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Art. 35: Las últimas dos visitas episcopales

By Pbro. Fernando A. Vílchez Campos. Noviembre 13, 2020
Obispo Dr. don Esteban Lorenzo de Tristán y Esmenota (1775-1783) realiza la décima visita episcopal en 1782. Obispo Dr. don Esteban Lorenzo de Tristán y Esmenota (1775-1783) realiza la décima visita episcopal en 1782.

Durante toda la colonia únicamente en once ocasiones el Obispo de León realizó la visita canónica a Costa Rica.

La décima visita canónica a la Provincia de Costa Rica la realizó el Obispo Dr. don Esteban Lorenzo de Tristán y Esmenota (1775-1783), durante prácticamente todo el año 1782.

Su presencia comenzó en enero de 1782, estuvo en las Villas de Las Cañas, Bagaces y Guanacaste y continuó hacia Esparza, en donde estaba a inicios de marzo. A Cartago debió llegar en los últimos días de marzo o en los primeros días de abril. Visitó todas las Parroquias y doctrinas centrales y a mediados de diciembre salió de Cartago. Llegó a León en enero de 1783.

Para evitar los abusos que tenían lugar en las “piezas” de la Cofradía de Nuestra Señora de los Ángeles, el Obispo ordenó que la imagen de la Virgen de los Ángeles se trasladara el 1º de agosto de cada año a la iglesia parroquial, en donde se celebraría la fiesta, prohibiendo que se celebraran comidas, cenas y bailes en dichas “piezas” -dando origen a la tradición de la “pasada”-. El 14 de agosto de 1782 declaró patrona de Cartago a la Virgen de los Ángeles, por petición de los frailes franciscanos y del Ayuntamiento de la ciudad.

El Obispo Tristán dispuso que se edificara en estas “piezas” una Escuela de gramática –la primera de la Provincia–; que fue inaugurada el 26 de noviembre de 1782 -estando aún el Obispo en Cartago- para lo cual hizo venir al P. José Antonio Bonilla desde León.

También por interés del Obispo se creó en Cartago en 1784 -posterior a la visita, pero fruto de ella- el Hospital de San Juan de Dios -que no corresponde al actual-, para la cual se pide la colaboración a la orden del mismo nombre, la cual envía al P. Pablo Bancos.

Sin embargo, ambas iniciativas del Obispo Tristán enfrentaron dificultades con las autoridades civiles, por lo que poco después fueron clausuradas; pero se manifiesta la preocupación del Obispo por la educación y la sanidad de la Provincia.

El cura de Heredia, don Juan Manuel López del Corral, el 18 de setiembre de 1782 pidió licencia al Obispo para erigir una ermita en La Lajuela. El mismo Obispo bendijo el oratorio, el 12 de octubre de 1782, para la atención de los barrios de Ciruelas, Poás, Río Grande y La Lajuela misma, siendo el origen de la ciudad de Alajuela o Villa Hermosa.

La pobreza de Costa Rica era extrema y sus efectos se dejaban sentir inclusive en el orden religioso, al punto que el Obispo constató la dramática situación en la que se encontraban la iglesia parroquial de Cartago -cerrada y abandonada, al punto que los oficios religiosos se celebraban en la iglesia de La Soledad-, las de San José o Villa Nueva, Esparza, Bagaces y Guanacaste; lo cual buscó corregir.

El Obispo Tristán constata que muchos fieles no cumplían con los preceptos anuales de confesión y de comunión, ni con la Misa dominical, en buena parte por la pobreza en que vivía la generalidad de los habitantes de la Provincia; pues el P. López del Corral le informó que en el Valle de Barva o de Heredia había muy pocas familias que tenían el vestido necesario para asistir a las celebraciones y por ello muchos se privaban de ello.

La visita pastoral del Obispo Tristán, desde cualquier punto de vista que se la considere, fue de las más útiles y provechosas para la Iglesia de Costa Rica, de cuantas practicaron los Obispos de León.

La undécima y última visita canónica de un Obispo de León a Costa Rica, la realizó el religioso dominico Obispo Fray Nicolás García Jerez O.P. (1806-1825), en 1815, con una duración de apenas dos meses.

Para impedir el cierre de la Casa de Enseñanza del ayuntamiento de San José –fundada en 1814–, el Obispo la colocó bajo el cuidado de la Iglesia y con el patrocinio de Santo Tomás de Aquino (1225-1274). La dotó de un terreno propio, materiales y financiamiento. Se impartían entonces lecciones de Gramática, Filosofía, Derecho Canónico y Teología e integraban su personal docente figuras tan notables como el bachiller Rafael Francisco Osejo (h.1790-1848) -su primer Rector entre 1814 y 1815-, el P. José Arguedas, el P. José Alvarado, entre otros. Fue la base para la primera Universidad de Costa Rica en 1843.

Quiso también volver a fundar el Hospital de San Juan de Dios, aunque de nuevo el proyecto fracasó. Al igual que sus antecesores, exhortó a los sacerdotes y a los fieles al cumplimiento de sus deberes cristianos.

Las visitas episcopales en general, y particularmente sus respectivos informes, permiten acercarse a las preocupaciones pastorales de los Obispos de la época –que corresponden evidentemente al momento histórico– y a la situación real de la Iglesia de la Provincia en esos años, por ello son una fuente riquísima para su estudio

Sin duda que, los Obispos de León que visitaron Costa Rica dejaron su huella, aunque sus visitas fueron pocas y en su mayoría breves, de allí que, con ansia, sobre todo ya entrado el siglo XIX, se espera la erección de un obispado propio para la Provincia y, luego, para el nuevo Estado de Costa Rica.

 

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