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Aquí nadie sobra

By Dr. Rogelio Arce Barrantes Mayo 11, 2023

Llegamos a viejos y sin embargo continuamos creyendo en duendes. Los grupos feministas pro abortistas, son simplemente grupos que odian la vida de los demás. Aclaro antes que soy médico, de formación humanista, creyente (ni ateo ni agnóstico) y apasionado de la vida humana.

He tenido tres hijas y tengo tres nietos y medio, nunca buscamos planificar, mis hijas llegaron de manera espaciada, lo que dio oportunidad a mi esposa de cuidar a cada una de forma especial, ella, odontóloga de profesión, sacrificó su profesión para seguir su carrera de madre. Cada hija vino con su trozo de pan debajo del brazo, aunque muy separadas entre una y otra, son especialmente unidas entre ellas. Yo veo que he recorrido más de tres cuartas partes de mi vida, es decir yo soy un avión en el final de la pista de aterrizaje y lo tengo muy claro.

Los grupos abortistas, hijos putativos de la antigua izquierda, que siempre busca desestabilizar el mundo porque simplemente no encontraron su lugar en el mundo, entonces es más fácil canalizar el odio mediante la llamada ideología de  género, que es una absolutamente absurda idea acerca de el papel del género (que de paso con excepción de los casos de hermafroditismo, solo hay dos: hombre y mujer) en la vida humana. 

Hoy, cuando la contradicción de la “identidad de género es muy clara”, redoblan la lucha con la promoción del aborto a gran escala, siguiéndole el juego a los ultra capitalistas, trabajando para ellos, a sabiendas o sin saberlo, para reducir los nacimientos mediante el aborto.

Llega a la presidencia de EEUU, un abortista despiadado, entonces se convierte en aliado, o estos grupos en aliados de él. El ser humano comienza a existir con la fecundación, ahí empieza la vida humana*.

Con casi posibilidades nulas de sobrevivir fuera del útero, no por eso carece de derechos humanos. Aunque España, esa complicada e ininteligible España, “la España articulada” de José Ortega y Gasset, siempre nos sorprende al unir vida y jurisprudencia, esa espalda declara hace dos semanas que a las 14 semanas de embarazo, se puede interrumpir el embarazo y no pasa nada.

Ignoro quien inventó esa ley, que se sale de la embriología más básica, arrebatándole los derechos a seres humanos sin haber nacido, que no pueden defenderse, víctimas inocentes del odio visceral de grupos des adaptados. 

El día que escuché esa noticia, simultáneamente escuché el corazón de mi nieto de siete semanas y media. Aunque he escuchado corazones fetales desde hace más de cincuenta años, con el estetoscopio o con el ultrasonido, este me conmovió particularmente, es el hijo de mi hija menor, es mi nieto.

Aunque tengo nietos ya cerca de ser padres, un miembro nuevo en la familia siempre es bienvenido, aquí en mi casa, “aquí nadie sobra”, sentí algo que no sentía hacia muchos años: mezcla de ternura y de coraje, un amor que no se puede explicar a menos que se viva.

Recurrí a los textos de embriología humana para recordar lo que aprendí hace cincuenta y tres años, lo que sabía muy bien, el producto de la gestación está en pleno desarrollo ahí, en las entrañas de un ser que amo, mi hija, preparándose, porque eso es el embarazo, una preparación para venir al mundo. Un privilegio que muy pocos tenemos, el privilegio de nacer.

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