La jornada fue conducida por la Comisión Nacional de Sinodalidad, presidida por el obispo de Puntarenas, Monseñor Oscar Fernández Guillén, quien al inicio de la actividad determinó su norte práctico y sentido espiritual.
“La razón de estar aquí reunidos es esta: juntos, partir hoy los que tenemos una importante responsabilidad pastoral en nuestras diócesis, para poner en ejecución, o aplicar, las conclusiones finales del Sínodo de los Obispos”, dijo Monseñor.
El primer paso, puntualizó, sin embargo, es conocer dichas conclusiones, eso que la Iglesia está poniendo en nuestras manos, por eso, explicó, la Conferencia Episcopal publicó un subsidio de trabajo, consistente en el Documento Final del Sínodo con apoyos y mediaciones para su mayor aprovechamiento en las parroquias y comunidades, facilitado por el Centro Nacional de Catequesis, Cenacat. Dicho texto ha sido puesto en manos de las curias diocesanas, para que se utilice, en primer lugar, por los sacerdotes, así como por los grupos que prestan servicios pastorales, conformados por laicos, religiosos y religiosas.
De igual forma, de parte de la Comisión Nacional de Comunicación, se presentó una campaña dirigida a los jóvenes para animar los procesos diocesanos en sinodalidad, a través de las redes sociales y demás medios de comunicación digitales.
El encuentro se llevó a cabo en la Casa Pastoral María Inés Teresa Arias, de las Misioneras Clarisas, en San Vicente de Moravia, en el marco de la Asamblea Extraordinaria que celebraron ese día los obispos del país.
Diagnóstico y pistas
Con el objetivo de reimpulsar el proceso de implementación sinodal en las diócesis, reconociendo los desafíos experimentados y proyectando líneas de acción concretas, el equipo organizador planteó un trabajo en grupo por diócesis, luego de presentar las principales conclusiones del diagnóstico elaborado por cada diócesis y de verificar las etapas necesarias para impulsar el proceso sinodal.
Uno de los momentos más provechosos de la jornada fue la exposición de las Pistas para la Fase de Implementación del Sínodo. En concreto fueron doce pistas clave, como resultado de la reflexión del teólogo Rafael Luciani, consultor vaticano en sinodalidad.
Son las siguientes: Armonizar la recepción en los diversos contextos eclesiales, teniendo claro que el sujeto es el Pueblo de Dios. Saber que la Fase de Implementación es el camino a seguir de este año 2025 al 2028. Experimentar prácticas y estructuras renovadas para integrar la sinodalidad en la vida pastoral ordinaria.
Además, que exista diversidad en el equipo sinodal, incluso con sectores y personas que no se integraron de la mejor manera en las fases anteriores. Perfilar el rol del obispo, primer responsable de la implementación en la Iglesia local.
Es necesario también renovar los órganos de participación con representatividad de la diversidad de la Iglesia (laicos, sacerdotes, consagrados de diferentes edades, culturas, trayectorias, ministerios y carismas)
Igualmente, apoyarse en la Secretaría General del Sínodo, en cuanto a formación y reflexión, pues no sustituye la labor de las Conferencias Episcopales.
Apuntar a las líneas fuerza: eclesiología sinodal, la misión de anunciar el Reino, la perspectiva relacional, el impulso ecuménico, la apertura al diálogo, atender las polaridades y tensiones y experimentar en lo local los procesos decisionales, la rendición de cuentas, la evaluación y los organismos de participación.
Finalmente, apostar por la concreción de prácticas y las formas transparentes, proponer y utilizar el método de la Conversación en el Espíritu, diseñar y acompañar los procesos en estilo sinodal y llevar adelante itinerarios de investigación teológica, pastoral y canónica al servicio de la implementación del Sínodo.
Al final del encuentro, el Padre Jafet Peytrequín presentó los indicadores para el camino sinodal y posteriormente los equipos diocesanos realizaron un ejercicio de Conversación en el Espíritu para reflexionar sobre el estado del proceso en sus iglesias particulares, que luego compartieron con el grupo.














