Dicho Año Jubilar ha considerado el hecho histórico de la carencia de riquezas metalúrgicas y de una gran población indígena en nuestras tierras, hiciera que el surgimiento de nuestra nación estuviera marcado por el desarrollo de cultivos de subsistencia, pequeñas explotaciones agrarias de índole familiar.
Por ello, explican los obispos en un comunicado, un elemento propio de la nacionalidad costarricense es la conciencia de ser una sociedad “campesina”; aspecto sociológico que se manifiesta en el ámbito espiritual por la especial devoción a San Isidro Labrador, campesino y laico que llegó a la santidad por su testimonio de esposo, padre de familia y de trabajador del campo, muy cercano a nosotros por la herencia española y específicamente castellana.
Por estas razones, en toda la geografía de nuestro país hay numerosos templos dedicados a este santo, algunos de ellos parroquias que le tienen como santo patrono o copatrono. Especialmente, una de nuestras diócesis le tiene como su patrono (diócesis de San Isidro de El General). Por ello, los festejos en honor a San Isidro Labrador se extienden por todo el país, durante el mes de mayo y más allá de él, con celebraciones litúrgicas, procesiones, ferias, desfiles de carretas tiradas por bueyes, topes, bendiciones de maquinaria agrícola y hasta de automóviles, entre otras muchas tradiciones.
Incluso, recogiendo esta arraigada tradición, el gobierno de Costa Rica decretó el 15 de mayo como “Día del Agricultor costarricense” y, en ámbitos eclesiales, ya desde hace muchos años, la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos elevó la entonces Memoria obligatoria de San Isidro Labrador al grado de Fiesta en la Provincia Eclesiástica de Costa Rica.
“Con la firme convicción de que Jesucristo es el mismo ayer y hoy, y lo será para siempre (Hb, 13,8), y de que es el Señor de la historia, los obispos de Costa Rica queremos proponer esta celebración eclesial a nuestros hermanos como un tiempo de gracia en el que se manifieste más plenamente el plan salvífico de Dios a cada persona, y que este designio sea manifiesto, en especial a los que habitamos en este pequeño país, que fiel a su herencia cristiana peregrina hacia el Señor”, concluyen.
Expondrán cuerpo incorrupto
En España, donde nació el santo, la celebración por el 400 aniversario de su canonización tampoco pasará desapercibida.
La arquidiócesis de Madrid expondrá a la veneración de los fieles el cuerpo incorrupto de su santo patrono, del 21 al 29 de mayo de 2022. De cara a esa fecha, el 12 de enero pasado se abrió el féretro en presencia del arzobispo de Madrid, cardenal Carlos Osoro, y de varios forenses que hicieron una inspección ocular comprobando las buenas condiciones del cuerpo. La Congregación para la Causa de los Santos autorizó, desde el Vaticano, un estudio forense sobre el cuerpo-reliquia.
La última vez que se expuso el cuerpo incorrupto de san Isidro fue en 1985. Por entonces la coyuntura fue el aniversario número 100 de la diócesis de Alcalá-Madrid.
San Isidro falleció en 1172 y fue canonizado el 12 de marzo de 1622 junto a otros grandes santos: san Felipe Neri, santa Teresa de Jesús, san Ignacio de Loyola y san Francisco Javier. Su cuerpo se encuentra en el altar mayor de la Colegiata de San Isidro en Madrid. Pocos saben que su esposa y su hijo también fueron reconocidos santos por la Iglesia: se trata de santa María de la cabeza y de san Illán.
Durante la persecución religiosa en España, el cuerpo fue escondido y los testigos juraron no revelar el lugar incluso bajo riesgo de perder la vida. Uno de los interrogados para saber el destino del cuerpo del santo fue asesinado por no revelar el paradero y ahora está en proceso de beatificación.
Patrono de los agricultores
San Isidro Labrador es el patrono de los agricultores del mundo. Sus padres eran unos campesinos pobres que ni siquiera pudieron enviarlo a la escuela. Pero en casa le enseñaron a tener amor y caridad hacia el prójimo y un enorme aprecio por la oración y por la Santa Misa.
Huérfano y solo en el mundo cuando llegó a la edad de diez años se empleó como peón de campo, ayudando en la agricultura a Don Juan de Vargas, dueño de una finca cerca de Madrid. Allí pasó muchos años labrando las tierras, cultivando y cosechando.
Cuenta la historia que Isidro se levantaba muy de madrugada y nunca empezaba su día de trabajo sin haber asistido antes a la Santa Misa. Varios de sus compañeros muy envidiosos lo acusaron ante el patrón por “ausentismo” y abandono del trabajo. El señor Vargas se fue a observar el campo y notó que sí era cierto que Isidro llegaba una hora más tarde que los otros (en aquel tiempo se trabajaba de seis de la mañana a seis de la tarde) pero mientras Isidro oía misa, un personaje invisible (quizá un ángel) le guiaba sus bueyes y estos araban juiciosamente como si el propio campesino los estuviera dirigiendo.
Lo que ganaba como jornalero, Isidro lo distribuía en tres partes: una para el templo, otra para los pobres y otra para su familia (él, su esposa y su hijo). Un día lo invitaron a un gran almuerzo y se llevó a varios mendigos. El invitador le dijo que solo le podía dar almuerzo a él. Isidro repartió su almuerzo entre los mendigos, alcanzó para todos y sobró.
Isidro se casó con una sencilla campesina que también llegó a ser santa: Santa María de la Cabeza, siendo modelo de un matrimonio santo.
En el año 1130 sintiendo que se iba a morir hizo humilde confesión de sus pecados y recomendando mucho amor a Dios y mucha caridad con el prójimo, murió santamente.
A los 43 años de haber sido sepultado, en 1163, sacaron del sepulcro su cadáver y estaba incorrupto. Las gentes consideraron esto como un milagro. Poco después el rey Felipe III, quien afirmaba haber sido curado de una enfermedad por intercesión del santo, pidió al Sumo Pontífice para que declarara santo al humilde labrador.
El Papa lo canonizó en el año 1622 junto con Santa Teresa, San Ignacio, San Francisco Javier y San Felipe Neri.