Conozco muchas mujeres de fe que viven evangelizando no solo en medios de comunicación y redes sociales sino también en el silencio y ambas vías son válidas y potentes siempre y cuando se comunique la verdad y no la falsedad.
La mujer en sí misma comunica vida porque ella genera la vida y junto a esto brinda todo un mensaje de Dios sobre su misericordia, sobre su alianza con el hombre y la Encarnación del Hijo de Dios, pero solo quien aprecia a la mujer en la Palabra de Dios puede darle este sentido semántico.
Cuántos años pasaron para que la mujer pudiera tener voz y voto y aún hoy en algunos países es silenciada, apartada del estudio, de los derechos básicos del ser humano, utilizada y maltratada, víctima de la trata y de la violencia. Las mujeres víctimas pueden comunicar con veracidad esa otra verdad de la vida en primera persona, pero no siempre son escuchadas.
Pienso que las santas de nuestra Iglesia son ejemplo de una comunicación magnífica, basada en la verdad y que nos ayudan a vivir mejor la vida. Esta pandemia y sus horrorosas consecuencias se puede pasar mejor con la ayuda espiritual de estas mujeres que nos han legado una gran ayuda espiritual para fortalecer nuestra fe ante los momentos difíciles.
El Papa nos pide encontrar las historias, las personas, las situaciones “Si no nos abrimos al encuentro permaneceremos como espectadores externos, a pesar de las innovaciones tecnológicas que tienen la capacidad de ponernos frente a una realidad aumentada en la que nos parece estar inmersos. Cada instrumento es útil y valioso si nos empuja a ir y ver la realidad que de otra manera no sabríamos, si pone en red conocimientos que de otro modo no circularía si permite encuentros que de otra forma no se producirían”, indica el Papa en su mensaje.
“Desde hace 2 mil años se comunica la fascinación de la aventura cristiana. El desafío que nos espera es comunicar encontrando a las personas donde están y como son”, dice Francisco. Lo anterior es a lo que invito hoy a las mujeres y con respecto a las mujeres. Demos un testimonio de lo que hemos visto y oído del Señor y de la realidad que viven las mujeres para poder conocer la realidad y mejorar sus vidas.