La democracia se construye desde la sabia escucha de quienes, con criterios técnicos, políticos y éticos, desean aportar a la resolución de los problemas y, sobre todo, saber escuchar al pueblo, en especial, el más empobrecido que clama justicia y fraternidad.
Como hemos reiterado los obispos, el diálogo transparente y con resultados, es apremiante y, si existe una base que lo sustente, esta debe ser la solidaridad que “es pensar y actuar en términos de comunidad, de prioridad de la vida de todos sobre la apropiación de los bienes por parte de algunos. También es luchar contra las causas estructurales de la pobreza, la desigualdad, la falta de trabajo, de tierra y de vivienda, la negación de los derechos sociales y laborales. La solidaridad, entendida en su sentido más hondo, es un modo de hacer historia.”[2] Ya lo hemos hecho antes… ¿Por qué no ahora?
Es tiempo de construir en común, de hacer del diálogo el camino privilegiado para escuchar y no, simplemente, para validar posiciones particulares. El auténtico diálogo social supone la capacidad de respetar el punto de vista del otro, aceptando la posibilidad de que contenga algunas convicciones o intereses legítimos, “… el otro tiene algo para aportar, y es deseable que profundice y exponga su propia posición para que el debate público sea más completo todavía…La discusión pública, si verdaderamente da espacio a todos y no manipula ni esconde información, es un permanente estímulo que permite alcanzar más adecuadamente la verdad, o al menos expresarla mejor.”[3]
Restablezcamos de una buena vez la seguridad y el orden social, sumemos nuestras voluntades, tanto la de las autoridades, como la de los diversos sectores sociales, escuchando el clamor de la ciudadanía por canales legítimos para buscar verdaderas soluciones. Dialoguemos como hermanos comprometidos en la construcción de una sociedad más justa.
El discípulo de Cristo, mira la realidad con el lente de la fraternidad, hoy más que nunca estamos llamados en nuestro país a sentirnos y a ser, en verdad, hermanos. Contribuyamos todos a fortalecer nuestra sociedad desde los parámetros del amor al prójimo.
“Señor, haznos instrumentos de tu paz.”
[1] Papa Francisco, Discurso a los participantes en el Encuentro mundial de Movimientos populares (5 noviembre 2016): L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española (11 noviembre 2016), p. 6.
[2] Papa Francisco, Fratelli Tutti, n.116
[3] Papa Francisco, Fratelli Tutti, n.203