Cuatro mujeres muy destacadas del proceso sinodal alemán abandonaron este camino. Se trata de las profesoras de teología Katharina Westerhorstmann y Marianne Schlosser); la filósofa Hanna Barbara Gerl-Falkovits y la periodista Dorothea Schmidt.

Estas cuatro valientes mujeres, el pasado 22 de febrero, plantearon objeciones fundamentales sobre la dirección y el desarrollo del sínodo alemán según informó CNA Deutsch, agencia de noticias alemana del grupo ACI.

Entre sus principales objeciones al camino sinodal alemán está que “ponía en duda doctrinas y creencias católicas centrales”. Se informó que también acusaron a los organizadores de ignorar las repetidas advertencias e intervenciones del Vaticano.

Ellas incluso manifestaron su incomodidad por el uso de tácticas de presión no acordes con la sinodalidad. AciPrensa publicó que Thomas Sternberg, expresidente del Comité Central de los Católicos Alemanes había afirmado que el proceso prentendía desde el principio lograr cambios en la doctrina de la Iglesia sobre la homosexualidad y la ordenación de mujeres entre otros temas.

Ante esta situación, las cuatro mujeres renunciaron al proceso y según la prensa, ellas dijeron que este camino separaba cada vez más a la Iglesia de Alemania de la Iglesia universal.

“Las resoluciones de los últimos tres años no solo han cuestionado fundamentos esenciales de la teología católica, la antropología y la práctica eclesiástica, sino que los han reformulado y en algún caso redefinido por completo…no podemos compartir ni compartiremos la responsabilidad por ello” , declararon.

La información anterior se ha obtenido de una carta que estas mujeres profesionales delegadas de la Conferencia Episcopal Alemana para el camino sinodal publicaron en el diario Welt con el título “una declaración de despedida” (según lo establece el medio infocatolica.com).

A mi me llama la atención que ellas hayan tomado esta decisión que yo diría es muy valiente y no espero menos de mujeres tan preparadas como ellas, ganadoras dos de ellas del premio Ratzinger incluso, y sobre todo con un sentido común que cada vez vemos menos en nuestra sociedad actual.

La carta enviada por los cardenales Parolin, Ladaria y Ouellet tampoco fue considerada para la asamblea sinodal. Ellas manifestaron que estas intervenciones el Vaticano que fueron ignoradas son parte también de su decisión.

Yo quisiera cerrar mi columna con esta frase publicada por infocatólica y atribuida a estas mujeres “solo conservando la comunión eclesial a través del espacio y del tiempo puede haber una renovación de la Iglesia, no rompiendo con ella”.