Es uno de los recuerdos que guarda Kristel Acuña García, de 19 años de edad, medallista de Plata en la Olimpiadas Europea Femenina de Matemática y quien recibió recientemente una beca para estudiar en el Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT), en Estados Unidos, una de las universidades más prestigiosas del mundo.
Es un premio a su esfuerzo, sin duda. También cabe hacer un reconocimiento a sus padres, quienes la motivaron y la acompañaron todos estos años. Una familia humilde que agradece al Señor la oportunidad.
Kristel, además, es servidora en la Parroquia San Isidro Labrador, en Barbacoas de Puriscal. Empezó como monaguilla, fue lectora, animadora de Pastoral Juvenil y actualmente colabora con un grupo de campamentos juveniles para el Sacramento de la Confirmación.
Cuando estaba en la escuela, una maestra le dijo a sus papás que su hija tenía cierta habilidad para las matemáticas, la cual podría desarrollar más. La sugerencia era que entrara a participar en las Olimpiadas Costarricenses de Matemática. Sus padres estuvieron de acuerdo.
“Eran problemas diferentes a los que resolvía en la escuela, eran más retadores, me pedían utilizar mi creatividad, mis habilidades más allá de lo común”, comentó la chica.
Kristel se apasionó cada vez más por los números. Pronto compitió a nivel regional y luego nacional. Más tarde, lo haría a nivel internacional, donde obtendría la Medalla de Plata en la Olimpiada Europea Femenina de Matemáticas, fue la primera vez que una costarricense recibía una presea en una competencia de este tipo.
Durante el tiempo de la pandemia, ella participó en cuatro olimpiadas internacionales en modalidad virtual, debido a las restricciones sanitarias. No obstante, el año pasado pudo viajar a Hungría, Noruega y Colombia. Una experiencia que ella califica como muy enriquecedora.
“En Noruega fue la Olimpiada Mundial, había gente de todos los países, gracias a Dios sé hablar inglés, entonces podía comunicarme con gente de diferentes países. Fue muy bonito”, expresó la joven.
Kristel es egresada del Colegio de Orientación Tecnológica de Barbacoas. Las Olimpiadas de Matemáticas le han permitido conocer personas y hacer amigos. Precisamente, uno de ellos, que ingresó al Instituto Tecnológico de Massachusetts (conocido como MIT, por sus siglas en inglés), le preguntó si no le interesaría ingresar a un centro de estudios como ese.
El MIT es considerado como una de las mejores y más prestigiosas universidades a nivel mundial, ha mantenido durante diez años consecutivos el título de la mejor universidad del mundo, según la clasificación mundial de universidades QS.
De nuevo, con el apoyo incondicional de sus padres, Kristel aplicó para varias universidades. Para bendición de ella y su familia, fue aceptada en el Instituto Tecnológico de Massachusetts, donde empezará a cursar la carrera de Ingeniería Mecánica.
Kristel agradece a Dios, a sus padres, al asesor de matemáticas, Javier Barquero, y a los profesores que la acompañaron. Actualmente, brinda apoyo en matemáticas a otros estudiantes. Lamenta que haya padres que no apoyen y no motiven a sus hijos a participar en las Olimpiadas de Matemática.
La fe y los números
Esta joven proviene de una humilde familia católica. Su mamá, Rosibel García, atiende un bazar/librería; su papá, Tony Acuña, es agente de vigilancia en una escuela.
Kristel cuenta que sus parientes se reúnen varias veces al año para orar juntos, esto -según dijo- la acercó mucho a la fe. Desde muy pequeña empezó a servir en el altar como monaguilla, al poco tiempo ya quería ser lectora, sin embargo, como no alcanzaba el ambón tuvo que esperar a crecer un poco más.
A los 13 años de edad empezó a participar de la Pastoral Juvenil, una experiencia que le permitió conocer más a Jesús. “Entendí que Dios no era un señor de barba blanca, lejano, sino alguien realmente cercano, como un amigo. Esa es la imagen más grande que tengo de Dios: un amigo, cercano, amoroso, tierno”, detalló.
Y agregó: “Lo empecé a ver así a través de lo que me contaban mis compañeros de Pastoral Juvenil y, cuando empecé a ser animadora, pude notar el efecto que esto puede tener siendo ese puente entre Dios y un joven”.
Kristel lamenta que haya personas adultas que tienen ideas estereotipadas o erróneas acerca de los jóvenes, por eso considera importante que tengan un espacio dentro de la iglesia donde no se sientan juzgados, sino aceptados y acompañados.
Sobre proyectos a futuro, Kristel sueña con viajar mucho y ayudar a estudiantes de zonas alejadas y de bajos recursos, pues se siente identificada con ellos.
Añade que cuando se instale en Estados Unidos lo primero que hará es buscar dónde queda el templo católico más cercano.