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Tus dudas: ¿Nos explica el pasaje de los cerdos endemoniados?

By Mons. Vittorino Girardi S. Abril 04, 2022

“El día en que nos corresponde escuchar el relato del milagro de los demonios expulsados por Jesús y que entran en la piara de cerdos que se echan a la mar y se ahogan, en mí vuelven a surgir varias preguntas: ¿cómo era posible una piara de dos mil cerdos sueltos y pastando, y por qué Jesús con el milagro de la expulsión del demonio causó tanto daño a los encargados de los cerdos y a sus dueños, cuando la piara toda se echó a la mar y se ahogó? Monseñor, me pregunto si estoy faltando al respeto a la Sagrada Escritura, con estas preguntas que pudieran dar la impresión de ver varios sin sentidos en ese relato evangélico. Y esto es un motivo más para que le agradezca su posible aclaración”.

Ronald Hidalgo M. – Alajuela.

 

No me parece ver ninguna falta de respeto hacia la Sagrada Escritura, estimado Ronald. Se han dado muchas explicaciones e interpretaciones de este relato, y se ha afirmado de parte de muchos exégetas y estudiosos de los Evangelios que “es uno de los relatos de milagros, más difícil de explicar”.

No olvidemos que hay alguna diferencia de redacción entre los Evangelistas, pero resulta del todo claro que el episodio narrado es substancialmente el mismo, y este hecho lleva a confirmar su historicidad.

Ahora bien, de las varias explicaciones, la más admitida es la que afirma que se trata de un “midrash” elaborado sobre una base de un hecho real.

No olvidemos que por midrash se entendía una explicación libre de un texto bíblico, o de un hecho o de una verdad contenidos en la Sagrada Escritura, llevada a cabo con abundantes comparaciones y relatos fantásticos e imaginarios. Sabemos, además, que era un método y un recurso pedagógico común también en los tiempos de Jesús entre los rabinos y maestros de la Ley.

En nuestro caso, el hecho real corresponde al milagro de la liberación y sanación de un poseído por el demonio, pero ese hecho real está presentado en relación e inclusive con expresiones propias de un texto del profeta Isaías, 65, 1-5. Y todo con la expresa finalidad de presentar a Jesús como Salvador, no sólo del pueblo judío, sino también de los pueblos paganos, en conformidad con lo que afirma el profeta Isaías de Dios en relación con los pueblos no judíos. Esta clara intención aparece desde el nombre del lugar en donde San Marcos sitúa el milagro; él afirma que aconteció en Gerasa, una ciudad 60 kilómetros lejos del lago de Genesareth, pero una ciudad de “gentiles”, no de judíos. Esto es lo que realmente le interesa a San Marcos, no la exacta localización… y él, como nosotros, bien sabía que los cerdos no podían recorrer 60 kilómetros para echarse y ahogarse en el mar.

Desde el primer versículo del capítulo 5, a Marcos le interesa decirnos que Jesús y los suyos, llegaron a la región de los gerasenos (es decir, de los paganos) y en esto corresponde a lo que nos dice Isaías 65, 1: “me he dejado encontrar por quienes no me buscaban”, es decir, de los paganos.

Del endemoniado furioso, Marcos nos dice que “habitaba en los sepulcros y nadie podía sujetarlo” (5, 3), e Isaías afirma, refiriéndose a los paganos: “viviendo entre sepulcros” (65, 4)… Y así hay otras expresiones de Marcos que son muy afines a las del texto de Isaías. Un ejemplo: Si este profeta dice de los paganos que “comen carne de cerdos”, Marcos nos informa que los demonios piden entrar en los mismos animales impuros. La idea o enseñanza sugerida es del todo evidente para los lectores judíos y para los convertidos del paganismo: hay que abandonar toda forma de paganismo, como un judío sabe que debe alejarse de los cerdos: lo uno y los otros (paganismo y cerdos) son impuros. Hay más coincidencias entre el texto y las ideas sugeridas por el profeta Isaías, y el relato de Marcos, pero lo que he hecho notar hasta aquí ya es suficiente (¡espero!) para afirmar que el Evangelista nos ofrece un relato histórico en su núcleo, a saber, la expulsión de un demonio, realizado por Jesús, evidenciando una vez más el pleno dominio que Él tiene sobre el mundo demoníaco. Sin embargo, el hecho histórico le ofrece a San Marcos una ocasión propicia para describir un midrash, es decir, una narración en que aparece del todo evidente que Jesús realizó milagros también en tierra de paganos y que Él se reveló también a ellos. Lo comprueba la información que nos da el Evangelista, según la cual, Jesús deja allá en la tierra de paganos, considerados impuros por los judíos, como misionero, al mismo endemoniado ya liberado. A él que le quiere seguir, Jesús le pidió: “Vete a tu casa, donde los tuyos, diles lo que el Señor ha hecho contigo y que ha tenido compasión de ti”. Y el Evangelista continúa su información asegurándonos que “él se fue y empezó a proclamar por Decápolis (con este término se indicaban diez ciudades no habitadas por judíos) todo lo que Jesús había hecho con él y todos quedaban maravillados” (Mc 5, 19-20).

Discutir el por qué se ahogaron los cerdos y si es posible que tales animales quedaran endemoniados y cómo pudieran llegar al acantilado tan lejano, son pormenores que no interesaban al Evangelista, aunque de ellos se sirviera para afirma con insistencia que Jesús es el Bienhechor y Salvador de todos, judíos y paganos.

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