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Jueves, 02 Mayo 2024
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“Monseñor: Hace pocos días que me enteré de que nuestro Papa Francisco ha publicado un documento acerca de Blas Pascal. Quedé sorprendido y me preguntaba, qué motivo habría para que el Papa le concediera tanta importancia. Lo sé, que se me podrá acusar de “ignorante”, sin embargo, me parece que hay muchos otros problemas que merecen ser atendidos y que es mucho el trabajo del Papa para que conceda su tiempo a alguien que a lo mejor es conocido sólo por expertos.

¿Qué me dice, Monseñor? ¿Estaré yo molestando con mis observaciones?”.

Adrián Sosa M. - San José

 

Estimado don Adrián, ya son muchos años que intento ofrecer este servicio de contestar  y aclarar las más variadas dudas, inquietudes y sorprendentes comentarios. Y como ya lo he hecho notar en otras ocasiones, todo ha sido para mí una oportunidad para ampliar mis lecturas, para investigar y, así comunicarme con los interesados de un modo suficientemente claro y respetuoso. Aquí estoy, pues, estimado don Adrián para servirle.

En esta ocasión no me resulta en absoluto difícil, contestarle, ni necesito mucha investigación… Blas Pascal es una de esas personas que, una vez que alguien la conoce, ya no la olvida y se siente impulsado a conocerla más y a entrar  -en la medida de lo posible- en su mundo realmente fascinador.

Él nació el 19 de junio de 1623, hace pues, 400 años, y esa es la circunstancia que ha motivado la publicación de la Carta Apostólica Sublimitas et miseria hominis (Sublimidad y miseria del ser humano) de nuestro Santo Padre. La expresión es del mismo Pascal, y la usa para referirse al ser humano: “admirable y miserable” o también “caña que piensa”, pero a la vez “caña muy frágil”.

Él murió joven, a los 39 años (1662), víctima de un cáncer gástrico (y alguno piensa que éste haya sido favorecido por su vida demasiado austera) y, sin embargo, tuvo “tiempo para dejar huellas imborrables en todos los campos del saber en que aplicó su asombrosa inteligencia: fue un matemático, físico, filósofo, teólogo católico (aunque con tendencia hacia cierto rigorismo), apologista, además de haber logrado un lugar muy destacado en la literatura francesa.

Por muchos aspectos nos resulta “nuestro contemporáneo” en cuanto que, después de haber aportado mucho al desarrollo y al avance de las matemáticas y de las ciencias empíricas, reconoce y proclama con toda valentía, que el ser humano no puede dejarse guiar sólo por la razón que busca lo útil y placentero. Ésta, la razón, de hecho le lleva al ser humano a enredarse en una atmósfera de preguntas que quedan sin respuesta… Además de la razón, el ser humano está llamado a abrirse y acoger las “razones del corazón”, que tienen una posible respuesta sólo por la fe y la gracia de Dios.

En el otoño de 1654 y, concretamente el 23 de noviembre, tuvo una inesperada y transformadora experiencia religiosa que le confirmó definitivamente que el ser humano puede imponerse a la angustia que constantemente le invade, sólo por Dios y en Dios. En aquella ocasión, escribió un muy recordado Memorial que acostumbraba a llevarlo cosido a su ropa sobre su pecho. En él se lee: “Fuego, Noche de Fuego…¡Dios de Abraham, Dios de Isaac, Dios de Jacob, no el de los filósofos y de los sabios… el Dios de Jesucristo; sólo por los caminos que enseña el Evangelio, se le puede hallar!”.

Desde entonces, Pascal se retiró de la sociedad parisina que antes frecuentaba, para dedicarse por completo a su intensa vida cristiana, visitando con mayor frecuencia a su hermana Jaqueline, monja en el famoso monasterio de Port-Royal. Sin dejar completamente los estudios matemáticos y científicos, se fue comprometiendo más a fondo en los estudios de filosofía y teología, proyectando, además, una voluminosa obra de apologética en defensa del cristianismo, de la que nos quedaron los Pensées (Pensamientos)  publicados después de su muerte.

“Un montón de paja”

Septiembre 22, 2023

Insertado en la historia de vida de uno de los grandes santos de la Iglesia, se esconde un relato que hoy deseo compartir, pues, según narra la tradición, los últimos meses de la vida terrena de Tomás estuvieron envueltos en un clima especial, casi misterioso.

Desde aquel diciembre de 1273, en el que durante la celebración de la Santa Misa, había experimentado una revelación sobrenatural, una sensación en demasía significativa había comenzado a envolver al sabio filósofo: ardía en su interior la certeza de que debía interrumpir todo trabajo. Fue debido a aquel momento de luz divina, que se iluminó su mente y, en un destello de claridad, comprendió que todo cuanto había escrito hasta entonces, no era más que "un montón de paja".

“Demos las gracias a los catequistas, a las catequistas, por el entusiasmo interior con que viven esta misión al servicio de la Iglesia”, dice el Papa Francisco. Precisamente, el sábado 16 de setiembre se celebró la Feria Arquidiocesana de la Catequesis, la cual reunió a más de 400 servidores, en las instalaciones del Colegio Técnico Profesional, en La Lucha, en San Cristóbal de Desamparados.

En este 2023, el predicador católico Salvador Gómez está celebrando 50 años de compartir un mensaje de paz y de amor fundamentado en la Palabra de Dios. Son miles y miles las personas que lo escuchan a diario o que se encuentran con él en los diferentes eventos y lugares donde es llamado a compartir sus reflexiones. Solo el anuncio de su presencia llena templos y estadios, un don que afirma ser parte de su misión de evangelizar y catequizar a todo aquel que escuche sus mensajes. Conversamos con él y este es un extracto del diálogo:

 

Es uno de los laicos más conocidos en Latinoamérica por su don de la predicación ¿Siente que ha abierto camino para que otros laicos se animen a poner sus dones al servicio de Dios?

Sí. A mí me toco ser pionero en la evangelización sobre todo en los medios de comunicación. Sí, había laicos trabajando en la Iglesia, en la Acción Católica había laicos, ya estaba Cursillos de Cristiandad, estaba incluso la Renovación Carismática, pero trabajando en sus parroquias, en sus grupos, en retiros, pero a mí me tocó aparecer con una biblia en la mano con saco y corbata en la televisión, eso era algo diferente, algo nuevo, algo que no se había visto. Me tocó abrir camino en la evangelización en los medios de comunicación y así me conocieron y eso, sí, animó a muchos a tal grado que ahora hay estaciones de televisión católicas, hay muchos canales, predicadores laicos, pero a mí me tocó abrir camino con la gracia de Dios y sí reconozco que fui un pionero.

 

¿Qué dificultades ha encontrado en estos 50 años y cómo las ha sobrellevado?

La primera dificultad era la desconfianza, como te digo, yo estaba con una biblia, un saco, una corbata, se decía “este hombre es protestante”, o sea, todo mundo pensaba que yo no era católico que yo quería incluso hacer mi Iglesia, muchos creían que yo lo que quería era buscar gente que me siguiera, etc. Pero, gracias a Dios cuando me escucharon yo siempre me mantuve fiel al magisterio citando los documentos del Papa, a los obispos, y manteniendo mi predicación sobre la doctrina católica se fue desvaneciendo ese temor. Luego, otro temor que era el asunto del dinero, estos andan predicando para que les den dinero, para tener dinero. Mira, la Palabra de Dios es gratis, pero verla en la televisión es caro, tener los equipos, los técnicos, todos esos recursos para filmar, editar y poner… eso es caro, y entonces cuando la gente me invitaba, yo les decía voy pero ayúdenme para que yo no tenga que gastar y pagar boletos de avión, todo ese tema también fue un poquito difícil, pero gracias a Dios hemos ido ganando confianza y credibilidad.

 

¿Cuál es el reto más grande que tuvo que enfrentar en estos 50 años?

Fue cuando tuve que pasar por la nulidad de mi matrimonio. Y esto espero que no los escandalice, pero la que era mi esposa me dijo: “ya me cansé de ser la esposa de Salvador Gómez, yo quiero la nulidad del matrimonio, yo quiero separarme, divorciarme”. Le dije, yo no me voy a divorciar, esto hay que ponerlo en manos de la Iglesia y si la Iglesia declara que hay nulidad te doy el divorcio. Tanto que el Tribunal Eclesiástico de Guatemala no me quería aceptar mi solicitud de trámite, porque no tenía divorcio civil y ellos decían que primero me tenía que divorciar y después presentar el trámite de nulidad y yo les decía que si no me dicen que esto va a terminar en una nulidad no me voy a divorciar y eso fue un círculo. Entonces, estudiaron la causa, Monseñor Aguirre era el presidente del Tribunal, me dijo sí, hay causas de nulidad, se decretó la nulidad, me dieron la nulidad y ese episodio hizo que muchos sacerdotes y, fíjense ustedes, muchos laicos más que sacerdotes, me rechazaran, pues no manejaron el tema de nulidad sino de divorcio, pero gracias a Dios tuve el apoyo de obispos y cardenales, ellos fueron más comprensivos. Eso pasó ya hace 25 años y he seguido la mitad de mis años de predicador, predicando gracias a la aceptación, apoyo, tolerancia de obispos y sacerdotes que fueron después abriendo la puerta.

 

¿Cuál es el tema que más le piden?, ¿Tiene usted alguno preferido?

El tema que más me piden es sobre la familia, sobre el matrimonio, los hijos, sobre la participación de la familia en la Iglesia. Ahora, a mí me interesa hablar sobre la participación activa de los laicos dentro de la Iglesia y también sobre todo lo que más me apasiona es explicar cómo más allá de la Iglesia, me gusta mucho hablar con empresarios, en los colegios, con políticos, con gente diciéndole, ustedes son laicos y deben trabajar con los valores cristianos en el mundo. Siempre digo que la mejor manera de evangelizar es brillar, que la gente vea tu vida como testimonio, empresario, te vea como maestro, médico y vean la diferencia entre un hombre cristiano católico y otro que solo trabaja por lucro. Nosotros buscamos el bien, el servicio a los hermanos, esos son mis temas que me apasionan, la participación de los laicos en la familia, en la iglesia y en el mundo.

 

¿Qué piensa del deseo del Papa de una Iglesia que camine junta, humilde, pobre y abierta?

Bueno, ese fue el sueño de Jesús, es el sueño de todos los que queremos seguir a Jesús. El Papa Francisco es un hombre, un pastor con olor a oveja como él dice, es un hombre más pastoral algunas veces incomprendido, a veces deja opiniones personales y todo lo que un Papa dice todo el mundo lo toma como doctrina, no conocen bien la diferencia entre hablar cátedra a hablar de la doctrina y sus opiniones, pero me parece excelente, la Iglesia ésta en camino, vamos a las periferias, debemos abrirle la oportunidad a todos los que quieran con un corazón bueno y recto aceptar el llamado a la conversión. Esa es mi opinión, hay que abrir la puerta a todos, pero para que todos acepten el llamado a la conversión y caminen hacia la santidad.

 

¿Qué anécdota recuerda y que no haya podido olvidar?

Sobre todo en la televisión, para mí ha sido increíble que yo estoy dando un tema , estoy predicando y alguien te está escuchando y dice -está hablando para mí- tengo muchas anécdotas, por ejemplo un día un hombre dijo: “hoy si voy a matar a mis vecinos”, sacó la pistola y pasó por la sala y su esposa estaba viendo el programa en ese momento miró a la esposa, miró el televisión y yo estaba diciendo no mates a tu enemigo, al enemigo se le destruye de dos maneras, una es matándolo y la otra es haciéndolo amigo, si lo matas vas a multiplicar tus enemigos, si lo haces amigo vas a multiplicar tus amigos, él dice que se sentó y empezó a escuchar, y dice, eso cambió mi vida, por usted no soy asesino, o sea, así te puedo contar millones de anécdotas de la gente que oyó una palabra en el momento preciso a través de la televisión.

 

¿Piensa retirarse algún día?

“Tengo una compañera que en varias ocasiones me ha comentado que ella cree en Dios, que le pide perdón cuando ha fallado en algo y que pide su ayuda y su protección para ella misma y su familia. Me dice que ha llegado a esa conclusión después de haber visto que también en Costa Rica hay varias religiones, varias sectas, que se dicen cristianas y que todos sus jefes o responsables buscan sus intereses, sobre todo de tipo económico. Es por eso que ella prefiere no pertenecer a ninguna religión, pero sin renunciar jamás de pedir a Dios y a ser justa con el prójimo. Algo le comento a esa amiga mía y le animo a que pida luz al Señor para encontrar el camino correcto, sin embargo, Monseñor, me será de mucha utilidad  lo que usted me quiera decir y se lo agradezco de corazón”.

Grettel Martínez V. - San José

 

Estimada Grettel, leyendo su correo, afloró a mi mente aquella antigua afirmación: “no pocos errores se mantienen y se difunden por la parte de verdad que poseen”. Es lo que, una vez más, constatamos en lo que afirma y repite, su compañera. En efecto, en cualquier circunstancia y, entonces, en cualquier religión a la que uno pertenezca, lo que más cuenta, lo realmente determinante es la responsabilidad personal. Quiero evidenciar, que no es la pertenencia a tal o cual religión lo que nos asegura la salvación, sino cómo, cada cual de nosotros da respuesta a esa voz que resuena -como lo afirma el Concilio Vaticano II- en lo profundo de nuestra conciencia y que es la voz de Dios que nos repite, haz esto y evita aquello (cfr. Gaudium et Spes 16).

Concretamente: no es suficiente pertenecer a la religión cristiana católica, para asegurarnos la salvación.

Sin embargo, un vez afirmado esto, hay que tener bien presente que es precisamente, la voz de la propia conciencia la que nos impulsa a buscar la verdad (para eso, el Señor nos ha dado la inteligencia), y así, poder descubrir la verdadera religión en que se nos aseguran los medios más aptos para conocer a Dios y su santa voluntad, para que así podamos libremente adherirnos a Él, con gratitud, confianza y esperanza.

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