Llegó en 1977 a Costa Rica, proveniente de España, para instalarse en una finca de banano de cientos de hectáreas donde apenas si había cuatro paredes y un techo que servían de templo y casa cural a medio terminar.
Desde hace cuatro años, muchas personas se han acercado a dar su testimonio relacionado con la Niña Marisa. Familiares, personas que la conocieron en vida o que pudieran brindar referencias importantes que ayuden a su Causa de Canonización se han acercado a declarar al Tribunal Eclesiástico encargado del proceso, mismo que ha iniciado en marzo de 2018.
La gente llegaba al portón del Convento de las Hermanas Mercedarias del Santísimo Sacramento, en Santo Domingo de Heredia, para preguntar por “las mejores pupusas”, sin embargo, la demanda a veces sobrepasaba las posibilidades de las religiosas y las pupusas se agotaban rápidamente.
A finales del Siglo XIX un humilde pueblo pensó en grande y quiso construir un hermoso templo. Hoy ese pueblo financia la restauración de su joya: la Basílica Santo Domingo de Guzmán, en Heredia.