Todos los viernes por la noche, después de la Eucaristía, un grupo de servidores, en su mayoría jóvenes, de la Parroquia Sagrada Familia, en San José, comparte una cena con habitantes de calle.
Y más que eso, los chicos tocan la guitarra, cantan, conversan, escuchan al otro, le dan un abrazo, le ofrecen unas palabras de cariño, oran por él, con él…
De esta forma, transcurren los “Viernes de Moda”, así les llaman porque para estos muchachos y muchachas lo que está en boga no es solo salir de fiesta todos los fines de semana, sino tener un espacio para compartir con los más necesitados.
Hace unos cuatro años, el cura párroco, Pbro. Fabio Loaisiga, propuso a los feligreses realizar una obra social de este tipo. “Es poner en práctica lo que predicamos”, comentó el sacerdote.
Al principio organizaron una actividad con la organización Chepe se baña y, luego, comenzaron a distribuir desayunos por cuenta propia. La oración y el discernimiento los llevaron a repartir alimentos todos los viernes en la noche, después de la Santa Misa, en el Parque conocido como La Cañada, ubicado cerca de la Parroquia.
La mayoría de los servidores son jóvenes. Ashley Morales, coordinadora de la Pastoral Juvenil, detalla que son entre 10 y 15 misioneros cada viernes. Normalmente llevan de 50 a 55 platos de comida. También hacen entrega de ropa y calzado, sobre todo en épocas de frío y lluvia.
“Todas las donaciones se las hacemos llegar a ellos desde el amor y la misericordia de Dios, que fue el que inspiró esta obra”, comentó la joven, quien reconoce que al principio había dudas al respecto, pero eso cambió después de ver el entusiasmo y el compromiso con la causa.
“Desde mi experiencia -contó Ashley- significó un cambio de mentalidad en temas de dignidad y respeto. Más allá de saber que existen, se trata de quitar de lado la indiferencia, y poder no solo saludarlos de largo, sino también abrazarlos, orar por ellos y con ellos”.
Algo que particularmente la llena de alegría, dijo, es cuando cantan alabanzas y uno de los hermanos se les une para cantar, o cuando piden una canción. “Sin duda alguna, sabemos que ahí está Cristo con nosotros”, agregó.
El Padre Fabio informó que algunas veces los hermanos en situación de calle piden ayuda para ingresar a un Centro de Rehabilitación, por lo que mantienen contacto con varias instituciones y coordinan para que los reciban.
Precisamente, Ashley menciona que la motiva pensar que algún día esos hermanos podrán salir de su condición actual, con la ayuda de Dios.
También es un incentivo para ella pensar que los servidores pueden ser “las manos de Dios en la Tierra”, para llevar no solo alimento físico sino también espiritual, por medio de una oración o un mensaje. “En muchas ocasiones los testimonios que cuentan son tan impactantes y salimos evangelizados nosotros más que ellos”, añadió.
