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La fiesta de la Candelaria

By Pbro. Mario Montes M. / Animación bíblica, CENACAT Enero 31, 2025
La bendición de las candelas, tan querida por nuestra gente en las parroquias, es, junto con la Vigilia Pascual, una celebración de la luz. La bendición de las candelas, tan querida por nuestra gente en las parroquias, es, junto con la Vigilia Pascual, una celebración de la luz.

Para “cerrar con broche de oro”, como decimos, acerca del tema de la luz y su pluralidad de significados bíblicos, hoy celebramos otra fiesta de la luz: la Presentación del Señor en el templo de Jerusalén (Lc 2,22-40), en la que vemos al Salvador proclamado por el anciano Simeón, como luz para iluminar a las naciones paganas y gloria de su pueblo Israel (Lc 2,32). El pueblo cristiano la conoce como fiesta de la Candelaria. Esta fiesta comenzó a ser conocida en Occidente, desde el siglo X, con el nombre de Purificación de la bienaventurada Virgen María. Fue incluida entre las fiestas de Nuestra Señora. Pero esto no era del todo correcto, ya que la Iglesia celebra en este día, esencialmente, un misterio de nuestro Señor.

En el calendario romano, revisado en 1969, se cambió el nombre por el de "La Presentación del Señor". Esta es una indicación más verdadera de la naturaleza y del objeto de la fiesta. Sin embargo, ello no quiere decir que dejemos de lado el papel importantísimo de María, en los acontecimientos que celebramos. Los misterios de Cristo y de su madre están estrechamente ligados, de manera que nos encontramos aquí con una especie de celebración dual, una fiesta de Cristo y, a la vez, de María su madre.

La Candelaria

En efecto, antes era conocida esta fiesta como La Candelaria, pues proviene de una advocación mariana española: Nuestra Señora de la Candelaria, aparecida en Tenerife (Islas Canarias), al suroeste de España, en el siglo XV. En torno al año 1392 o 1400, una imagen de la Virgen María que representaba esta advocación, fue encontrada a la orilla del mar por dos pastores guanches de la isla canaria de Tenerife (lo que es actualmente España).​ Tras el hallazgo de la imagen de la Virgen en Canarias y su identificación iconográfica con el acontecimiento bíblico de la Presentación del Niño Jesús y la Purificación de María, la fiesta empezó a celebrarse con un carácter mariano en el año 1497, cuando el Adelantado de las Islas Canarias, Alonso Fernández de Lugo, celebró la primera Fiesta de Las Candelas (ya como Virgen María de La Candelaria), coincidiendo con la Fiesta de la Purificación, el 2 de febrero. Su devoción está muy extendida por España y América Latina. En Costa Rica es la patrona del cantón y de la parroquia de Esparza.

Cristo luz

El niño Jesús es llevado al templo por sus padres (Lc 2,22). Y ellos fueron recibidos por dos ancianos, Simeón y Ana (Lc 2,25-38). Simeón, al recibirlo en sus brazos y al alabar a Dios, exclamó:

Ahora, Señor, puedes dejar que tu servidor muera en paz, como lo has prometido,

porque mis ojos han visto la salvación

que preparaste delante de todos los pueblos:

luz para iluminar a las naciones paganas y gloria de tu pueblo Israel (Lc 2,29-32).

El cántico es conocido como Nunc Dimittis (“Ahora partamos” o “Ahora dejas”), combina varias bíblicas, de la segunda parte del libro del profeta Isaías: “Mis ojos han visto la salvación” (Is 52,10); “luz para iluminar a las naciones” (Is 42,6; 49,6). Pero, ¿qué luz brota de Jesús? ¿Qué salvación ha visto en realidad este viejito de Jerusalén?  Sólo es un niño. Un Verbo que todavía no habla, este recién nacido que sólo sabe llorar, ser amamantado y sonreír ante los abrazos.

Simeón ha captado lo esencial: la luz de Dios es Jesús, luz encarnada, carne iluminada, historia fecundada, amor en todo amor. La salvación no es una obra en particular, sino Dios que ha venido en persona.  Sí, la salvación es una persona, luz encarnada de Dios, su evangelio, su Reino, al mismo tiempo luminoso y secreto. Es este divino Niño que ha nacido para que yo nazca, él mezcla su vida con la mía y de él nadie me podrá separar jamás. Esta es una luz preparada para Israel y para todos los hombres.

En la última oración del día, al caer la noche, mucha gente que ora con la oración llamada “Completas”, ancianos fieles y jóvenes profetas, desde siglo y milenios, en todos los rincones de la tierra, todos ellos repiten estas mismas palabras de Simeón. Esta oración que conocemos en latín como “Nunc dimittis servum tuum Domine”, se ha hecho nuestra oración.  Son palabras consoladoras, llenas del Espíritu, que dan el reposo a cada jornada hasta el día que no tendrá fin. Con Simeón también yo quiero decir: “Ahora, Señor, puedes dejar a tu siervo irse en paz, porque mis ojos han visto tu salvación... han visto tu Luz” Sí, he visto la luz.  Es un acto de fe que quiero repetir con los ojos abiertos: “He visto la luz”.  He visto a Dios en acción en la tierra, hoy, encendido como una luz que arde de improviso, como florecimiento inesperado.  He visto vidas que se vuelven a poner en pie.  He visto al Mesías allí donde el mundo no ve más que dolor y muerte.

La procesión de las candelas

La bendición de las candelas, tan querida por nuestra gente en las parroquias, es, junto con la Vigilia Pascual, una celebración de la luz. Cristo es la luz del mundo (Lc 8,29-32; Jn 8,12; 11,9), que nos comunica la vida nueva en el bautismo, e ilumina nuestro camino hacia el cielo. En las manos de los cristianos, el cirio o candela encendida es símbolo de la fe, que es participación de la luz divina (1 Jn 1,5-7).

Por eso todos llevamos un cirio en todos los momentos importantes de nuestra vida de bautizados: cuando recibimos el sacramento del bautismo, el día de nuestra primera comunión, al renovar las promesas bautismales. Esta misma renovación de las promesas en la Vigilia Pascual, en la profesión religiosa de los consagrados y, en particular, al acercarse el paso de este mundo al Padre.

Finalmente, el Cirio Pascual en los funerales o exequias cristianas, expresa justamente el paso a la Pascua eterna. Si los cristianos vivimos de la esperanza y somos “personas que esperan...”, el cirio o candela encendida subrayan o ponen de manifiesto, esta actitud tan hermosa y cristiana y la procesión de las candelas expresa muy bien nuestro caminar al encuentro de Cristo que viene... Celebremos hoy domingo con alegría esta fiesta de la Presentación del Señor y acojamos al Niño, Luz de luz, que es Cristo.

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