Face
Insta
Youtube
Whats
Sábado, 26 Abril 2025
Suscribase aquí
Image

¿Por qué confesar mis pecados ante un sacerdote?

By Abril 12, 2025

Previo al inicio de la Semana Santa, las parroquias intensifican las liturgias penitenciales, para ofrecer el Sacramento de la Reconciliación a los fieles. Sin embargo, hay personas que, algunas veces por desconocimiento, lanzan frases como: “Yo me confieso directamente con Dios”, “¿por qué debo yo confesarme con otro pecador?”, “eso no está en la Biblia”, entre otras. La pregunta general sería: ¿por qué hay que confesarse con un sacerdote?

De entrada, cabe recordar el pasaje bíblico cuando Jesús dice a sus discípulos: “A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos” (Jn. 20, 23).

Allí está el fundamento bíblico del Sacramento de la Reconciliación. O sea, en primer lugar no es algo inventado por la Iglesia, sino un sacramento instituido directamente por Jesucristo.

Origen del sacramento

El sacramento nació de la misma práctica de Jesús, en su trato con los pecadores. El Padre Mario Montes, biblista, remite también al mandato pascual del Señor a sus discípulos, al concederles el poder de perdonar los pecados, y comunicar a los pecadores, los beneficios de su obra redentora, o sea, de su pasión, muerte y resurrección, en favor de todos (Mt 26,28).

Así, la Confesión y el Perdón de los Pecados se lleva a cabo desde los inicios de la Iglesia. Al principio, en realidad se hacía de forma pública, así la comunidad, informada del pecado cometido, ayudaba al penitente a superar su debilidad.

Por supuesto, esto fue cambiando. El acto de la confesión pasó a ser algo más íntimo y personal. Asimismo, al igual que los discípulos, cuando Jesús les dice: “A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados”, los sacerdotes actúan en representación de la persona de Cristo a la hora de perdonar los pecados en el Sacramento de la Reconciliación.

Como explica el Padre Pedro Núñez, apologeta, el pecado ofende a Dios y a la comunidad (el cuerpo de Cristo está conformada por todos los miembros de su igleisa), así que el pecador necesita el perdón de ambos. El sacerdote, entonces, funciona como un representante de Dios y de la comunidad. Escucha, orienta y, en nombre de los dos (el Señor y su iglesia), absuelve de los pecados, eventualmente. Así se da la reconciliación con Dios y su pueblo.

Para el cristiano penitente es como escuchar las palabras que Jesús decía a otros: “Tus pecados te son perdonados”. Ahora bien, quizá para alguien esta explicación no sea suficiente y, con todo derecho, cuestione: “¿Por qué no hacerlo directamente con Dios?”.

La Constitución Lumen gentium, en su Numeral 11, expone que: “Quienes se acercan al Sacramento de la Penitencia obtienen de la misericordia de Dios el perdón de la ofensa hecha a Él y, al mismo tiempo, se reconcilian con la Iglesia, a la que hirieron pecando, y que colabora a su conversión con la caridad, con el ejemplo y las oraciones”.

¿Por qué con otro hombre?

Antes de responder a la pregunta de por qué con un sacerdote que, de paso, también es un ser humano y por lo tanto un pecador, se puede hacer una comparación con otra práctica: la de orar.

Cuando el cristiano ora también lo hace acompañado de otras personas, esto a pesar de que hay un pasaje bíblico donde el Señor manda a orar en lo privado de la alcoba y en secreto (Mateo 6, 6).

¿No resultaría acaso contradictorio? Sin embargo, en las diferentes denominaciones cristianas los fieles se congregan para orar y alabar a Cristo, pues se comprende que Jesús no prohibía la oración en público, sino que pedía una oración sincera y sin apariencias ni vanidad.

De hecho, en otro momento Jesús incluso motiva a hacer oración comunitaria, cuando dice en Mateo 18, 20: “Porque donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”.

O sea, lo que Nuestro Salvador quiere en Mateo 6,6 es una oración que no sea falsa o hipócrita, como hacen quienes quieren aparentar ser muy buenos, de buenas acciones e iniciativas, pero en el fondo en su corazón no los mueve el amor, sino el odio, el rencor, la envidia, la apariencia, etcétera.

En realidad, los católicos se confiesan con Dios. El sacerdote solo sirve como un representante de Él y de su pueblo, una herramienta por medio de la cual el Señor puede guiar y orientar.

Pero también es oportuno recordar lo que dice la Carta de Santiago (5, 16): “Confiesense sus pecados uno a otros”. El texto es claro, los pecados deben reconocerse ante otros. Es un acto de humildad, reconocer en qué se ha cometido una falta y manifestar arrepentimiento.

De hecho, los mismos sacerdotes se confiesan con sus hermanos en el ministerio y también buscan orientación.

Aun más importante, el Sacramento de la Reconciliación es un acto de misericordia del Señor hacia sus hijos, es un momento para recibir su perdón y reconciliarse con Él y su Iglesia.

Cabe mencionar diferentes momentos en los Evangelios en que las personas se reconocen pecadoras, como el caso del hijo pródigo (Lc 15,21), la mujer adúltera (Jn 8,2-11). la pecadora pública que confiesa su pecado con su silencio y con sus gestos al llorar ante Jesús (Lc 7,36-38), Pedro (Lc 5,8), el publicano (Lc 18,13) o Zaqueo, quien declara que a algunos ha robado y ha estafado (Lc 19,1-10).

El Padre Mario Montes explica que hay hermanos de otras confesiones cristianas que no aceptan el Sacramento de la Reconciliación, pero los católicos, por el contrario, “creemos firmemente que Jesucristo confió a los apóstoles este ministerio”.

“Sabemos -agrega- que san Pablo y los ministros del Nuevo Testamento se sentían verdaderos ministros de la reconciliación ( 2 Cor 5, 18-21), y ejercían este servicio de reconciliación en la comunidad, en nombre de Cristo”.

 

 

Last modified on Sábado, 12 Abril 2025 08:26
Danny Solano Gómez

Periodista, licenciado en Producción de Medios, especializado en temas de fe católica, trabaja en el Eco Católico desde el año 2009.

Síganos

Face
Insta
Youtube
Whats
puntosdeventa
Insta
Whats
Youtube
Image
Planes de Suscripción Digital
Image
Image
puntos de venta
suscripciones
Catalogo editoria
publicidad
puntos de venta
suscripciones
Catalogo editoria
publicidad