Se dice que, en sus apariciones, la Virgen María solo ha dejado dos testimonios materiales en todo el mundo. Uno es la Tilma entregada a San Juan Diego por Nuestra Señora de Guadalupe, en México; el otro, es la diminuta imagen que ella puso en las manos del Cacique Coromoto, en Venezuela.
Esta última, es del tamaño de una huella dactilar. En su momento, se creía que sus ojos eran simplemente dos puntos negros, pero hoy se sabe que en ese espacio de menos de medio milímetro hay muchos detalles, como un hermoso iris, un conducto ocular, así como el resto de características de un ojo humano, aun más, dentro hay hasta figuras humanas con características indígenas.
Este es tan solo uno de los tantos aspectos por los que se considera que no pudo ser elaborada por mano humana.
La imagen de la Patrona de Venezuela, Nuestra Señora de Coromoto, en conjunto representa a la Virgen María, mientras sostiene entre sus manos al Niño Jesús, sentada entre las columnas de una choza indígena.
Costa Rica cuenta con la presencia del Apostolado Coromotano (o Apostolado Mundial de la Virgen de Coromoto), el cual busca promover la devoción y comunicar el mensaje dejado por Nuestra Señora al Cacique Coromoto.
María Fernanda Chacin Lorenzo, presidente del Apostolado en territorio nacional, detalla que se trata de una organización sin fines de lucro, formada por tres compatriotas venezolanos radicados en Costa Rica: el Pbro. Juan Alberto Aguilera, Yury Martínez y ella.
Cuenta que inicialmente brindaban apoyo a hermanos migrantes en situación de vulnerabilidad, pero desde hace unos siete años decidieron establecer formalmente el Apostolado Coromotano y compartir también la devoción con el pueblo costarricense.
Además, Chacin es sobreviviente de cáncer, a partir de 2008 decidió organizar una Santa Eucaristía en honor a Nuestra Señora de Coromoto en agradecimiento por su sanación, así como para orar y pedir por su país de origen.