En tres ocasiones Monseñor José Francisco Ulloa, obispo emérito de Cartago, se encontró con el fallecido Papa Benedicto XVI. La primera vez fue en Aparecida, Brasil, en el año 2007, en la apertura de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano. Monseñor Ulloa lo recuerda como un encuentro maravilloso, por la profundidad del mensaje que ofreció el Santo Padre, que iluminó todo el encuentro y su documento final, cuya redacción coordinaba precisamente el cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio, hoy Papa Francisco.
El segundo encuentro, un año más tarde sería en el marco de la Visita ad Limina de los obispos costarricenses. “Nos dirigió un mensaje hermoso y nos recibió a cada uno para conversar sobre la situación de las diócesis a nuestro cargo. Era un Papa sencillo, humilde, amable, me escuchó con una mirada serena y mucha paz, salí de ahí pensando que era un santo, él me comunico esa santidad que yo noté en él”, asegura Monseñor.
Testamento espiritual del Papa emérito Benedicto XVI
Escrito el 29 de agosto de 2006.
Mi testamento espiritual
Si en esta última hora de mi vida miro hacia atrás a las décadas que he viajado, primero que nada veo cuántas razones tengo para estar agradecido. Agradezco primeramente a Dios mismo, al dispensador de cada buen regalo, que me ha dado la vida y me ha guiado en varios momentos de confusión; siempre levantándome cada vez que empezaba a resbalar y siempre dándome la oportunidad nuevamente y de su rostro. Retrospectivamente veo y entiendo que hasta las partes oscuras y agotadoras de este camino fueron para mi salvación y que en ellas Él me guió bien.
Durante su ministerio, el Papa Benedicto XVI realizó 24 viajes apostólicos, en los que recorrió países de los cinco continentes y efectuó 30 visitas apostólicas en la propia Italia.
Benedicto XVI visitó doce naciones europeas, en España y Alemania estuvo varias veces. Precisamente su primer viaje apostólico fue a su país natal, a la ciudad de Colonia (agosto de 2005) con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud. Regresó en setiembre de 2006, en esta ocasión a Baviera, y realizó su última visita a Alemania en setiembre de 2011.
Por su parte, España recibió por primera vez al Papa en julio de 2006, concretamente en la ciudad de Valencia con ocasión del V Encuentro Mundial de las Familias. Regresó cinco años después, en agosto de 2011, a Madrid y El Escorial, esta vez a la Jornada Mundial de la Juventud y un par de meses después, noviembre de 2011, visitó Santiago de Compostela y Barcelona.
En el 2006, Benedicto XVI también visitó Polonia, en mayo, y Turquía en noviembre. Al año siguiente, visitó solamente un país europeo: Austria, en el mes de setiembre.
Durante 2008 la única nación europea que recibió a Benedicto XVI fue Francia y en el 2009 la República Checa.
En el 2010, el Papa incluyó cuatro países europeos en su agenda: Malta en abril, Portugal en mayo, Chipre en junio y Gran Bretaña en setiembre. La última visita pastoral a un país del viejo continente la realizó en junio de 2011, a Croacia.
América y otros continentes
El 19 de abril de 2005, después del Cónclave por la muerte de Juan Pablo II, fue elegido Benedicto XVI como su sucesor.
Sus primeras palabras las pronunció desde el balcón de la Basílica de San Pedro frente a miles de católicos peregrinos del mundo.
“Queridos hermanos y hermanas: después del gran Papa Juan Pablo II, los señores cardenales me han elegido a mí, un simple y humilde trabajador de la viña del Señor. Me consuela el hecho de que el Señor sabe trabajar y actuar incluso con instrumentos insuficientes, y sobre todo me encomiendo a vuestras oraciones”, dijo en aquel momento.
Ya en la silla de San Pedro, Benedicto XVI trazó una línea de trabajo admirada por muchos a lo interno de la Iglesia. Su pontificado se distinguió por la preocupación por la hermenéutica adecuada del Concilio Vaticano II, así como su desarrollo mediante una dinámica de reforma basada en la Revelación y la vida sacramental (Verbum Domini, Sacramentum Caritatis).
Benedicto XVI se erige como uno de los grandes intérpretes de la renovación conciliar y de la profundización del Vaticano II, que sigue abierta a un desarrollo fecundo para el anuncio misionero a los hombres de nuestro tiempo.
Su primera encíclica