don Bosco, en Zapote, el cual comenzó a funcionar en 1965. Goza de una moderna arquitectura para niveles de preescolar, primaria y secundaria.

La obra se extiende hasta San Isidro de El General, donde existe el Centro Don Bosco, con Oratorio y Centro Juvenil. Así como muchas otras obras que están relacionadas directa o indirectamente con la familia salesiana, a través de la colaboración de religiosos, religiosas y laicos.

“Con amabilidad vencerás”

Giovanni Melchiorre Bosco (o Juan Melchor Bosco) nació el 16 de agosto de 1815, en una familia pobre de I Becchi, un pueblo italiano que ahora se llama Colle Don Bosco (Colina Don Bosco), como este, muchos otros sitios, poblaciones, parques, calles, teatros, museos, universidades, entre otros, llevan su nombre.

Con tan solo dos años quedó huérfano de padre. Entonces, su madre, Margarita, sacó a la familia adelante. Esta mujer de carácter férreo, devota y dedicada a la familia, tendría un gran impacto en la vida y la obra de su hijo.

Desde muy pequeño, Juan mostró una inteligencia sobresaliente. Su hermanastro Antonio (hijo del primer matrimonio de su papá), trabajaba duramente en el campo y se oponía a que Juan dedicara más tiempo a los libros que al trabajo.

Cuando era niño, Don Bosco tuvo un sueño en el que aparecían unos chicos, unos jugaban y otros blasfemaban, ante esto, el pequeño se lanzó a golpearlos con sus puños, de pronto apareció un “personaje”, quien le dijo: “No con puños, sino con amabilidad vencerás a estos muchachos”.

Después, ese Personaje se reveló como Jesús y, enseguida, a la par de él, apareció María. Los niños habían desaparecido y en su lugar había animales como perros, gatos, lobos y osos que convivían pacíficamente.

La Santísima Virgen le dijo: “Hazte humilde, fuerte y robusto… y lo que tú ves que sucede a estos animales, tú lo tendrás que hacer con mis hijos”

El pequeño Juan no entendía, tenía apenas nueve años, le pidió a Nuestra Señora que le explicara, pero ella respondió: “A su tiempo lo comprenderás todo”.

Siendo niño dejó su casa para ir a trabajar como pastor en Moncucco (a ocho kilómetros de I Becchi). A pesar de su corta edad, comenzó a organizar actividades con juegos y malabares, aprendidos de los acróbatas de las ferias, con el fin de atraer a otros jóvenes y mostrarles a Jesús.

Rápidamente, llamó la atención del Padre Calosso, capellán de Morialdo, quien decidió velar por sus estudios, no obstante, el sacerdote falleció en 1930. Aun así, al año siguiente, Juan inició sus estudios secundarios. Para pagar sus clases trabajaba como sastre, camarero, mozo, carpintero, zapatero y herrero, oficios que después enseñaría a sus muchachos.

El sobresaliente chico llamó la atención del Padre José María Cafasso (futuro santo), quien lo orientó al seminario y se convirtió en su confesor y consejero. Juan se ordenó sacerdote el 5 de junio de 1841 en la Capilla del Arzobispado de Turín.

Inspirado por San Felipe Neri y San Francisco de Sales, comenzó su apostolado entre los jóvenes pobres, muchos procedentes del campo que, en tiempos de la Revolución Industrial, vagaban por las calles o acababan en las prisiones.

El Oratorio de Don Bosco

Se cuenta que un día Don Bosco llegó a celebrar la Santa Eucaristía y vio que el sacristán le pegaba a un muchacho que no sabía hacer las tareas de monaguillo, enseguida defendió al chico, este le confesó que no había recibido la Primera Comunión, que era pobre y abandonado.

El joven sacerdote se ofreció a darle lecciones de catecismo, al siguiente domingo el chiquillo regresó con otros 20 y a los pocos meses eran 80. Así nació el Oratorio de Don Bosco. Sin embargo, muchas personas no estaban contentas con esto, tenían sospechas, temían incluso que se tratara de un grupo de revolucionarios y hasta hubo sacerdotes que pensaron internar a su colega en un hospital psiquiátrico, no se entendían sus “disparates”.

Esto provocó que Don Bosco fuera de un lugar a otro con sus muchachos, hasta que en 1846 al fin pudieron instalarse definitivamente en una casa en Valdocco. Allí también contaría con el apoyo de su madre, quien será conocida por los muchachos como Mamá Margarita.

En el Oratorio, los jóvenes aprendían un oficio, recibían los sacramentos y se divertían sanamente. Don Bosco iba personalmente a las fábricas para verificar que sus chicos no eran víctimas de explotación, buscaba trabajos dignos para ellos. Adelantado a su época, incluso negociaba contratos con los trabajadores, en los cuales estos últimos se comprometían a garantizar derechos laborales.

En medio de muchas dificultades, nació la Congragación Salesiana, llamada así por San Francisco de Sales. Más tarde, Don Bosco tuvo un sueño en el que la Virgen María le pidió interesarse también por la formación de las muchachas. Así, en 1872, junto con santa María Dominica Mazzarello, al Instituto de las Hijas de María Auxiliadora para la educación de las jóvenes.

Institución Benemérita

La Orden Salesiana en Costa Rica fue declarada como Institución Benemérita de la Educación Costarricense en 2007, en el marco de la celebración de los 100 años de presencia en Costa Rica, a favor de la promoción del desarrollo integral de niños y jóvenes.

Justamente, el 8 de diciembre del año pasado, se llevó a cabo el acto de develación fotográfica de las Instituciones Beneméritas de la Patria en la Asamblea Legislativa de Costa Rica, distinguidas de esta forma por la Ley de la República. Se reconoció a ocho organizaciones, entre ellas, a la Orden Salesiana.

Año jubilar centroamericano

Hace 125 años un grupo de nueve salesianos fue enviado por el primer sucesor de Don Bosco, Don Miguel Rúa. Tras un mes de navegación llegaron el 3 de diciembre de 1897 a tierras centroamericanas.

Los misioneros sembraron las primeras semillas en El Salvador. En ese país, el Colegio Santa Cecilia, en Santa Tecla, cumple 122 años de historia. En menos de 40 años la obra salesiana se extendió desde El Salvador hasta Panamá.

Para agradecer por al Señor por este centenario y a la vez como un homenaje para tantos servidores salesianos en la región, se estableció un Año Jubilar que inicia este mes de enero y finalizará en diciembre.

 

Last modified on Lunes, 31 Enero 2022 11:21
Danny Solano Gómez

Periodista, licenciado en Producción de Medios, especializado en temas de fe católica, trabaja en el Eco Católico desde el año 2009.

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