Este beato, nacido en Italia a comienzos del siglo pasado, es un claro referente sobre una vida gastada en el amor y el servicio hacia los más necesitados.
En su tiempo, la realidad estaba marcada, entre otras cosas, por grandes desigualdades e injusticias en el tema laboral, por la presencia de muchos pobres e indigentes a causa de la desigualdad y las pocas oportunidades de desarrollo económico y social, por las consecuencias traídas por la Primera Guerra Mundial y, en lo personal, por un ambiente familiar que era contrario u hostil a su fe.
A pesar de lo anterior, este joven que falleció con tan solo 24 años a causa de una poliomielitis fulminante, supo ser un cristiano totalmente comprometido con la causa del Evangelio.
Su amor y servicio hacia esas personas más olvidadas y “menos importantes” de la sociedad, lo llevan a ser un claro ejemplo no solo para los jóvenes de hoy, sino para todas las personas. Fue un testigo fiel de lo que propone el Evangelio cuando dice: “Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a verme” (Mateo 25, 35-36).
En la actualidad, la situación hace que muchas personas caigan en pobrezas materiales, psicológicas o espirituales. La falta de oportunidades de empleo, el aislamiento, la soledad, la angustia por el futuro, la crisis económica y salubre, entre otras cosas, provocan que estemos en un contexto donde se hace necesario ser promotores de la esperanza y la alegría que el Evangelio propone y de salir al encuentro del hermano que necesita de nosotros, pues “la vida no es tiempo que pasa, sino tiempo de encuentro”. [1]
Que el ejemplo de este joven beato (referente de la 2da etapa del seminario) nos impulse a no “quedarnos con los brazos cruzados”, sino en ser verdaderos partícipes en la construcción de una sociedad más justa y humana.
Que, así como aquel joven italiano, hoy beato, que supo estar cerca de “los más alejados”, así también nosotros estemos dispuestos a estar cerca de aquellos que más necesitan en este tiempo.
[1] Videomensaje al TED2017 de Vancouver (26 abril 2017): L’Osservatore Romano (27 abril 2017), p. 7.