En unas horas, en El Vaticano, el Cardenal Kevin Joseph Farrell, Camarlengo de la Santa Romana Iglesia, presidirá el rito de la constatación de la muerte (a las 2 p.m. hora de Costa Rica) y la colocación del cuerpo en el féretro.
Precisamente, el Camarlengo es el encargado de una serie de tareas relacionadas con el protocolo establecido a la hora del fallecimiento del Papa.
Cabe mencionar que en noviembre de 2024, Francisco hizo una serie de cambios, con la idea de expresar de manera más clara la fe en la Resurrección de Cristo, simplificar los ritos y generar mayor cercanía con los fieles.
“Lo simplificamos bastante”, dijo en una entrevista, y agregó con el sentido del humor que tanto lo caracterizó: “El ritual lo estreno yo”.
Constatación
Después que los médicos certifican la defunción, se realiza lo que se conoce como la Constatación. Tradicionalmente, el Camarlengo se colocaba al lado del pontífice y lo llamaba por su nombre de pila y apellidos, en tres ocasiones con una diferencia de tres minutos, y daba un leve golpe en la cabeza del difunto. Sin embargo esto ya no se hace.
Otro cambio es que la constatación se hacía en la habitación donde había fallecido, no obstante, ahora se hace en una capilla. En el caso de Francisco, sus restos serán trasladados a la capilla de Santa Marta, donde se leerá el informe de su defunción.
El Camarlengo también debe proceder a retirar el anillo de pescador. Tanto este artículo como el sello oficial del Papa son machacados con un martillo. Este acto simboliza el final del pontificado.
Luego, el Camarlengo comparte el anuncio al Vicario de Roma y este da la noticia al mundo. A partir de la constatación, se habla de Sede Vacante, esto se refiere al periodo desde el fallecimiento del Papa hasta la elección de su sucesor por medio de la celebración de un Cónclave.
Mientras tanto, el camarlengo quedará como encargado de administrar los asuntos temporales de la Iglesia.
Un ataúd, no tres
Tradicionalmente, el cuerpo del papa era introducido en un triple ataúd (de ciprés, plomo y roble), pero Francisco prefirió usar solo uno de madera, con zinc en su interior.
El rostro del difunto se cubre con un pañuelo blanco de seda y el cuerpo es revestido con los ornamentos episcopales (mitra, casulla, palio, entre otros). En el féretro se introduce un tubo metálico que conservará un pergamino con sus obras más importantes en vida (Encíclicas, Exhortaciones y otros documentos).
Se eliminó el velatorio privado en la capilla del Palacio Apostólico, por lo que el cuerpo será trasladado directamente a la Basílica de San Pedro, donde quedará para exposición de los fieles y autoridades que se hagan presentes.
Durante el cortejo funerario se entona el responso ‘Libera me, Domine, de morte aeterna’ (líbrame Señor de la muerte eterna) y las letanías.
Para su exposición, Francisco pidió que no se usara un catafalco (estructura elevada y decorada utilizada para este tipo de ceremonias), sino que prefirió que se hiciera directamente en su propio ataúd, abierto. Además, rechazó que se colocara el báculo papal a su lado.
Funeral
En reunión plenaria, los cardenales deben elegir la fecha para el funeral pontificio (no puede ser antes de cuatro días ni después de cuatro). Desde Pablo VI, el funeral se lleva a cabo en la Plaza Vaticana.
El funeral es presidido por el decano del Colegio Cardenalicio, o en su defecto por el vicedecano u otro cardenal mayor. Actualmente, el purpurado de más edad es el italiano Giovanni Battista Re (91 años).
En la ceremonia, se evitarán títulos asociados al poder temporal, por lo que se van a utilizar expresiones más sencillas como “Obispo de Roma” o “Pastor” y no otras como “Sumo Pontífice”.
Normalmente, para la sepultura se utiliza una cripta de las grutas vaticanas. Sin embargo, a raíz de los cambios hechos, la inhumación podrá hacerse en otro lugar. Por ejemplo, Francisco expresó en vida su deseo de ser sepultado en la basílica romana de Santa María La Mayor, lugar que visitaba con frecuencia. En esa basílica hay otros 9 pontífices enterrados. De hecho, Francisco indicó el sitio exacto donde quería ser enterrado, se trata de una pequeña y sencilla capilla. En el libro, “Esperanza, autobiografía del Papa Francisco”, escribe: “Cuando fallezca, no me enterrarán en San Pedro, sino en Santa María la Mayor: el Vaticano es la casa de mi último servicio, no la de la eternidad”.
Y detalla: “Estaré en la habitación en la que ahora custodian los candelabros, cerca de esa Reina de la Paz a la que he pedido ayuda siempre y por la que me he hecho abrazar durante mi pontificado más de cien veces. Me han confirmado que todo está preparado”.
También declaró que: “El ritual de las exequias era demasiado ampuloso y he hablado con el maestro de ceremonias para aligerarlo: nada de catafalco, ninguna ceremonia para el cierre del ataúd. Con dignidad, pero como todo cristiano”.
Una vez inhumado el cuerpo, darán inicio las llamadas novendiales, es decir, misas de difunto celebradas en su honor durante nueve días consecutivos. Mientras tanto, los Cardenales deben reunirse para fijar una fecha para el inicio del Cónclave, no menos de 15 días no más de 20.
Actualmente, hay 135 cardenales y para elegir a un Pontífice se requieren dos tercios de los votos (90).
