El Padre Saúl confiesa que nunca se imaginó convertirse en cantante, en sus ocho años de formación en el Seminario ni siquiera tuvo interés en participar de algún coro. Pero una vez ordenado sacerdote se vio en la necesidad de cantar en las misas y actividades pastorales.
Comenzó a recibir comentarios positivos de parte de algunos fieles por su voz, así inició el descubrimiento de un don oculto, sin embargo, este presbítero prefiere no ahondar mucho en eso, él -afirma- solo quiere servir a Dios y que este proyecto sea para su honra y gloria.
“El sencillo es una gran expectativa, es una canción muy conocida, que se canta en muchas celebraciones, por eso pensamos en ella, queríamos algo cercano y, a la vez, convertirlo en algo nuevo”, dijo el sacerdote.
Explicó que pensaron en esta canción porque recuerda la llamada de Dios e hizo la comparación con el momento de desánimo que vivieron los discípulos de Jesús después de la crucifixión, pero el Señor se les aparece y les dice que vayan a Galilea (Mt. 28, 10), el mismo lugar donde se encontró con ellos, donde los llamó por primera vez.
“Estamos en plena pandemia, hay gente que se ha alejado, está triste, tiene miedo o vislumbra el panorama con incertidumbre, pensamos que, aun en medio de todo eso, podríamos decirle a esa persona: “Dios te está llamando de nuevo, te invita a empezar de nuevo, a volver al primer amor”, comentó.
Nada es imposible para Él
Por su parte, Cinthy tiene una trayectoria de 22 años como animadora del canto y un hermoso testimonio relacionado con su hija de nueve años, que la inspira a cantarle al Señor.
Previo a la grabación de Pescador de Hombres ella grabó una versión de Nada es imposible para Él, precisamente porque cuando su pequeña Dilany fue diagnosticada con parálisis cerebral, no obstante, hoy es una niña que camina, juega y va a la escuela regular como cualquier otra de su edad. Los médicos no encontraron una explicación científica.
Cinthy cuenta que, tras un parto difícil, la bebé sufrió dos hemorragias cerebrales, por lo tanto, el daño era irreversible. Los especialistas se reunieron con ellos y les informaron que su hija no iba a poder caminar, ni comer ni hablar, posiblemente estaría el resto de su vida postrada en una cama o en una silla de ruedas.
En esos días, ambos padres rezaron y pidieron al Señor que se hiciera su Santa Voluntad, que les enseñara a ser los padres que la pequeña necesitaba y que les pusiera ángeles en el camino, así ha sido, se han encontrado con maestros y médicos que “han sido ángeles”.
“En esos días uno de los médicos se nos acercó, nos preguntó si éramos creyentes, le respondimos que sí, él nos miró y nos dijo que lo único que podía decir, viendo que los exámenes no coincidían con el estado de mi hija, que la mano del Señor estaba sobre ella”, contó Cinthy.
Después de tres cirugías y con hidrocefalia, la pequeña Dilany era considerada un milagro, crecía y se desarrollaba, con dificultades, pero contra todo pronóstico.
Sus papás la llevaban a ver al Santísimo y ella pedía tocar el sagrario. Un día, a los siete años, se levantó y caminó por primera vez, cuando su mamá se acercó, la niña le dijo: “El Santísimo me concedió mi deseo”. Este emotivo momento fue registrado en un video tomado por celular que Cinthy compartió con Eco Católico.
“Ha sido un proceso hermoso. Creo que los niños con alguna condición especial son un pedacito del cielo en la tierra, uno como padre es privilegiado, y también ayuda identificarse con otros padres que tienen hijos con situaciones mucho más complejas”, comentó emocionada la madre, que ofrece el don de su voz para agradecerle a Dios.
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