El día comenzó muy temprano con la preparación de los diarios y el viaje por tierra hasta el lado tico del Río San Juan, atravesando la Trocha 1856, construida en el gobierno de Laura Chinchilla al calor del conflicto limítrofe que llevó a Costa Rica y a Nicaragua hasta el Tribunal Internacional de Justicia de la Haya, en Holanda, donde se ratificó la soberanía nacional sobre este territorio.
Luego de pasar los controles del ejército de Nicaragua, ya en la isla no hay caminos, sino que se transita por fincas de zacatales altos y suelo fangoso. Tal fue la complicación, que un lugareño prestó una carreta y un caballo para poder llevar los diarios de alimentos, y aún así fue necesario que todos los que iban empujaran la carreta para poder llegar.
Es la segunda vez que Monseñor Román visita esta porción de su diócesis, esta vez lo hizo acompañado de los fraile de la Parroquia de La Rita, encabezados por el Padre Higinio Barría Álvarez y por laicos como Elba González, quien tiene casi tres años de trabajar en Delta Costa Rica, tiempo durante el que ha conocido las necesidades de los pobladores de esta zona fronteriza del país.
“Carecen de todo, siembran lo poco que se comen, y cuando necesitan comprar van al lado nicaragüense, pero el problema es que no hay trabajo, muchos son peones agrícolas de fincas, pero tienen muy pocos ingresos”, dijo.
Igual situación viven en el tema de la salud y la educación, porque por ejemplo, para ir al Ebais más cercano, en Puerto Viejo de Sarapiquí, tienen que pagar una lancha que les cobra 5 mil colones de ida y 5 mil de vuelta, un dinero que muchos no pueden pagar. En el caso de la educación, los niños que asisten a la escuela, que no son todos, van a los centros nicaragüenses, pues lo ticos quedan muy lejos.
Fray Higinio explicó que ellos, pertenecientes a la Orden de San Agustín, llegaron a la parroquia en agosto del 2017, y fue hasta hace 3 meses que se pudo comenzar a ir a Calero una vez al mes, por las dificultades que representa llegar hasta allá. “Estamos celebrando esta Misa aquí en un lugar que es prestado por una familia, pero el proyecto es construir una capilla propia, gracias a Dios ya se donó el terreno”, dijo.
Sobre la realidad social en la isla, el religioso explicó que el primer problema es no tener agua potable ni luz eléctrica, ni tampoco centros de salud ni escuelas cerca, por eso, uno de sus primeros proyectos será levantar un censo de la población, que calcula en unas 500 personas, a fin de gestionar ante las autoridades un centro de salud y otro educativo para la comunidad.
En el ámbito de la fe, reconoció que se trata de una comunidad abandonada por la Iglesia, al punto de que pobladores católicos van a cultos evangélicos del lado nicaragüense porque es lo único que tienen acceso.
Monseñor Javier, quien en esos días cumplió 6 años como Obispo de Limón, se refirió a esta situación en su homilía y pidió disculpas por todo el tiempo en que fueron dejados de lado de parte de la Iglesia. Dijo que seguirá apoyando los esfuerzos que se hagan para acompañarlos a fin de conseguir entre todos mejores condiciones de vida.
Quienes deseen apoyar el trabajo de los frailes en esta comunidad pueden comunicarse a la parroquia al 2763-2702, o al 6375-7375 del Padre Higinio. También a través de Monseñor Javier en la Curia Diocesana de Limón.
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