“Estaré en la habitación en la que ahora custodian los candelabros”, escribe el Papa Francisco en su autobiografía. Sus restos descansarán dentro de la Capilla Paulina de la Basílica Santa María La Mayor, en un sitio indicado por él en vida.
Su cuerpo yacerá en un ataúd de madera, con interior de zinc, y no en un triple ataúd de ciprés, plomo y roble como era la costumbre. Será inhumado en un lugar sencillo sin adornos ni pompa, únicamente se podrán ver las letras que dirán: Francisco.
El pontífice quiso estar muy cerca de la Reina de la Paz, a la que siempre pedía ayuda. Se refería al ícono de la Salus Populi Romani (Protectora del Pueblo Romano), de estilo bizantino y que data de 590 d.C.
Francisco siempre iba a la Basílica de Santa María la María los domingos. Además, acostumbraba orar frente a este ícono, sobre todo en momentos importantes, como antes de emprender un viaje apostólico.
“Cuando fallezca -dijo Francisco en su autobiografía-, no me enterrarán en San Pedro, sino en Santa María la Mayor: el Vaticano es la casa de mi último servicio, no la de la eternidad”.
Y detalló: “Estaré en la habitación en la que ahora custodian los candelabros, cerca de esa Reina de la Paz a la que he pedido ayuda siempre y por la que me he hecho abrazar durante mi pontificado más de cien veces. Me han confirmado que todo está preparado”.
También declaró que: “El ritual de las exequias era demasiado ampuloso y he hablado con el maestro de ceremonias para aligerarlo: nada de catafalco, ninguna ceremonia para el cierre del ataúd. Con dignidad, pero como todo cristiano”.
Específicamente, los restos del pontífice estarán inhumados al lado del ícono de la Salus Populi Romani, que se encuentra en la Capilla Paulina, al fondo a la izquierda, donde ya descansan los restos de San Pío V y Pablo V.
La Basílica de Santa María la Mayor es una de las cuatro Basílicas Mayores, las otras tres son: San Pedro, San Juan de Letrán, San Pablo Extramuros. Al parecer se construyó por mandato del Papa Liberio alrededor del 360, según la tradición, la Virgen le indicó el lugar donde debía levantarse.
Se dice que una intensa nevada marcó el perímetro de la basílica, un milagro por el cual al ícono se le conoce como Nuestra Señora de las Nieves. Cada 5 de agosto los fieles conmemoran este acontecimiento.
En marzo pasado, aun internado en el Hospital Gemelli, Francisco pidió que lo llevaran a la Basílica para orar frente al ícono de la Salud Populi Romani. Por cierto, algo que tomó por sorpresa a los fieles presentes en el lugar.