María fue transportada a un hospital de la cercana localidad de Nettuno, donde perdonó a su asesino de todo corazón, invocó a la Virgen y murió veinticuatro horas después, el 6 de julio de 1902. Alejandro se convertiría tiempo después, comenzando a vivir una vida cristiana.
María Goretti fue beatificada en 1947 y canonizada tres años después por el Papa Pío XII, quien en su homilía la presentó como modelo para la niñez y la juventud “a no abandonarse lamentablemente a los placeres efímeros y vanos, a no ceder ante la seducción del vicio, sino, por el contrario, a luchar con firmeza, por muy arduo y difícil que sea el camino que lleva a la perfección cristiana, perfección a la que todos podemos llegar tarde o temprano con nuestra fuerza de voluntad, ayudada por la gracia de Dios, esforzándonos, trabajando y orando”.