El secreto de Fátima es actual porque las amenazas para el mundo siguen siendo las mismas: guerra, destrucción, perdida de vidas y de almas por falta de paz. Todos sabemos que con las armas que tenemos hoy podemos destruir este hermoso Paraíso llamado Tierra en minutos. Dios nos hizo inteligentes, pero la inteligencia la estamos utilizando para el mal y no para el bien. Es increíble que no hayamos aprendido que la guerra no deja nada más que muerte como se puede ver en los resultados de las guerras mundiales.
Hay algo que llama mucho la atención de la intervención de Ratzinger y es que el futuro no está predeterminado y lo que vieron los niños puede cambiarse. Todo depende de la conversión, la oración y la actitud del hombre hacia la paz. “Toda la visión tiene lugar solo para llamar la atención sobre la libertad y para dirigirla en una dirección positiva…su sentido es movilizar las fuerzas el cambio hacia el bien”, explica.
El secreto de Fátima no significa fatalismo sino una ayuda para que podamos cambiar y salvarnos. En la cruz, medita Ratzinger, la destrucción se transforma en salvación, debemos mantener esa fe. Lo que el secreto hablaba del sufrimiento de un Pontífice viendo violencia y destrucción a su alrededor es lo que el Papa Francisco experimenta hoy también con la guerra en Ucrania, entre otros sufrimientos terribles en el mundo. La muerte de un Papa indica que se refiere al atentado contra San Juan Pablo II y que la Virgen haya intercedido vuelve a ser ejemplo de que el destino no es inmutable y que la fe y la oración pueden cambiar las cosas.
En resumen, Fátima sigue siendo actual en cuanto a los peligros para la humanidad y nos sigue recordando la conversión, la penitencia y la exhortación a la oración. Si hay algo que debe consolarnos mucho es esta frase dicha por la Madre de Dios: “Al final, mi Corazón Inmaculado triunfará”.