Monseñor habló sobre como el creyente, al igual que María, es capaz de discernir su ruta y su opción fundamental por el Señor, quien es “nuestro punto de partida y quien da sentido a nuestra existencia”.
En ese sentido, “cristiano aprende a leer los signos que Dios va poniendo en su diario vivir”, por eso, “que las circunstancias de nuestra vida nos permitan aferrarnos más al amor de Dios y su infinita misericordia”.
El obispo aprovechó entonces para reconocer los esfuerzos hechos para ayudar a los hermanos que han sufrido a causa de las recientes inundaciones. Asimismo, habló sobre el servicio prestado por sacerdotes y laicos en medio de la Pandemia.
El Prelado también tuvo palabras para los agricultores y se refirió a la colaboración de la Pastoral Social diocesana, la cual, dentro de las posibilidades, busca responder a diversas situaciones y dificultades que viven diariamente.
Al final de la ceremonia litúrgica se regalaron algunas velas entre los fieles presentes.
Agradeció los gestos solidarios y bendijo a las personas que los llevan a cabo. “Este es nuestro ser, esta es nuestra Costa Rica, la que nosotros queremos seguir fomentando, propiciando, esta riqueza de valores, elementos que nos identifican como personas solidarias, el costarricense es un ser generoso, una persona que se da por el necesitado”, expresó Monseñor al cierre de su homilía.