Termina un año, la Navidad nos llena de esperanza y nos prepara para enfrentar otro regalo de Dios que es un año más de vida. Deseo cerrar esta columna deseando a todos muy feliz Navidad y un bendecido año 2022 pero también con un mensaje por la vida.
Toda vida vale, la del no nacido, la del bebito que vienen enfermo a este mundo, la del adulto mayor sea cual sea su condición y la de cualquier ser humano, creado a imagen y semejanza de Dios. Es muy triste seguir leyendo en las noticias sobre el abandono creciente de adultos mayores enfermos en hospitales. Según se ha informado, ni siquiera están enfermos, solo están descompensados por la falta de atención a sus necesidades y luego viene la depresión por el abandono. ¡Qué crueles podemos ser los seres humanos! …
Entristece también ver tantos homicidios en Costa Rica. Ensombrece el apoyo que se le quiere dar al aborto y a la eutanasia en lugar de pensar en los cuidados paliativos y en programas para mujeres embarazadas, de tal forma que podamos proteger las dos vidas.
Vale la vida de los sin techo, de quienes se han equivocado y están en la cárcel, pues cada ser humano es un pensamiento de Dios con una misión en este mundo. Tenemos que insistir en programas para ayudar a los hermanos de la calle, nos podría pasar a cualquiera y seguir insistiendo en la reinserción social de los que ya han cumplido una condena. Todos deben tener derecho a soñar con una vida digna.
Debemos oponernos al suicidio y fortalecer la ayuda psicológica a adolescentes y a cualquiera que por deudas o diversas causas, hasta fisiológicas, se sienta deprimido. Luchar por cualquier vida siempre debe ser la prioridad. Ojalá y las comunidades puedan organizarse no solo para temas de seguridad sino también para dar apoyo a las familias en problemas económicos.
Ojalá votemos por un partido que defienda la vida en todo sentido y también la dignidad del ser humano y aquí pensamos también en fuentes de trabajo para todos. No es posible seguir manteniendo una sociedad que descarta todo, no solo a los enfermos y mayores sino a los que siente que son útiles, pero les han puesto una etiqueta de “desechable”.
No esperemos que el Gobierno haga todo, empecemos nosotros a luchar por la vida en nuestras familias, parroquias, comunidades y grupos de amigos y trabajo. Si usted sabe de alguien que quiere abortar corra a ayudar a esa mujer, si sabe de alguien en depresión que no puede pagar una terapia, haga un teletón entre amigos y páguele la ayuda psicológica, quizás ese dinero equivalga a salvar una vida y eso no tiene precio.
Necesitamos salir de nosotros mismos y mirar alrededor tanto dolor y sufrimiento. No nos quedemos con ese programa “Sueño de Navidad” que ayuda a algunas familias, pensando que en Costa Rica somos todos solidarios, no. Mire a su alrededor y se dará cuenta de cuanta ayuda necesitan nuestros hermanos. No hay que ir a África para ayudar a los necesitados, yo siempre digo que los más pobres son los que no creen en Dios y a veces nuestro testimonio de amor derrite sus corazones.
No esperemos a que nos anuncien una enfermedad mortal para hacer el bien…utilicemos nuestra vida y salud para ayudar a otras vidas. Quiero recomendarles la película de San José Moscati, el médico santo italiano que murió de cansancio por ayudar a tantas personas pobres a su alrededor. También murió pobre por vender todas sus pertenencias y comprar medicinas para regalar a los pobres. Los santos siempre nos enseñan el Evangelio aplicado en la vida. Lo que San José Moscati hizo fue luchar por salvar vidas, es la misión de todos los médicos, no lo contrario.
Toda vida vale, toda vida es importante, la suya y la de todos. No permitamos que Costa Rica se transforme en un país de muerte. Nuestro país verde, conocido por sus riquezas naturales debe ser congruente con el paraíso de vida que Dios nos ha regalado y defender la vida desde la concepción hasta la muerte natural, así como una vida digna para todo ser humano.
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