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Viernes, 19 Abril 2024
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“Desde niño, siempre me llamaron mucho la atención los confesionarios. Los tiempos cambian y también la Iglesia quiere actualizarse. Sin embargo, personalmente creo que el confesionario tradicional facilita una mayor discreción y así asegura un mayor respeto ya del penitente como del confesor… Con el tiempo se introdujo el cambio dejando el uso del confesionario para así tener una manera más cercana y que propicie el abrir la propia conciencia. Sin embargo, personalmente, pienso que el encontrarse frente a frente podría no facilitar la confesión completa de todos los pecados y faltas cometidas. La clara separación que exige el confesionario asegura más fácilmente superar la posible vergüenza para abrir del todo la propia conciencia y comunicar inclusive los pecados que más vergüenza nos pueden causar. Monseñor, resulta pues claro que personalmente preferiría el uso de los confesionarios. Me va a ser de utilidad conocer su punto de vista”. 

Juan Carlos Carvajal A. - Heredia. 

 

Estimado Don Juan Carlos: Como puede apreciar, me he permitido resumir su correo, pero su contenido resulta suficientemente claro y con gusto paso a contestarle. 

El Concilio Vaticano II (1962-1965), con la Constitución sobre la Liturgia, propone algunos criterios de reforma en la celebración de los Sacramentos y entonces también acerca del Sacramento de la Penitencia (Confesión). Cuanto al lugar de donde celebrar este Sacramento, encontramos las siguientes prescripciones en el Nuevo Código de Derecho Canónico o Ley Universal de la Iglesia, publicado en 1983 y en que se integran las indicaciones del mismo Concilio Vaticano II. En el canon o ley n. 964 leemos lo siguiente: “El lugar propio para recibir las confesiones sacramentales es la Iglesia (templo) o el Oratorio”. Y en el párrafo segundo del mismo canon, se añade: “Cuanto a la sede para las confesiones, las normas deben ser establecidas por la Conferencia Episcopal, asegurando sin embargo que los confesionarios se establezcan en un lugar visible, tengan una reja fija entre el penitente y el confesor, así que los fieles que lo desean puedan libremente usar el confesionario”. 

El canon concluye con el párrafo tercero añadiendo: “No se reciban las confesiones afuera del confesionario si no es por una justa razón”. 

Como podemos constatar, estimado Don Juan Carlos, la Ley Universal de la Iglesia (Derecho Canónico), después de haber recordado el criterio general, según el cual las confesiones deben ser escuchadas en el templo o en el oratorio, deja a cada Conferencia Episcopal establecer otros detalles útiles y convenientes acerca de la sede en donde escucharlas… Constatamos que esta norma ha podido orientar y sugerir varias soluciones. Una de las más comunes ha consistido en “adaptar” un cuarto, no muy amplio, en el fondo del templo o en su parte lateral, en que se halla un confesionario de tipo tradicional, como lo describe el mismo canon en su párrafo segundo, y una silla destinada al penitente, y separada por una pequeña mesa, del sacerdote confesor. De ese modo, se ha querido asegurar la libertad del penitente. El que entra y pide confesarse puede escoger acercarse al confesionario o sentarse frente al confesor. 

Tras ocho años de la publicación de Laudato si’, la encíclica del Papa Francisco sobre Ecología Integral y el cuidado de la Casa Común, este 4 de octubre, en la fiesta de San Francisco de Asís, se lanzó su nueva exhortación apostólica Laudate Deum (Alaben a Dios), sobre la crisis climática actual.

Se trata de una necesaria llamada de atención del Pontífice pues, “con el paso del tiempo advierto que no tenemos reacciones suficientes mientras el mundo que nos acoge se va desmoronando y quizás acercándose a un punto de quiebre” (LD, 2).

Más allá de esta posibilidad, advierte el Papa, es indudable que el impacto del cambio climático perjudicará de modo creciente las vidas y las familias de muchas personas: “Sentiremos sus efectos en los ámbitos de la salud, las fuentes de trabajo, el acceso a los recursos, la vivienda, las migraciones forzadas, etc.”.

Se trata, en efecto, de un problema social global íntimamente relacionado con la dignidad de la vida humana, es decir, no se trata de una mirada ideológica desvinculada de la realidad de las personas, por el contrario, el cambio climático es uno de los principales desafíos a los que se enfrentan la sociedad y la comunidad mundial, especialmente por su efecto entre los grupos más vulnerables, los pobres y quienes viven al margen del desarrollo.

“Inteligencia artificial y sabiduría del corazón: por una comunicación plenamente humana”. Es el tema que el Papa Francisco ha elegido para la 58ª Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, que se celebrará en 2024. Así lo ha anunciado la Oficina de Prensa vaticana, señalando que “la evolución de los sistemas de inteligencia artificial hace que cada vez sea más natural comunicar a través de las máquinas y con ellas, de modo que cada vez resulta más difícil distinguir el cálculo del pensamiento, el lenguaje producido por una máquina del generado por los seres humanos”.

Con el objetivo de identificar algunas de las principales tendencias en el pensamiento teológico católico en Centroamérica con el fin de propiciar un espacio de encuentro, diálogo y reflexión sobre la realidad contemporánea, la Universidad Católica de Costa Rica lanza la convocatoria al Primer Congreso Teológico Centroamericano, a realizarse del 22 al 24 de febrero del año 2024, en esa casa de estudios superiores con sede en Moravia.

Sus organizadores son el Departamento de Internacionales y la Escuela de Ciencias Teológicas de la U Católica, quienes parten de la importancia de un encuentro entre aquellos católicos que se dedican al estudio, enseñanza y publicaciones sobre temas teológicos en la región, así como la puesta en común sobre los temas teológicos sobre los que se vienen trabajando para recibir retroalimentación y contactos sobre personas que estén trabajando temas semejantes.

De igual forma, se pretende que este primer congreso genere varios aspectos importantes para la región, como, por ejemplo, la creación de un directorio de teólogos centroamericanos, la designación de una directiva que continúe con la organización de dichos congresos y otras actividades, la creación de alguna revista de publicaciones teológicas para Centroamérica.

Se contempla que el primer número de esta revista sea aquel conformado por las ponencias o disertaciones que se llevan a cabo en el congreso, contando con una fecha de envío de dicho material publicable y que sea revisado por un equipo editorial.

Como objetivos específicos se busca generar un espacio de diálogo y reconocimiento mutuo entre algunos de los principales representantes de la teología católica centroamericana, desarrollar una discusión crítica y constructiva entre las distintas perspectivas teológicas y sus respectivos representantes en un clima de encuentro, escucha y exploración de la realidad centroamericana. Y finalmente, proponer una perspectiva dinámica y unificada en la que se recapitulen los principales resultados del espacio de encuentro, diálogo y escucha propuesto por el Congreso.

Cada año, este templo se llena de fieles de todas partes del país, quienes sostienen una rosa entre sus manos y esperan el momento para colocarla a los pies de la imagen del Cristo Negro, cada flor simboliza una promesa, una petición, un agradecimiento.

El Santuario Nacional Santo Cristo de Esquipulas celebrará este 22 de octubre a partir de las 12:00 p.m. La Tradicional Misa de las Rosas.

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