“La prudencia capacita para tomar decisiones coherentes, con realismo y sentido de responsabilidad respecto a las consecuencias de las propias acciones (...) es, en definitiva, una virtud que exige el ejercicio maduro del pensamiento y de la responsabilidad, con un conocimiento objetivo de la situación y una recta voluntad que guía la decisión”.
De esta manera, el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, numeral 548, nos describe una virtud importante que puede ayudarnos a salvar vidas, si la asumimos a la hora de estar conduciendo en las carreteras de nuestro país.
Mi llamado es a hacer una pausa para reflexionar sobre lo que ha acontecido en nuestro país en esta materia, a pesar de las varias restricciones sanitarias generadas alrededor del Covid-19.
Se informa, por parte del Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT) que, luego de nueves meses de este 2020, se habían remitido al Ministerio Público a un 24% más de conductores que en 2019, en plena pandemia, por conducir bajo los efectos del alcohol, pese a que los bares estuvieron cerrados por meses.
Esto es para que revisemos realmente nuestro compromiso por el respeto a la vida propia y a la vida de los demás. Lamentablemente 10 personas perdieron la vida por esta causa.
Se nos dice que, con respecto a los primeros nueves meses de 2019, hubo un aumento del 26% en sanciones por llevar niños en los vehículos sin el dispositivo de retención de menores.
Conducir con la licencia suspendida (es decir, ya la habían perdido por sanciones por conductas peligrosas) tuvo un incremento de casos de 114% a agosto de 2020.
El MOPT reportó también, a setiembre, que habían muerto 31 personas en situaciones vinculadas al abuso de velocidad, teniendo un aumento del 26% de las multas por esta conducta.
De nuevo, hermanos, necesitamos repasar nuestra conducta en carretera, es preciso incrementar nuestro grado de responsabilidad, proteger la vida en toda circunstancia, porque, lamentablemente, lo que se refleja es una cultura que tiene poco sentido de la prudencia y poco respeto por la persona humana.
Si bien, tras los primeros nueve meses del año, hay 95 decesos menos que los reportados en el mismo periodo de 2019, cada una de las 213 muertes que se dieron en carretera llevaron luto a alguna de nuestras familias y a la sociedad en general.
Tenemos que repetirlo, todos estos hechos se dieron en medio de restricciones bastante fuertes, sobre todo al inicio de la pandemia, lo cual nos lleva a meditar más aún en el tipo de sociedad en que nos desenvolvemos.
Depende de cada uno el respeto por la propia vida y lo que pueda pasar en carretera, más aún en medio de las medidas sanitarias que debemos respetar para prevenir el Covid-19.
Que Dios nos ilumine y guíe nuestros actos. Cada vez que conducimos, repasemos nuestra forma de proceder, para evitar dolor y luto en nuestras familias y en las familias de los demás.
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