El diálogo respetuoso y abierto implica escuchar activamente y comprender las perspectivas de los demás. Es fundamental que la Iglesia se acerque a este diálogo con humildad y una disposición genuina para aprender. Esto no significa comprometer su fe, sino mostrar que valora la dignidad y la búsqueda de verdad de cada persona.
El Papa Francisco ha reiterado la necesidad del diálogo, afirmando que el diálogo no es una estrategia de la Iglesia, sino una dimensión de su vida misma. Al entablar conversaciones sinceras y respetuosas, la Iglesia puede encontrar puntos comunes que permitan construir puentes y fomentar la paz y la comprensión. “A los gobernantes y a cuantos tienen responsabilidades políticas y sociales, a los pastores y a los animadores de las comunidades eclesiales, como también a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, hago un llamamiento para que sigamos avanzando juntos con valentía y creatividad por estos tres caminos: el diálogo entre las generaciones, la educación y el trabajo. Que sean cada vez más numerosos quienes, sin hacer ruido, con humildad y perseverancia, se conviertan cada día en artesanos de paz”.[3]
Fidelidad a la fe sin imposición
La Iglesia debe mantener su compromiso con la Verdad de Cristo sin imponerla de manera autoritaria. La evangelización, en este contexto, debe ser una invitación amorosa a descubrir la plenitud de vida en Cristo. Al presentar su mensaje de manera clara y respetuosa, la Iglesia puede mostrar cómo sus enseñanzas ofrecen respuestas profundas a las preguntas existenciales que todas las personas enfrentan.
La importancia de vivir según las enseñanzas de Cristo no puede ser subestimada. El testimonio de vida cristiana, marcado por la caridad, la justicia y la misericordia, puede ser una poderosa herramienta de evangelización que atraiga a otros sin necesidad de confrontación.
Valorar las verdades de los demás
Es importante que la Iglesia no dé la impresión de que las verdades y valores de los demás no importan. Reconocer la presencia de elementos de verdad y bondad en otras religiones y sistemas de creencias es esencial. Esto no solo es una muestra de respeto, sino que también permite a la Iglesia encontrar puntos de convergencia que puedan servir como base para la cooperación y el entendimiento mutuo.
El Papa Juan Pablo II, en sus numerosos encuentros interreligiosos, demostró cómo es posible afirmar la verdad de la fe católica mientras se valora y respeta profundamente a los demás. Este enfoque pastoral y teológico sigue siendo relevante hoy.
Opciones para referirse al relativismo moral
El término “relativismo moral” es explícito y técnico dentro del contexto teológico y doctrinal de la Iglesia. Sin embargo, para aquellos que están fuera de este contexto, puede no ser tan claro o bien recibido. Pueden darse otros en términos mas cercanos:
- Diversidad de Perspectivas Morales: Este término enfatiza la variedad de puntos de vista sin juzgarlos como incorrectos o insuficientes.
- Pluralismo Ético: Este término reconoce la coexistencia de múltiples sistemas de valores y normas éticas dentro de una sociedad.
- Variedad Moral: Este término simplemente señala la existencia de diferentes enfoques morales sin implicar una evaluación negativa.
- Enfoques Morales Diferentes: Este término subraya que hay distintas maneras de entender y practicar la moralidad sin sugerir una jerarquía entre ellas.
- Multiplicidad de Valores Morales: Este término reconoce la presencia de diversos valores morales sin hacer un juicio de valor sobre ellos.El primer paso es reconocer que vivimos en una sociedad donde coexisten múltiples perspectivas y valores. La Iglesia puede reconocer esta diversidad sin renunciar a su convicción de que la Verdad de Cristo es objetiva y universal. Al hacerlo, se muestra abierta al diálogo y respetuosa de las diferentes creencias que existen en la sociedad.
[1] Benedicto XVI, II Conferencia Internacional dedicada al tema "Paz y Tolerancia, diálogo y entendimiento en el Sudeste Europeo, el Cáucaso y Asia Central", Estambul (Turquía), del 7 al 9 de noviembre.
[2] Nostrae Aetate, n.5
[3] Papa Francisco, 55 mensaje de la Jornada Mundial de la paz, 1 de enero del 2022