Es cierto que estos tiempos que vivimos son tiempos difíciles, pero ¿qué época de la historia no los ha tenido? La verdad es que la queja y la desesperanza, no resuelve la realidad que enfrentamos, por esta razón, frente a este inicio del curso lectivo se nos presenta la oportunidad de afinar nuestra visión para reflexionar sobre expectativas, posibilidades y anhelos, de manera muy especial de la niñez y la juventud costarricense, pero también de cada una de las personas educadoras que con entusiasmo y valentía asumen de nuevo la tarea de formar y posibilitan así, la transformación de las nuevas generaciones.
Por lo anterior, queremos expresar nuestros pensamientos acerca de la importancia de contribuir decididamente a una formación integral de la persona, es decir, una educación que asuma todas las dimensiones de la persona y le lleve a descubrir su potencial, pero sobre todo su trascendencia, no solamente de frente a este momento histórico, sino a los momentos históricos que le deparará el porvenir. La persona debe recibir los insumos necesarios que le capaciten en el pensamiento crítico, para ver la crisis como una oportunidad y poder dar respuestas siempre esperanzadoras a las situaciones que necesariamente deberá enfrentar en su futuro.
Los procesos educativos de la niñez y la juventud no son solo responsabilidad de la estructura gubernamental, sino de todos, por esto será conveniente tener en cuenta algunos retos,
- Que la persona sea el centro de todo el proceso educativo, esto obliga a pensar en las formas de interacción que vamos a promover en la comunidad educativa y necesariamente comprende un proceso educativo en libertad y para la libertad, en la que cada persona sea atendida diligentemente para responderle a sus necesidades.
- El ejercicio de promover la fraternidad en los centros educativos, no puede ser dejada de lado, debe ser responsabilidad de toda autoridad en el centro educativo, de modo que se entienda que la convivencia fraterna, es decir, de los hermanos, no permite, el abuso, el temor, ni ningún tipo de discriminación.
- Ser parte de la solución y no del problema, esta es una decisión urgente en los procesos educativos, de manera que cada persona en el sistema educativo comprenda que generar soluciones, incentiva la creatividad despierta la inteligencia y vuelve a la persona más solidaria.
- Es necesario abrir espacios de diálogo con los padres y madres de familia, de modo que estos sean colaboradores cercanos con el personal docente, para encontrar acciones que permitan la transformación de los centros educativos, en verdaderos centros de aprendizajes para la vida y el modelo de la convivencia social.
- El ejercicio de la vivencia de los valores universales y los principios cristianos debe recordar a todo creyente que educar es un acto de amor, como lo ha señalado el Papa Francisco, y que este acto debe realizarse para la búsqueda de la verdad que promueva el respeto, la empatía, la equidad y la justicia.
Elevamos nuestra oración para que Dios que es amor, bendiga a la niñez y juventud de nuestra Patria, así como a cada persona educadora, para que gestemos una sociedad en convivencia fraterna para todas las personas.
Monseñor Mario Quirós Quirós
Obispo de la Diócesis de Cartago
Vicepresidente de la Conferencia Episcopal de Costa Rica
Presidente de la Comisión Nacional de Cultura y Educación