Rajab era una prostituta vecina de Jericó, en los tiempos de la conquista a cargo de Josué. Su historia la encontramos en Jos 2. Josué envió a dos espías a examinar el país de Canaán y fueron recibidos por ella en su casa, quien los escondió cuando los habitantes de Jericó querían prenderlos. Ella, a cambio, los rogó que la protegieran, como también a su familia, en el momento de la invasión y así ellos lo hicieron, previa a una señal (Jos 6,22-23). Ella, en su momento, les hizo esta recomendación: “Vayan hacia la montaña para que sus perseguidores no puedan alcanzarlos. Manténganse ocultos allí durante tres días, hasta que ellos estén de regreso, y después podrán seguir viaje”. Los hombres le respondieron:
Cuando nosotros entremos en el país, tú atarás este cordón escarlata a la ventana por la que nos hiciste bajar, y reunirás contigo, dentro de la casa, a tu padre, a tu madre, a tus hermanos y a toda tu familia. Si alguno sale fuera de las puertas de tu casa, su sangre caerá sobre su cabeza y nosotros seremos inocentes. Pero la sangre de todos los que estén contigo, dentro de la casa, caerá sobre nuestras cabezas, si alguien pone su mano sobre alguno de ellos. En cambio, si nos delatas, quedaremos libres del juramento que nos has exigido”. “Que se cumpla lo que acaban de decir”, replicó ella, y los dejó partir. Apenas se fueron, la mujer ató a la ventana el cordón escarlata (Jos 2,16-21).
Una cinta roja. Significado
“En el Antiguo Testamento, encontramos varias menciones a la cinta roja. Una de las más conocidas es la historia de Rahab, en el libro de Josué. Rahab era una prostituta que vivía en Jericó, una ciudad que iba a ser conquistada por los israelitas. Rahab ayudó a dos espías israelitas y, como recompensa, ellos le prometieron que, tanto ella como su familia, serían salvadas cuando la ciudad fuera destruida. Para señalar su casa y asegurarse de que nadie la dañara, se le pidió a Rahab que atara una cinta roja en la ventana. Esta cinta roja se convirtió en un símbolo de protección y salvación.
Otro pasaje importante que menciona la cinta roja, se encuentra en el libro de Levítico. En este libro, se establecen las leyes y regulaciones para el pueblo de Israel. Uno de los rituales que se realizaba era la purificación de los leprosos. Después que un sacerdote declarara a una persona como pura, se le pedía que tomara dos pájaros vivos, madera de cedro, hisopo y cinta roja. El sacerdote debía matar uno de los pájaros, en un recipiente de barro con agua, y luego rociar al leproso con la mezcla de sangre y agua. Después, debía tomar el pájaro vivo, el hisopo, la madera de cedro y la cinta roja, y rociar nuevamente al leproso para purificarlo. En este caso, la cinta roja era un símbolo de redención y restauración.
En el Nuevo Testamento, la cinta roja también adquiere un significado especial. En el libro del Apocalipsis, se describe a Jesucristo como el "Cordero de Dios". En uno de los versículos, se menciona que Jesús tiene una cinta roja en su muslo. Esta imagen simboliza la victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte, y su papel como salvador y redentor. En resumen, la cinta roja es un símbolo que ha adquirido un significado profundo dentro de la Biblia. Su etimología y origen se encuentran en diferentes pasajes bíblicos, que hacen referencia a este elemento. La cinta roja representa la protección divina, la gracia y la redención. A través de historias como la de Rahab y los rituales de purificación en el Antiguo Testamento, así como la imagen de Jesús en el Nuevo Testamento, la cinta roja se ha convertido en un recordatorio poderoso, de la presencia y el amor de Dios en nuestras vidas…” (https://diccionariobiblico.org/cinta-roja).
Por su parte, esta mujer, cananea y prostituta, no fue considerada indigna de figurar entre los antepasados de Jesucristo (Mt 1,5). El texto de Heb 11,31 la alaba por su fe y Sant 2,25 por sus obras. Los Santos Padres ven en ella una figura de la Iglesia; y en el cordón rojo por el que fue salvada, la sangre redentora de Cristo. De ahí que aquel cordón escarlata o cinta roja, tuvo la misma función protectora que la sangre del cordero, con la que se barnizaron las puertas de las casas de los hebreos allá en Egipto, en los días del éxodo (Éx 12,12).
Las cintas del Nazareno
Entre nosotros, especialmente en Cartago (Parroquia de Cot), existe una costumbre de colgar cintas de colores de la imagen del Nazareno o del Cristo Negro de Esquipulas, respectivamente. Algunas miden hasta 100 metros de largo, en la llamada Procesión de las Promesas. Al finalizar la procesión, las cintas se recortan. Las personas llevan la carrucha de cinta y reparten las tiras a familiares, amigos o vecinos. Por su parte, la parroquia de Cot conserva los trozos restantes, para llevarlos a personas con alguna enfermedad, ponerlos a disposición de los fieles que deseen o colocarlos en la imagen peregrina de San Antonio de Padua, su patrono. Son bellos signos de nuestra fe popular. Y como decía un Jueves Santo, monseñor Mario Quirós, obispo de Cartago: “Cada una de esas cintas que van a portar, significa la intención de cada uno de nosotros, de nuestra comunidad parroquial, caminamos juntos en este tiempo de sinodalidad, entrelazados como hermanos en los lazos del espíritu, que fortalece la caridad y la unidad”.