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¿Cuál es tu Amazonía?

By Octubre 08, 2020

Ariana Díaz Acuña es una joven aventurera. Una que tras leer la obra Historia de un Alma de Santa Teresa de Lisieux comenzó una relación más personal con Jesús, una que cuando era adolescente e integraba la Pastoral Juvenil de Moravia se metió a todos los cursos y talleres de formación que pudo.

Es una chica universitaria que decidió dejar la Carrera de Comunicación Colectiva para estudiar Teología en el ITAC (ahora UTAC, Universidad Teológica de América Central), un centro de estudios donde entonces solo ella y otra compañera eran las únicas mujeres que recibían clases, junto a algún laico y unos 100 religiosos.

Tras graduarse como Teóloga comenzó a impartir clases de Religión en un centro educativo, sin embargo, a veces se imaginaba en un pueblito muy alejado, uno donde no había sacerdotes, y se veía a sí misma allí dando catequesis.

Aunque no le daban muchas esperanzas de encontrar algo así donde servir, escuchó una charla de una misionera que estuvo en el Amazonas. Decidió ponerse en contacto con el Secretariado de Selvas Amazónicas de los Misioneros Dominicos.

Le llamó la atención que llevaban un trabajo muy bien fundamentado desde el análisis social, cultural, antropológico y teológico. Escribió un correo electrónico, en el cual indicaba su interés en colaborar como misionera y meses después recibió una respuesta positiva.

Ariana reconoce que entonces sabía muy poco sobre el lugar al que iba y cree que es importante llevar un tipo de preparación. Tras un viaje de cinco horas en autobús y tres en bote llegó al pueblo de Quillabamba en Cusco, Perú.

El sacerdote que la recibiría había empezado a mostrar los signos del Alzheimer, por lo que olvidó avisar que llegaría. Sin embargo, pronto otros misioneros la ayudarían a instalarse.

Así comenzó a colaborar en una Radio local, a brindar atención a unos niños en una biblioteca y a dar acompañamiento a padres de familia de las comunidades campesinas.

Recuerda los largos trayectos en medio de las montañas, por caminos de tierra, curvas y guindos, para encontrarse con los campesinos, gente sencilla que trabaja duro y quienes muy pronto ven a sus hijos irse de casa para estudiar, trabajar o mejorar su vida en la ciudad.

Vio por primera vez el gran impacto ambiental que sufre la Amazonía, a causa de explotación de gas natural y la deforestación. Vio grandes bosques arder mientras las autoridades permanecían sin actuar. Escuchó las historias sobre adultos mayores que quedaban atrapados entre las llamas y luego sus cuerpos aparecían calcinados.

“Comprendí que el tema ambiental estaba vinculado a la vida de las comunidades más pobres, preocuparse por él era preocuparse por la vida de los más vulnerables”, afirma.

La teología había dejado de ser algo que solo enseñaba, era hacer teología con los niños en la biblioteca, con los campesinos, en fin, en la vida más allá de la academia.

Ariana ha estado en tres ocasiones en la Amazonía como misionera durante varios meses, viajes en los que ha profundizado sobre la situación ambiental con otros problemas como la minería, el narcotráfico, la corrupción, la trata de personas, la explotación laboral y sexual.

Un recuerdo hermoso fue haber estado en la visita del Papa Francisco a Puerto Maldonado en 2018, donde ayudó a llevar a un grupo de indígenas de la comunidad donde servía.

Llegaron líderes de toda la Amazonía. “Fue un momento para darse cuenta que no estaban solos, que había otros pueblos con situaciones parecidas, que la Iglesia los convocaba, que al mismo Papa le importaba su situación”, comentó.

En 2019 Ariana participó como voluntaria en la Jornada Mundial de la Juventud en Panamá, escribió en una bandera la frase: “Quiero estar en el Sínodo Panamazónico” y la alzó cuando pasaba el Sumo Pontífice.

“Fue una experiencia de fe, me llené de una gran paz. Escuché que el Señor también me decía: “Yo también quiero que estés ahí”. No tenía dinero, pero pensaba en el lema de la Jornada, las palabras de María: “Hágase en mí según tu voluntad”.

Al poco tiempo fue nombrada subdirectora del Observatorio Laudato Si` de la Universidad Católica y viajó a Roma para vivir el Sínodo Amazónico y compartir con otras personas interesadas en el Cuidado de la Casa Común y en la labor pastoral en la Amazonía.

Actualmente Ariana está metida de lleno en una obra social con apoyo de la Parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe, en San José, que consiste en un hogar para mujeres en situación de vulnerabilidad.

Por último, recuerda un mensaje de la Red Eclesial Panamazónica (REPAM) que interpela ¿cuál es tu Amazonía? Pues -explica- la Amazonía no es solo el bioma que está en América del Sur, son todos los contextos sociales en cada pueblo, en cada ciudad. “En este momento esta es mi Amazonía”, concluyó.

 

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Danny Solano Gómez

Periodista, licenciado en Producción de Medios, especializado en temas de fe católica, trabaja en el Eco Católico desde el año 2009.

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