El Padre Puente falleció el pasado domingo 4 de agosto. Sirvió hasta el último momento de su vida, de hecho, esa mañana, cuando fue llamado por el Señor, se preparaba para visitar una comunidad. Su funeral se realiza hoy, 5 de agosto, en el Santuario Nacional Nuestra Señora de Ujarrás, en Paraíso de Cartago.
Hace tan solo unos cuantos días atrás había celebrado sus 89 años de edad y sus 65 años de ministerio sacerdotal. La Parroquia de Paraíso recientemente publicó una entrevista en video, a modo de homenaje, donde el presbítero hizo un breve repaso de su vida y cerró con un mensaje para todos, sobre todo para el pueblo paraiseño, que es tan devoto de la Virgen.
“Aprendan de María las virtudes del amor, misericordia, sufrimiento, entrega y silencio”, dijo. También habló sobre la importancia de la oración y el rezo del Rosario. Recordó a Santo Domingo (el padre Puente pertenecía a la Orden de los Dominicos), quien hablaba de Dios o con Dios. Y al finalizar motivó a las personas a visitar el Santísimo Sacramento, “ese amigo que espera en silencio”.
Nació el 28 de julio de 1935, en País Vasco, España. Desde muy pequeño sintió el llamado a la vocación sacerdotal. Justamente, recordó que jugaba a ser sacerdote y a ofrecer Misa. Con tan solo 10 años de edad partió a un escuela apostólica, una especie de Seminario Menor.
Si bien fue duro, cuenta que fue más difícil para sus padres separarse de él que para él de su familia. “Yo tenía ilusión”, dijo. Se formó como fraile dominico.
En este punto cabe mencionar un dato curioso, cuando se iba ordenar tuvo que pedir una dispensa de tres meses para poder cumplir los 24 años de edad, que era un requisito indispensable.
Durante aquel tiempo se preparó con la idea de ir a servir a las Misiones de los Dominicos en Perú. Desde pequeño había escuchado sobre la misión e incluso había estudiado las diferentes etnias indígenas de ese país.
No obstante, su destino iba a ser otro. Fue enviado a Centroamérica en 1962, durante varios años alternó entre El Salvador, Guatemala y Nicaragua. Recordó que compartió momentos muy bellos con los indígenas en territorio guatemalteco.
Específicamente habló de cuando llegaban a avisarle que había un indígena apunto de morir y él se alistaba, caminaba durante horas y cuando llegaba al ranchito los familiares y la persona lo esperaban con mucho respeto. “Iba a cualquier hora, cualquier día, se trataba de entregar esas almas a Dios”, contó.
Vivió una época donde los conflictos armados eran recurrentes en Centroamérica. Había choques entre las guerrillas y el ejército, y las poblaciones humildes sufrían a causa de eso. Según relató, en Guatemala los guerrilleros obligaban a los vecinos de una comunidad a darles provisiones; entonces, el ejército, como represalia por haber ayudado al enemigo llegaban a destruir y a asesinar a la población.
En Nicaragua, estuvo en León, cuando daba inicio la Revolución Sandinista. Recordó que una vez incluso intercedió por un guerrillero, él mismo fue a la comisaría a pedir que lo liberaran y logró salvarlo.
Sin embargo, a los pocos días tuvo que salir de la Casa Cural e irse a vivir con una familia, pues su permanencia allí era ya muy peligrosa. Tiempo después, Mons. Román Arrieta (q.d.D.g.), V Arzobispo de San José, lo acogió en Costa Rica.
El Padre Puente fue enviado a servir en Acosta, más tarde fue trasladado a Paraíso, primero a la Parroquia Santa Isabel de Portugal, en Cachí; más tarde a la Parroquia San Francisco Javier, en Cervantes; y después al Santuario Nacional Nuestra Señora de Ujarrás, donde sirvió hasta su fallecimiento, de ahí que se ganara tanto cariño de parte del pueblo paraiseño.
Aquí usted puede encontrar la entrevista completa que le hizo la Parroquia de Paraíso al Padre Puente.