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Sara Huff, ex activista feminista: “Odié a los hombres, a las familias y a Dios”

By Diciembre 14, 2023

Durante muchos años, Sara Huff fue la cara del feminismo en Brasil, incluso fundó una rama de Femen, una organización radical, en ese país. Sin embargo, tras vivir la experiencia de un aborto, comenzó a cuestionar sus ideas, al punto de darse cuenta que había sido víctima de la manipulación de grupos ideológicos.

Ella estuvo en el Auditorio Plaza de la Autonomía, en la Universidad de Costa Rica, el pasado 10 de noviembre, para impartir una conferencia titulada: “Feminismo y la destrucción de la mujer”. La actividad fue organizada por la Juventud Disidente Provida. 

Sara fue mal recibida en la entrada del auditorio por un pequeño grupo de jóvenes feministas, quienes le gritaron una serie de consignas, le hicieron señales obscenas y, luego, se dedicaron a hacer bulla desde afuera, con la intención de que la conferencia no se desarrollara de la mejor manera. 

A pesar de las circunstancias, la brasileña hizo su exposición, con paciencia y entereza. En su página de Twitter, la conferencista observó la incoherencia de las manifestantes: “Toda esa agresividad en contra otra mujer solamente por pensar distinto”, escribió.

Cabe mencionar que la seguridad de la Universidad no hizo nada para contrarrestar el irrespeto ocurrido. Sara expresó que ella también había estado del lado de las que protestaban, que podía entender el deseo de esas chicas de ser escuchadas y no le molestaba, “lo que me molesta es la incapacidad que tienen de convivir con el diferente”, afirmó.

La conferencista contó parte de su testimonio de vida. Nació en Sao Paulo, Brasil, en el seno de una familia muy humilde. Uno de sus hermanos llegó a ser jefe del narcotráfico. 

Sobre él mencionó: “Era una persona extremadamente violenta, sádica, opresora. Llegaba a mi casa, bajo el efecto de las drogas y nos pegaba a mis papás y a mí. Nos volvimos rehenes de la violencia de mi hermano”.

Recordó, por ejemplo, que él le apagaba cigarrillos en su cabeza. “Yo crecí con un objetivo: sacar a mi hermano de mi familia y darle una vida digna a mis padres, porque lo merecían”. 

A los 16 años de edad, confrontó a su agresor. “Él sacó un arma calibre 38 de sus shorts, me la puso en la boca y me dijo que si me veía de nuevo en la ciudad me mataría”, recordó. 

Entonces, los papás la enviaron a vivir con unos parientes, sin embargo, allí no fue bien acogida. Pasó de un lugar a otro, hasta que decidió prostituirse para tener techo y comida. “Yo terminé prostituida, abusada y violada. Faltando 18 dias para cumplir 18 años fui víctima de violación por parte de un cliente. Eso me mató por fuera y por dentro”, relató. 

En este punto, Sara recordó que ella creía en Dios y se crió en un pueblo donde toda la gente era católica. Narró que un día, cuando tenía 14 años de edad, le preguntó a su catequista: “Me dicen que Dios me ama, pero yo no siento el amor de Dios ¿Hay algo mal? La catequista le respondió: “Es la voluntad de Dios, hay que aceptarla”. 

Sara expuso: “Ahí me perdió, por eso yo digo a las personas que trabajan con jóvenes que hay que formarse, porque sí, desde un punto de vista cristiano Dios tiene Su Voluntad, pero ¿cómo le vas a decir algo así a una niña bajo violencia intrafamiliar va a comprender eso?"

Así que cuando sufrió la violación, “mientras la sangre se escurría entre mis piernas yo pedía a Dios: “Mátame por favor, porque yo no puedo vivir con esto”. “Ese día odié a todos los hombres, era la violencia de mi hermano, la impotencia y la cobardía de mi papá, y los hombres que me utilizaban para su placer. Odié a los hombres, a las familias y a Dios”, expresó.

“El feminismo presenta problemas reales, el machismo existe, la explotación sexual de mujeres existe, la violencia en contra de la mujer existe, pero las soluciones que nos presentan no eliminan estos problemas”. Sara Huff.

Se hizo feminista

Un día, mientras miraba la televisión escuchó de una protesta feminista, buscó en google información sobre feminismo y se sintió identificada con la lucha. “Pensé que si yo hubiera descubierto este movimiento antes no hubiera pasado por tanta violencia”, dijo. 

Así, se puso en contacto con un grupo y la enviaron a un entrenamiento a Ucrania para formarla como líder feminista. Sara señala que entró al movimiento feminista por dos razones, que, además -considera- son las razones por las que toda persona ingresa al movimiento. 

“La primera -señaló- tiene que ver con traumas personales, situaciones de machismo, abuso, violación y se quiere buscar justicia, y más que justicia venganza. La segunda es una razón linda, es una virtud maravillosa: caridad, porque uno no quiere que otras pasen lo que una pasó o que vivan cosas con las que uno no está de acuerdo”. 

Justamente, en este punto, recordó a las manifestantes afuera del auditorio que hacían escándalo. “Esas señoritas creen que yo, de alguna manera, represento una amenaza a los derechos de la mujer de buscar su felicidad, desde su perspectiva es amar y proteger a las mujeres, solo que en realidad no soy enemiga de las mujeres, al contrario”, expresó.

Después del “entrenamiento” en Ucrania, Sara volvió a Brasil y se convirtió en una celebridad. Daba entrevistas, aparecía en programas de televisión, organizaba protestas, entre otras actividades. Además, era bien financiada. 

Por entonces, en Brasil se da la discusión para legalizar el aborto voluntario. Ella organizó manifestaciones para promover la legalización. En ese contexto, casualmente, Sara queda embarazada. 

“Mis amigas feministas me decían: Eres la feminista más famosa del país, hay que hacer un aborto. Me decían: “Esto que está en tu barriga es solo un coágulo de sangre, una bolsita de células…”. Utilizaban términos científicos: “Es solo un feto, un embrión”.. Me decían: “Te vamos a ayudar”, narró. 

A pesar de que el aborto voluntario es ilegal en Brasil, Sara fue a una clínica lujosa y le ofrecieron misoprostol (medicamento utilizado, entre otras cosas, para provocar abortos). Tomó las pastillas y sus amigas la felicitaban: “Podemos utilizar esta experiencia para suscitar que el tema se debata en el Senado y la Cámara de Diputados”. 

Sara procedió a contar cómo actúa el misoprostol en el cuerpo de una mujer, básicamente significa anticipar el parto. “Yo pasé por siete horas de trabajo de parto, sola, no fue un sangrado, fue parir en un inodoro, para después de eso, mirar en el inodoro no una bolsita de sangre, no ver un coágulo, ver a mi hijo, porque lo que yo vi no fue una bolsita de células, fue un individuo de tres meses de embarazo”, contó.

“¿Y qué iba a hacer yo? -añadió- ¿sacarlo del inodoro, meterlo otra vez en mi vagina e intentarlo de nuevo? No se puede. Me decían que todo iba a estar bien, que era muy seguro. El método de aborto que yo hice siguió las medidas de la Organización Mundial de la Salud (OMS), paso a paso. 10 días después me desperté en medio de la noche con una tremenda hemorragia”.

Sara describió a detalle el dolor que sentía y las consecuencias a nivel físico. Aseguró que ninguna de sus amigas feministas respondió a sus llamadas. “El movimiento proclama: “Ni una menos” ¿Verdad? Bueno, en este caso yo era la menos”.

 “La única persona que me ayudó fue mi vecino, padre de familia, católico. Durante seis meses que viví ahí, yo lo maldecía, le llamaba puerco fascista, pensaba que era un opresor de su mujer y de sus hijas, etcétera. Este “macho opresor” me tomó, me llevó en su carro hasta el hospital y me salvó la vida”, contó.

Aún más, ese hombre se hizo cargo de todos los gastos médicos (unos 14 mil dólares) y, junto a su esposa, cuidó de Sara durante meses mientras se recuperaba. “Las feministas dicen que el Síndrome Postaborto no existe, pero yo escuchaba bebés llorando y gritando donde no había ninguno, tenía pesadillas horribles”. 

“Mis amigas feministas me decían: Eres la feminista más famosa del país, hay que hacer un aborto. Me decían: “Esto que está en tu barriga es solo un coágulo de sangre, una bolsita de células…”. Sara Huff.

Sara se refugió en el alcohol y en el sexo casual. Fueron momentos de oscuridad. No obstante, las cosas iban a cambiar. Después del aborto, las posibilidades de volver a quedar embarazada eran remotas, sin embargo, nuevamente quedó en cinta y dio a luz a un niño, que actualmente tiene 8 años de edad. “Dios me dio una nueva oportunidad, mi hijo es la luz de mi vida y mi maternidad me santifica todos los días”, comentó.

Luego de brindar su testimonio, Sara Huff procedió a brindar su exposición de cómo hay movimientos feministas que atacan a la mujer en vez de promoverla, y sobre maneras efectivas de fomentar la realización de las mujeres.

“El feminismo presenta problemas reales, el machismo existe, la explotación sexual de mujeres existe, la violencia en contra de la mujer existe, pero las soluciones que nos presentan no eliminan estos problemas”, declaró.

Actualmente, ella es una devota católica, ha escrito diversos libros sobre feminismo y brinda conferencias sobre el tema a nivel internacional. Es profesora universitaria, está casada y tiene un hijo de ocho años de edad.

Danny Solano Gómez

Periodista, licenciado en Producción de Medios, especializado en temas de fe católica, trabaja en el Eco Católico desde el año 2009.

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