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Pedro y sus negaciones

By Pbro. Mario Montes M. / Animación bíblica, Cenacat Mayo 12, 2021

Seguimos con los protagonistas de la pasión de Cristo y uno de ellos, como bien sabemos, fue el apóstol Pedro. Los resultados de la investigación, a la luz de las teorías modernas en psicología, junto a la evidencia bíblica, indican que Pedro era de temperamento colérico, básicamente debido a su impulsividad y tendencia natural al liderazgo. Aun así, Jesús, por su parte, mostró por Simón una predilección que aparece patente desde el primer encuentro que tuvo con él (ver Jn 1,40-42).

En los relatos de la Pasión, nos damos cuenta de quién es, pese a que negó a Jesús tres veces, aun cuando le había prometido ir hasta la muerte por él (Mt 26,31-35; Mc 14,27-31; Lc 22,31-34; Jn 13,36-38). Pero, a la hora de la verdad, cuando más miedo e inseguridad sintió por su vida, a costa de Jesús, el apóstol lo negó… (Mt 26,69-75; Mc 14,66-72; Lc  22, 56-62; Jn 18,15-18.25-27).  San Lucas nos lo cuenta así:

Encendieron fuego en medio del patio, se sentaron alrededor de él y Pedro se sentó entre ellos. Una sirvienta que lo vio junto al fuego, lo miró fijamente y dijo: “Este también estaba con él”. Pedro lo negó diciendo: “Mujer, no lo conozco”. Poco después, otro lo vio y dijo: “Tú también eres uno de aquellos”. Pero Pedro respondió: “No, hombre, no lo soy”. Alrededor de una hora más tarde, otro insistió, diciendo: “No hay duda de que este hombre estaba con él; además, él también es galileo”. “Hombre”, dijo Pedro, “no sé lo que dices”. En ese momento, cuando todavía estaba hablando, cantó el gallo. El Señor, dándose vuelta, miró a Pedro. Este recordó las palabras que el Señor le había dicho: “Hoy, antes que cante el gallo, me habrás negado tres veces”. Y saliendo afuera, lloró amargamente (Lc 22,55-62).

 

Vayamos a los diversos momentos de sus negaciones:

 

  • Lc 22,54: Jesús ya arrestado es conducido a la casa del Sumo Sacerdote. De Pedro se dice que lo seguía de lejos. En Lc 22,33 Pedro había dicho ¡Señor, estoy dispuesto a ir contigo a la cárcel e incluso a la muerte! De momento aún le sigue y parece que solo él. Del resto de los discípulos no se dice nada.
  • Lc 22,55: los que lo arrestaron encienden un fuego, que no solo da calor sino también luz y Pedro se sentó junto con ellos. Todo indica que se comporta como uno más, uno que se oculta entre otros en medio de la noche y de los acontecimientos que se están dando. Sin embargo, la luz de la fogata servirá para que él sea identificado.
  • Lc 22,56-57: primera negación de Pedro. Ante la afirmación de una criada de que Pedro estaba con él, es decir, que aquel hombre allí sentado formaba parte de los seguidores de Jesús, Pedro lo negó diciendo: “¡Mujer, no lo conozco!”
  • Lc 22,58 segunda negación de Pedro. No sabemos si Pedro siguió en el mismo lugar o si se había apartado un poco. Lo cierto es que un momento después otra persona, un hombre, interviene y afirma: “tú también eres uno de aquellos”. A lo que Pedro niega ser uno de ellos: ¡No, hombre, no lo soy! Él niega estar asociado al grupo de los seguidores de Jesús, de los que andaban con Él.
  • Lc 22,59-60: tercera negación de Pedro. Quizás ya Pedro daba todo por aclarado o terminado, pero pasada aproximadamente una hora, otro hombre, descubriendo el origen galileo de Pedro, insiste en que éste estaba con Jesús, que era uno de los compañeros de Él. Su respuesta es: ¡hombre, no sé lo que dices!

 

Pedro niega que conoce a Jesús, que es uno de sus compañeros y saber de qué habla el tercero. Observemos que Pedro no es enfrentado con violencia alguna por ninguna de las tres personas que lo encaran. Si tan solo hubiera afirmado lo que los otros decían, no hubiera estado en peligro, pero el miedo lo venció. San Lucas agrega: “En ese momento, cuando todavía estaba hablando, cantó el gallo”. Ahora se cumple la profecía de Jesús en Lc 22,34: “Te aseguro, Pedro, que hoy, antes de que cante un gallo, habrás negado tres veces que me conoces”.

 

  • Lc 22,61: la mirada de Jesús a Pedro y el recuerdo por parte de él de lo que se le había anticipado en Lc 22,34.
  • Lc 22,62: las lágrimas amargas de Pedro. San Lucas es muy expresivo al mostrar la intensidad del dolor y arrepentimiento que vive Pedro. El actor llamado James Farentino, que lo interpreta muy bien, en la serie tan conocida de “Jesús de Nazareth”, aparece llorando desesperadamente, poco después de la muerte de Cristo.

 

El Papa emérito Benedicto XVI, afirma lo siguiente: “Ahora bien, la generosidad impetuosa de Pedro no lo libra de los peligros vinculados a la debilidad humana. Por lo demás, es lo que también nosotros podemos reconocer basándonos en nuestra vida. Pedro siguió a Jesús con entusiasmo, superó la prueba de la fe, abandonándose a él. Sin embargo, llega el momento en que también él cede al miedo y cae: traiciona al Maestro (cf. Mc 14, 66-72). La escuela de la fe no es una marcha triunfal, sino un camino salpicado de sufrimientos y de amor, de pruebas y de fidelidad que hay que renovar todos los días.  Pedro, que había prometido fidelidad absoluta, experimenta la amargura y la humillación de haber negado a Cristo; el jactancioso aprende, a costa suya, la humildad. También Pedro tiene que aprender que es débil y necesita perdón. Cuando finalmente se le cae la máscara y entiende la verdad de su corazón débil de pecador creyente, estalla en un llanto de arrepentimiento liberador. Tras este llanto ya está preparado para su misión…” (Audiencia general, miércoles 24 de mayo 2006).

Sabemos que Jesús lo perdonó y redimió de su pecado, gracias a la triple confesión de apóstol arrepentido, confesando tres veces su amor hacia él (Jn 21,18-19).

 

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