Para convivir humanamente es fundamental el entorno de espacio y contexto cultural para comprender las experiencias individuales de vida de aquel que tengo más próximo y con el que estoy interactuando, tomando en cuenta su legitimidad, su esencia como persona, y su historia, para así crear desde la colectividad constructos mas humanos.
No olvidar la ternura y la solidaridad desde nuestras familias, trabajos, centros de estudio, como el café que embellece la taza con su color, su aroma, y su calidez, nos permite encontrarnos y desde ahí poder compartir experiencias vividas, sentimientos y construir realidades, por medio de conversaciones donde estén presentes las risas, la alegría, que en ocasiones puede aparecer la incertidumbre, y el caos, pero esto nos ayuda a encontrarnos con cada una de nuestras historias, desde el respeto, el amor, y así comprendernos.
Desde estructuras flexibles podemos ir creando momentos para compartir en esta época tan especial que van proliferando desde la aceptación de la otredad en la medida que compartimos con nuestras emociones, características corporales, y el influjo de energía de cada uno, creando así una multiplicidad de respeto y solidaridad.
Animémonos a servir esas tazas de café desde la virtualidad, o desde la burbuja social y pasar un momento agradable, ya que desde el conversar construimos nuestra realidad con los demás y la sociedad necesita de esos espacios calurosos, llenos de humanidad, desde el respeto, el cariño y la compresión, ya que con las palabras nos podemos herir o acariciar. Que este tiempo en el cual nos preparamos este lleno de calor humano en medio de palabras que acaricien y edifiquen.
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