A las afueras de la Basílica Nuestra Señora de los Ángeles cada domingo, entre las 10:00 a.m. y las 2:00 p.m., hay una fila que en ocasiones se extiende hasta la mitad de la plazoleta. Son fieles que esperan la bendición.
Una niña con un hermoso vestido lleva entre sus manos una imagen del Niñito Dios y un dibujo de la crucifixión hecho por ella misma; más atrás, hay una familia que salió a las 4:00 a.m. de Guanacaste; también hay un joven lleva su título universitario, un matrimonio joven… Y así, constantemente llegan fieles de todas partes.
Adentro, también se imparten bendiciones desde el altar. El rector, Pbro. Miguel Adrián Rivera, recibe entre sus brazos a un bebé de apenas 14 días de nacido, lo lleva hasta los pies de La Negrita y allí bendice al pequeño. Otra mujer le muestra su vientre y le pide una oración por su embarazo. Una persona muestra una fotografía de un familiar enfermo y pide por su sanación.
Un santuario lo es por y para sus peregrinos. La Basílica Nuestra Señora de los Ángeles, en Cartago, lo tiene muy claro, por eso busca acoger a los visitantes de la mejor manera, sobre todo en lo que se refiere a atención espiritual.
Pero también hay detalles importantes como guía, información, baños, alimentación, zonas de descanso, entre otros. Justamente, se viene desarrollando una Pastoral de Acogida y además se han establecido una serie de servicios para que los asistentes tengan una grata experiencia.
Lo principal: la Espiritualidad
La mayor afluencia de peregrinos ocurre el domingo. Durante la mañana, los sacerdotes se turnan para dar el Sacramento de la Reconciliación. Debido a la gran cantidad de personas alrededor del mediodía, la Santa Eucaristía se celebra a las 10:00 a.m., a las 12:00 pm. y a las 2:00 p.m.
A las 11:00 a.m. comienza la acogida. Cuatro sacerdotes se encargan de impartir bendiciones y de asperjar agua bendita, mientras las Misioneras Clarisas rezan el conocido como Rosario del Peregrino.
Tres sacerdotes se colocan en el altar y uno en las afueras del templo. Las personas llevan a sus niños no bautizados, traen sus exvotos, imágenes, rosarios, recuerdos… También piden oración o consejo.
El Padre Miguel expone que lo principal es atender la necesidad espiritual. Pero también se busca dar espacio a la devoción popular y a la expresiones de fe. Por otro lado, además, informa que se colocó una rotulación bilingüe y que ya las personas tienen permitido sentarse en los jardines y, si lo desean, compartir una comida con amigos y familiares.
“Tratamos de brindarles todos los servicios posibles, como baños, restaurante, parqueo, jardines… Es muy importante brindarles una buena acogida a los peregrinos. Oramos por sus peticiones, presentamos a los niños sin bautismo ante la imagen, bendecimos objetos religiosos, familias enteras. Sobre todo queremos fomentar el ambiente de Santuario”, comentó el padre Miguel.
La hermana Johanna Rodríguez, misionera clarisa, cuenta que intentan dar un caluroso recibimiento a los visitantes, quienes vienen de todas partes del país y hasta del extranjero para ponerse a los pies de La Negrita, hacer sus peticiones o agradecer.
“La idea es acogerlos y acompañarlos, que puedan expresar sus sentimientos, de alegría, dolor, incertidumbre... Muchas veces nos acercamos o ellos mismos se acercan y nos cuentan sus intenciones, algunas veces con lágrimas en los ojos. Con la gracia de Dios, uno trata de ayudarlos”, comentó la religiosa.
Una visita completa
Usted, por ejemplo, puede llegar a la Basílica por la mañana. Si viene en automóvil puede estacionar en el parqueo que está detrás del templo. Una vez dentro del Santuario puede pedir el Sacramento de la Reconciliación y luego participar de la Santa Eucaristía o del Rosario del Peregrino (después de la Misa de 10:00 a.m.).
Luego puede pedir la bendición de una imagen, un rosario o un exvoto, visitar la capilla interna donde está expuesto el Santísimo e ir a donde está la Piedra del Hallazgo y el Museo. De vuelta puede llenar una botellita de agua bendita en La Pilita.
También puede comprar algún artículo en la Tienda del Santuario y almorzar en la Cocina del Santuario o, si lo prefiere, puede llevar algo preparado y comerlo en los jardínes alrededor de la Basílica.
Puede ir solo, acompañado, en familia o con amigos. Incluso, si se trata de un grupo pastoral o un movimiento puede coordinar la visita con la Basílica para llegar un día a una hora determinada, recibir la bienvenida por parte de un sacerdote y hacer un recorrido.
Testimonios de peregrinos
Karla Aguilar y Adriana Amendares venían desde Nicaragua para recibir un tratamiento contra el cáncer. Ellas contaron que se hospedan en Casa de la Esperanza, en Paseo Colón, y que quisieron visitar el Santuario porque habían escuchado mucho sobre la Virgencita de los Ángeles y el agua de la Pilita.
Por su parte, Sandra Nikas vive desde hace más de 50 años en Estados Unidos, hizo una visita a una amiga de Cartago y aprovechó para ir a la Basílica. “No sabía que daban bendiciones, fue muy especial, le conté al padre que tengo diabetes y le pedí que orara por mí”, compartió.
Miguel Quirós vino con su esposa desde La Fortuna de San Carlos, en el cruce de Naranjo se encontró con otros familiares que venían desde Santa Cruz, Guanacaste. “En 2011 caminé desde La Fortuna hasta Cartago, tenía una petición muy especial, pedía a Dios por una esposa y, efectivamente, me mandó una esposa guapísima, ya tenemos una hija y otra que viene en camino”, contó.
De igual manera, Eliécer Fernández venía desde Guápiles, con su esposa y dos hijos. “Vengo a dar gracias a Dios y a pagar una promesa”. También Maricruz Mora y Luis Diego Flores llegaron para ofrecer su matrimonio a Nuestra Señora y pedir su acompañamiento, asimismo, pidieron su guía para encontrar una manera de servir en la Iglesia ya como pareja de casados.
