“Cada uno de nosotros tiene el reto de responder a la llamada de Dios para combatir el mal del hombre interior, para entender el significado de la conversión y de sacrificio por los demás, como lo hicieron los tres pastorcitos, en su pureza e inocencia”, agregan.
Según la Congregación para la Doctrina de la Fe, el mensaje de Fátima es un angustioso llamamiento a la conversión y a la penitencia, que impulsa hacia el corazón del Evangelio. Asimismo, describe este acontecimiento como “la más profética de las apariciones modernas”, en el documento sobre el mensaje de Fátima, publicado cuando se reveló la tercera parte en el año 2000.
Mensaje de esperanza
Para el entonces Prefecto de esa Congregación, Card. Joseph Ratzinger, (el Papa emérito Benedicto XVI) la exhortación a la oración como camino para la salvación de las almas y la llamada a la penitencia y a la conversión mantienen su validez.
Además, recuerda las palabras de Jesús: “padeceréis tribulaciones en el mundo, pero tened confianza; yo he vencido al mundo” (Jn 16,33). “El mensaje de Fátima nos invita a confiar en esta promesa”, dijo.
El Cardenal Angelo Sodano, con ocasión del centenario de las apariciones de Fátima, afirmó: “Hay entonces un mensaje de esperanza. Numerosas y graves pueden ser las pruebas de la vida y las tragedias del mundo, pero más grande todavía es el amor de Dios por nosotros. Desde el santuario de Fátima la madre de Jesús parece querer recordarnos las palabras dirigidas por Jesús a sus discípulos antes de la ascensión al cielo: “he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo” (Mateo 28, 20)”.
El rosario: un arma poderosa
En las apariciones de Fátima, la Virgen también hace un reiterado llamado a rezar el Rosario: En la primera aparición, sus palabras fueron: “Rezad el Rosario todos los días para alcanzar la paz del mundo y el fin de la guerra”.
En la tercera aparición dijo a los pastorcillos: “Cuando recéis el Rosario, decid después de cada misterio: ‘Jesús mío, perdónanos, líbranos del fuego del infierno, lleva todas las almas al cielo, especialmente las más necesitadas’”.
Asimismo, en la cuarta aparición urgió a las personas a rezar: “Rezad, rezad mucho y haced sacrificios por los pecadores, porque muchas almas van al infierno por no tener quién se sacrifique y rece por ellas”.