“Parábola de fraternidad en la misma lógica de la encarnación de Cristo y de su solidaridad con el pueblo de Israel que percibimos en su presentación en el Templo. En la lógica de la disponibilidad de María y de su esposo San José, celebrado especialmente en este año, que fueron la familia que acogió a Jesús y que lo manifestó a la sociedad, queremos ser propuesta de fraternidad en medio de un mundo que sufre. Celebramos, con el Papa Francisco, en este año, la familia y nos comprometemos a crear ambientes familiares”.
Monseñor, terciario capuchino, recuerda también que “como consagrados, hemos experimentado la solicitud amorosa y tierna de nuestro Dios que nos ha llamado por el nombre, nos ha invitado a compartir vida con Él hasta el punto de tratarnos como amigos e introducirnos en su intimidad; nos ha convocado en la comunidad de sus seguidores, en nuestros Institutos, en la Iglesia, como ámbito para vivir la corriente fraterna; va conformando nuestro corazón para hacerlo capaz de compadecerse, de expresar su misericordia que y sana heridas, rehabilita en la dignidad de Hijos de Dios”.
Es ineludible, agrega, responder al don recibido expresando la colaboración en el designio de comunión y de salvación de nuestro Dios. “Pidámosle que nos conforme como parábola de fraternidad, empeñándonos cada día en llegar a ser hermanos en nuestras respectivas comunidades, significando con nuestra comunidad de vida y misión el llamado a la fraternidad universal, dejando que su Amor se difunda en nosotros hacia todos los que nos rodean para que se sientan alcanzados también por ella”.
“Es ineludible nuestro compromiso por expresarnos y expresar a todos el cuidado delicado y tierno, hacernos cercanos para proteger la vida y rehabilitar a la persona, restañar tantos mecanismos que dividen, excluyen, marginan, construir una Casa Común más habitable, en donde todos podamos sentirnos artífices y colaboradores en un destino común desde la amistad social. En definitiva, vivir la mística del encuentro con las llagas de Cristo en tantos heridos de hoy y colaborar misericordiosamente en su Redención”, agrega.
Finalmente, el obispo invita a las religiosas y religiosos a compartir la alegría de celebrar, el próximo 16 de febrero, el centenario de la creación de la Provincia Eclesiástica de Costa Rica, así como el bicentenario de la independencia nacional, en setiembre próximo.
“La Vida Consagrada ha aportado mucho en ese caminar centenario y estamos llamados a seguir escribiendo páginas memorables que marquen nuestra historia”, concluye Monseñor.
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