No podemos descartar a los adultos mayores, no podemos dejar de reconocer la riqueza, su aporte y su valor, a la sociedad. Hoy, debe tenerse en cuenta la experiencia de nuestros adultos mayores como fuente de sabiduría.
Varias estimaciones indican que para el año 2050 Costa Rica tendrá más de un millón de personas mayores de 65 años de edad; esto, aunado a la baja natalidad, nos pone de frente a la realidad de que habrá más adultos mayores que personas menores de 15 años de edad.
¿Cómo cuidar a nuestros adultos mayores, cómo proveerles de una mejor calidad de vida, cómo permitirles una condición de vida digna? Son preguntas que debemos responder. Sabemos que la ciencia avanza y las expectativas de vida aumentan. Proveer de salud y de los recursos necesarios a nuestra población adulta mayor de hoy, y del futuro, es parte de los compromisos que debemos asumir también como país.
Del mismo modo, las nuevas generaciones deben pensar en un futuro sustentable en todos los ámbitos, para su manutención y para una mejor convivencia en la que nadie sea descartado por razón de edad o condición.
“Hoy se verifica una mayor longevidad de la vida humana. Esto nos ofrece la oportunidad de aumentar la alianza entre todas las etapas de la vida. Mucha longevidad, pero debemos hacer más alianza. Y también nos ayuda a crecer la alianza con el sentido de la vida en su totalidad. El sentido de la vida no está solamente en la edad adulta, de los 25 a los 60. El sentido de la vida está en todo, desde el nacimiento a la muerte y tú deberías ser capaz de hablar con todos, también tener relaciones afectivas con todos, así tu madurez será más rica, más fuerte”, exponía el Papa en la continuación de esta catequesis sobre la vejez, el 2 de marzo.
Dios nos dé la fuerza y sabiduría para apreciar el don de la vida en todas sus etapas y para dar el verdadero valor a la dignidad de la persona humana.