¿Por qué Jesús escogió a Pedro para liderar su Iglesia? ¿Cómo se sabe que ha habido una línea sucesoria ininterrumpida? Este artículo aborda estas y otras cuestiones relacionadas con la Sucesión Apostólica.
El primer Papa
“Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del Reino de los Cie- los; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos”. (Mateo 16, 18-19)
Estas palabras de Jesús en el Evangelio de San Mateo indican a Pedro su misión apostólica. Este hombre, que había sido un humilde pescador, ocuparía un lugar de preeminencia sobre los demás discípulos.
En los evangelios, cuando se enlista a los apóstoles Pedro siempre apare- ce de primero. Por ejemplo, en Mateo 10,2 dice: “Los nombres de los doce Apóstoles son: en primer lugar, Simón, de sobrenombre Pedro, y su hermano Andrés; luego, Santiago...”. Esto a pesar de que Jesús llamó primero a su hermano Andrés para ser su discípulo.
Y precisamente, ese lugar de liderazgo se puede notar en diversos pasajes de los Hechos de los Apóstoles (Hch 1,15 / Hch 2,14 / 10,1 / 15,17) y las Epístolas de San Pablo (Gal 1,18). Comúnmente se dice que Pedro fue el “primero entre iguales”.
Esto no quiere decir que fuera humanamente superior a los demás apóstoles, si bien tenía una posición de liderazgo era también digno de corrección. Cabe recordar, por ejemplo, cuando San Pablo lo reprende porque quería que los gentiles (es decir, lo no judíos) se adhirieran a las costumbres judías, como la circuncisión (Gál. 2, 11-21), algo que no era compatible con la enseñanza de Cristo.
El primado de Pedro es reafirmado por Jesús, cuando después de su Resurrección le dice: Apacienta mis corderos, cuida de mis ovejas, apacienta mis corderos (Jn 21,15-17). Los corderos y las ovejas representan todo el rebaño, toda la Iglesia.
Pedro estableció la iglesia en Roma y de ahí que se le considere como el primer obispo de Roma. Desde entonces el Obispo de Roma ocupa una posición de liderazgo entre los obispos.
¿Por qué Pedro y no otro?
El sacerdote de la Diócesis de Cartago, Roy Solano, posee un doctorado en Teología Espiritual, con énfasis en Teología del Ministerio Ordenado. Consultado sobre por qué Pedro y no otro apóstol, como Juan, el discípulo ama- do, el sacerdote responde que simple- mente fue porque el Señor así lo quiso.
Pedro fue el primero en reconocer a Jesús como el Mesías (Mt 16, 16), pero también fue el que lo negó tres veces (Lc 22, 59-62). No obstante, cuando Nuestro Señor se aparece a los apóstoles después de la Resurrección no les hace ningún reclamo y más bien reafirma a Pedro: “Apacienta a mis ovejas”.
Sucesión Apostólica
Durante la misa, en la Plegaria Eucarística se mencionan los nombres de los 12 apóstoles y de inmediato a Lino, Cleto, Clemente... Precisamente, Lino fue el sucesor de Pedro y, por lo tanto, fue
el segundo Papa. Después le siguieron Cleto y Clemente, y la lista continúa hasta nuestros días, con el 267.
El Padre Roy habla sobre lo fascinante que es la Sucesión Apostólica y afirma que en el caso de los Papas “podemos estar seguros que nunca ha sido interrumpida”.
El sacerdote argumenta que la evidencia histórica y documental es suficiente para trazar una línea hacia atrás que llegará hasta el Apóstol Pedro. Esto es reconocido incluso por la Iglesia Ortodoxa e Iglesias Orientales.
El Padre Solano explica que aun en momentos conflictivos, cuando ha habido “antipapas”, personas que reclamaban ser los verdaderos sucesores de Pedro, se reconoce con claridad quién era el legítimo.
De acuerdo con la tradición apostólica, Pedro deja como su sucesor a Lino. Es más en el Nuevo Testamento se habla acerca de una estructura en la Iglesia Primitiva (1 Tim. 4,14 / Tito 1,5).
En el documento “La apostolicidad de la Iglesia y la sucesión apostólica” se explica que apóstoles impusieron sus manos sobre otros varones, que fue- ron llamados obispos. Por eso la Iglesia se dice que es Apostólica, porque en cierta forma toda la Iglesia está establecida sobre el fundamento de los Apóstoles (Ef 2, 20; Ap 21, 14).
Los doce apóstoles recuerdan las doce tribus de Israel, es decir, Jesús busca representar al nuevo Israel. El citado texto amplía: “La misión de evangelización, de gobierno, de reconciliación y de santificación, confiada a los primeros testigos, no puede restringirse al tiempo de su vida”.
“Por lo que se refiere a la Eucaristía, la Tradición, cuyas líneas fundamentales se delinean desde el siglo I, afirma que por la participación de los Apóstoles en la Cena les fue conferido el poder de presidir la celebración eucarística”.
Asimismo, detalla que los hombres que dirigían las comunidades en la época en que aún vivían los Apóstoles o después de su muerte, llevan diversos nombres en los textos del Nuevo Testamento: presbytèroi-episkopoi.
Y concluye: “Al recibir la dirección apostólica, sea la de los mismos Apóstoles o la de los ministros que los sucedieron, las comunidades neotestamentarias se someten a la dirección del ministerio referido por aquéllos a la autoridad del mismo Señor”.
En resumen, se sabe que el ministerio se transmitía por medio de un rito, que incluía la imposición de manos, tal como se sigue haciendo en el Ritual de Ordenación cuando se ordena a un obispo, un presbítero o un diácono.