El objetivo fue garantizar a esta población la inclusión social y universal de los servicios preventivos de salud con dignidad para cada persona.
La vacunación contó con la presencia del sacerdote Luis Carlos Aguilar, Vicario General y responsable de Pastoral Social-Caritas de la diócesis, así como de los doctores Wilburg Díaz, director regional de la Caja Costarricense del Seguro Social. También estuvieron presentes autoridades del IMAS, la Fuerza Pública, el Gobierno Local, y la Red Buen Samaritano Internacional para la movilización de las personas en situación de vulnerabilidad, entre otros. Las personas atendidas habitan en el centro de la ciudad, El Roble y Barranca. A ellos se los inyectó la primera dosis de la casa farmaceútica Pfizer.
Atendiendo las restricciones por la pandemia, en el Centro Fray Casiano de Madrid se atienden diariamente unas 40 personas, a quienes se les entregan alimentos preparados por voluntarios y personal del Centro.
Según explicó el Padre Aguilar, dado que las personas en situación de calle son de alto riesgo, se trata de un segmento de población extremadamente vulnerable, expuesto al contagio al no contar con servicios de higiene.
“Al igual que al resto de la población costarricense, se les debe garantizar el derecho a la salud que incluye información, formación y cuidado. También es responsabilidad cristiana cuidar de todos los que habitamos en la Casa Común”, dijo el sacerdote.
En el país hay 3.753 personas en situación de calle, de ellos un 2% se encuentra en Puntarenas, según datos de enero del 2020 del Sistema de Información de Población objetivo del Instituto Mixto de Ayuda Social.