El señor Rodolfo González Ulloa le ha regalado a la Iglesia católica de Costa Rica un libro que tiene como título “La espinita. Novela sobre la vida del padre Fernando”. Lo edita Atabal, es del 2022 y consta de 191 páginas. Ahí narra con sencillez, pero con donaire, la vida de Fernando González Saborío, presbítero de la Diócesis de Alajuela, que abarcaba Puntarenas, Guanacaste y las extensas llanuras del norte. Se ocupa de sus primeros años en la ciudad del Erizo, del nacimiento de su vocación sacerdotal (sentía la voz de Dios como una espinita en el vientre). Informa de su decisión de ingresar al Seminario desdeñando la carrera de abogacía en la Universidad de Costa Rica, de la tristeza de la novia abandonada, la oposición del papá ilusionado con su hijo licenciado en derecho, la alegría de la mamá y tantas otras cosas. La novela se lee de un tirón.
Si bien González Ulloa no indica si las anécdotas que aporta ocurrieron en la vida real, da a entender que así fue. Él simplemente las habría modificado lo necesario para poder incluirlas en su novela.
Los acontecimientos se desarrollan en Liberia, que comprendía como parroquia media provincia de Guanacaste. Posee interés propio la narración de los sentimientos y observaciones del Padre Fernando sobre la Ciudad Blanca, los guanacastecos y guanacastecas. Es el ojo y el sentir de un tico meseteño ante una realidad poseedora de características singulares.
En fin, no dejen de comprar y leer una de las pocas novelas sobre un presbítero de Costa Rica, tal vez la única; no conozco otra.
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